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domingo, 20 de mayo de 2018

Conversando con Jesús: ¿Sueño o realidad? (2 de 5) [19 de 22] (José Martí)





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Jorge quedó completamente paralizado tras la visión (¡breve!) de los umbrales del Infierno.  De haber durado ésta un poco más no lo habría podido resistir y habría muerto. Pero lo que llegó a ver fue más que suficiente como para caer en ese estado de abatimiento y de postración en el que se encontraba. Jesús lo dejó así durante un buen rato, para que se fuera calmando y centrando sus ideas. Luego, puso su mano sobre el hombro de Jorge. Éste salió al instante de su estado de ensimismamiento y consternación. Hubo un cruce de miradas entre los dos: una de terror y esperanza; y otra de dulzura y exigencia.
Mira, Jorge. Te voy a devolver tu nombre. Vas a ser de nuevo Francisco. Sin embargo, para ello es necesario que cumplas una serie de condiciones
Francisco quedó a la expectativa, aunque de su boca no podía salir ninguna palabra: la conmoción que había experimentado se lo impedía. Se limitó a prestar toda la atención que le era posible porque sabía que en ello se jugaba su salvación o su condenación.
Me has hecho mucho daño: ¡no sabes cuánto y hasta qué punto! Han llegado hasta Mí las súplicas de miles y miles de fieles que andan desorientados y aturdidos y sin saber a qué atenerse, debido a la política de "misericordia" que has implantado. Y mis cardenales, aquellos que debían de velar por la fe y corregirte, se han acobardado, excepto unos cuantos, muy pocos. Pero también a éstos les ha faltado tener más coraje: su obligación era corregirte, como así hicieron. Tú, sin embargo, ni siquiera llegaste a responderles ni les concediste una entrevista, por más que te lo suplicaron, pensando en el bien de la Iglesia y en tu propio bien. Ante lo cual deberían de haber procedido a actuar con más contundencia y haberte hecho una corrección formal en toda regla ... ¡Pero no lo hicieron! ... y  ése es el motivo de esta aparición. Me conoces lo suficiente como para saber muy bien que Yo no suelo actuar de este modo, mediante apariciones, como ya te he dicho, a menos que sea estrictamente necesario para el bien de mi Iglesia ... ¡Y en este caso, lo es!
Francisco seguía callado y escuchando.
No voy a hacerte un relato exhaustivo de cuanto has hecho y omitido. No habría tiempo para ello. Pero sí te recordaré algunas cosas, porque si bien he tomado ya una decisión con relación a tí, antes de hacértela saber, quiero que conserves en tu memoria las razones que me han llevado a proceder del modo en el que lo estoy haciendo. Así comprenderás mejor lo que te diré después.
Francisco tenía puestos los cinco sentidos para no olvidar nada de lo que Jesús le iba a decir:
Has hecho una purga contra todos los que siguen la Tradición de la Iglesia que Yo he fundadoTe has avergonzado de Mí y quieres hacer de la Religión Católica una más, entre otras. Nunca te arrodillas ante la Eucaristía en la santa Misa, cuando todos los demás lo hacen . Has negado la existencia del infierno. Has convertido mi Religión en una "religión" meramente humana, como puede serlo el Islam y otras. Has permitido y consentido en mi Iglesia todo tipo de perversiones. Has entronizado a Lutero, admitiendo su teoría de la justificación, y colocándolo en un pedestal en el mismo Vaticano, celebrando el quinto centenario de la "Reforma" protestante"Has producido con tus "teorías, una gran división entre los Jerarcas de mi Iglesiaapoyando y elevando siempre a los más altos puestos de responsabilidad en la Iglesia a aquellos cardenales  cuyas "ideas" se aproximan más a las tuyas ... y exigiéndoles que te sean fieles. No corriges ni expulsas a aquellos que, con sus palabras y su conducta, escandalizan a mis fielesY es más: con esa falsa idea de sinodalidad que tienes y que aplicas sólo cuando te interesa,  estás dando tu consentimiento a que los protestantes puedan acceder a recibir el sacramento de la comunión, con el escándalo que eso supone.
Llevas más de cinco años de Pontificado y los resultados son catastróficos. Tienes mucha prisa en concluir la reforma de la Curia, aunque alguno de tus cardenales diga otra cosa y quieres incluso hacer un testamento para que quien te suceda en el Pontificado lleve hasta el paroxismo todas las reformas que tú has comenzado, de modo que no haya marcha atrás en ese proceso revolucionario de destrucción de mi Iglesia que tú lideras. Consientes en el seno de mi Iglesia a cardenales que alaban a Marxy estás traicionando a miles y miles de católicos, que viven en China, pactando con el gobierno comunista.
Pretendes que la fidelidad a mi Iglesia se transforme en fidelidad al Papa, o sea, en fidelidad a tí y a los que te sucedan, siempre que lleven a cabo esa revolución de tipo marxista, que tanto te gusta, y que está echando a perder la fe a centenares de miles de personasAlgo análogo ocurre con la fe en mi Presencia Real en la Eucaristía, de la que no hablas o lo haces de un modo muy  ambiguo, para no "herir" a tus amigos protestantes
Tienes a tu favor, aunque eso no te disculpa, el hecho de que, en realidad, estás siendo sólo el ejecutor de una serie de puntos que aparecen ya en algunos documentos del Concilio Vaticano II, un Concilio al que pretendes canonizar, mediante la táctica de canonizar a todos los Papas post-conciliares, aun saltándote las reglas que existen para proceder a esas canonizaciones. Ya sólo falta Pablo VI (a quien vas a canonizar el 14 de octubre de 2018) y Juan Pablo I. Imagino (es un decir) que tendrás también previsto, en tu testamento, que el próximo Papa que designes (!ya te encargarás tú de cambiar las reglas sobre el modo de sucesión en el Papado!) tenga, entre sus muchos encargos, y -además- como prioritarios, los procesos de canonización tanto de Benedicto XVI como de Francisco I ( a este último lo conoces bien).  
Fuera bromas [ya sabes que tengo un gran sentido del humor] te diré que ha sido un grave error haberle dado al Concilio Vaticano II más valor que a mis enseñanzas, hasta el extremo de que quieres hacer de este Concilio (el número 21) el comienzo de una nueva Iglesia, una Iglesia que esté más acorde con los tiempos modernos en los que vivimos. Desde luego, ésa no es la Iglesia que Yo fundé, ésa no es mi Iglesia. Ésta es, en realidad, mi principal acusación contra tí, pues ésas son tus intenciones y es de ahí de donde beben todas tus actuaciones. 
Pretendes que todos los católicos den el asentimiento de su inteligencia a todos los documentos del Concilio, así como a las Encíclicas, Exhortaciones, Motus Proprios y demás que estás imponiendo, caiga quien caiga, sin admitir ninguna corrección por parte de aquellos hijos míos, a los que tanto quiero, que siguen permaneciendo fieles a mi Palabra y a mi Doctrina, que es la Doctrina Perenne de la Iglesia. 
¿Y piensas -tú y los que piensan como tú- que os podéis burlar de Mí?
Continuará


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NOTAS: Algunos artículos de interés sobre el Concilio Vaticano II
CONCILIO VATICANO II: El mito de la hermenéutica de la continuidad (Javier Navascués) 
Monseñor Schneider: La interpretación del Concilio Vaticano II y su conexión con la actual crisis de la Iglesia
Concilio Vaticano II: Una explicación pendiente (Brunero Gherardini)
Sobre la Infalibilidad de los Papas y los Concilios (José Martí)
El Papa Francisco invoca la "autoridad magisterial" para llamar a la misa del Vaticano II "irreversible" (comentado por José Martí) 
Un magisterio que rechaza el Magisterio anterior, firmemente establecido, no es verdadero Magisterio (P. Alfonso Gálvez)
Libro: El Rin desemboca en el Tíber. Historia del Concilio Vaticano II