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domingo, 30 de septiembre de 2018

SANTIAGO MARTÍN : PRESUNCIÓN DE INOCENCIA PARA EL PAPA (Vídeo comentado)


Duración 13:34 minutos

Hace unas dos semanas vi y escuché en Youtube este Vídeo del padre Santiago Martín, relativo al testimonio de Monseñor Viganò (1) del 22 de agosto de agosto de 2018 (aunque se hizo público el día 26 de agosto). Debo decir, aunque esto es algo que él mismo hace al principio, que discrepo de algunas de las cosas que dice; y, sobre todo, de lo que no dice.


Por ejemplo, ¿por qué no habla también de la presunción de inocencia para Monseñor Viganò, al cual se le está denigrando y llamando mentiroso en todos los medios, tanto mundanos como eclesiásticos? Creo que es injusto. Personalmente, aprecio mucho al padre Santiago, pues es un sacerdote íntegro y con una gran fe. Sin embargo, en mi opinión, adolece un poco de «papolatría». Dice que al Papa se le debe cariño, respeto y obediencia. Y estoy de acuerdo ... excepto en lo de la obediencia.

¿Obediencia a todo lo que diga el Papa? Eso no es correcto. El Papa, excepto cuando habla ex cathedra, puede equivocarse, al igual que el resto de los humanos, aunque, dada la función que le corresponde ejercer, como Vicario de Cristo, debería ser más prudente y reflexionar, en profundidad, y delante del Señor, todo cuanto dice, pues sus palabras van a tener una gran repercusión en todo el mundo. Los fieles cristianos y, más todavía, los que son anticatólicos, están muy pendientes de sus dichos, hechos y omisiones. El Papa puede hacer mucho bien, como así debe de ser, si cumple con su misión de confirmar en la fe a sus hermanos (es decir, a los católicos) ... pero puede hacer también mucho daño, si traiciona el Mensaje que le ha sido encomendado, y que debe transmitir con total fidelidad al Evangelio y a la Tradición de la Iglesia. Aunque no sea demasiado relevante se puede añadir como dato) que, debido a los grandes avances tecnológicos existentes, las noticias corren hoy a la velocidad de la luz. Y todo sale a relucir rápidamente.

Sobre el asunto de la infalibilidad papal hay vertida mucha tinta, a lo largo de la Historia de la Iglesia. Creo que puede ser de gran ayuda la lectura de un artículo de Roberto De Mattei, titulado « La Infalibilidad del Papa y el Sínodo». Entre otras cosas, refresca la memoria a quien ya lo tenga claro y enseña lo que la Iglesia dice acerca de ese tema a quien lo desconozca .

Me da la impresión, aunque posiblemente esté equivocado, de que al padre Santiago le asusta la situación en la que ha quedado directamente comprometido el Papa ... y cree que la solución pasa por meterse con Viganò. Si eso es así, sinceramente, pienso que es un error.  La obediencia es a la verdad, no a lo que diga el Papa, por muy Papa que sea. Como se ha dicho, 
es infalible sólo cuando habla ex cathedra (lo cual no lo ha hecho nunca, en todo su Pontificado, que dura ya más de cinco años y medio)

Además, si el Papa ama la verdad, ¿por qué ese miedo a responder o a que se abra una investigación? ¿Por qué el padre Santiago  ¿Acaso el mejor modo de responder es esconder la cabeza como el avestruz? 

En su declaración inicial en la rueda de Prensa en el avión de vuelta de Irlanda, cuando fue preguntado por este tema, Francisco respondió:  «Lean ustedes atentamente el comunicado y hagan ustedes su propio juicio. Yo no diré una palabra sobre esto; creo que el comunicado habla por sí mismo y ustedes tienen la capacidad periodística suficiente para sacar sus conclusiones (...) quisiera que vuestra madurez profesional haga este trabajo» 

Unos días después dijo: «a las personas que buscan sólo el escándalo hay que responderles con el silencio» (vídeo 1), reafirmándose, primero, en su idea de no decir una palabra sobre el tema y de guardar silencio ... aunque posteriormente -pero siempre sin negar nada de lo que se dice en el informe Viganò- pasa al ataque y ya dice algo:  «el diablo es un gran acusador y está atacando a los obispos» (vídeo 2)

Duración 1:37 minutos ( 3 de septiembre)


Duración 1:59 minutos (11 de septiembre)

Al escuchar estos vídeos, queda bastante claro que Francisco se refiere a Monseñor Viganò, aun cuando no pronuncie su nombre. Pero ¿por qué supone que Monseñor Viganò está actuando con mala conciencia? ¿No es eso juzgar sus intenciones? -las cuales sólo Dios conoce- y, además, condenándolo.

«¿Quien soy yo para juzgar?»  dijo el mismo Francisco con respecto a los gay. Pues, por la misma razón ( y con mayor razón, pues está en juego la permanencia de la Iglesia) tampoco su Santidad debería condenar a Monseñor Viganò. Lo que éste ha escrito lo ha hecho indicando que pone a Dios por testigo de lo todo lo que dice. Eso es algo muy serio, como para que sean falsas sus acusacionesToda la trayectoria de Monseñor Viganò, tanto cuando era Nuncio en Estados Unidos como anteriormente, ha sido coherenteEn su informe-testimonio dice Viganò «Mi conciencia me obliga a revelar hechos que he vivido en primera persona, relacionados con el papa Francisco (...) y que aquí afirmo, dispuesto a confirmarlos bajo juramento, llamando a Dios como mi testigo»

¿Quién miente, Francisco o Viganò? Si Francisco está tan seguro de que Viganò miente y que sólo desea la división, ¿por qué tanto miedo en abrir una investigación y que se aclaren los hechos? ... Porque, al fin y al cabo, es la verdad lo único que importa (¡que debe de importar!) ... pues quien se aleja de la verdad se aleja de Nuestro Señor Jesucristo. De manera que es muy importante que salga a relucir la verdad, mediante la investigación que Monseñor Viganò ha pedido que se haga ... lo cual supondrá una purga en la Iglesia (¡una purga necesaria!) para que la Iglesia, como siempre lo ha hecho, se siga manteniendo fiel a Jesucristo y así el catolicismo vuelva a ser verdaderamente atractivo.

La situación en la que se encuentra la Iglesia es, posiblemente, la más grave de las que ha tenido en toda su historia. Por otra parte, esta destrucción de la que habla Francisco ha sido, en buena parte, provocada por él: no hay más que constatar los hechos acontecidos en el seno de la Iglesia desde su toma de posesión como Pontífice el 13 de marzo de 2013 (Véase, por ejemplo, el Denzinger-Bergoglio)

En fin, que Dios ilumine al Papa y él se deje iluminar para que la verdad brille como luz que se coloca en lo alto: «El que ama la verdad viene a la Luz» (Jn 3, 21). «Quien obra mal aborrece la Luz, y no viene a la Luz para que no se reprueben sus obras» (Jn 3, 20). 

Así, pues, contestando al padre Santiago, debo decir de nuevo que, al igual que el Papa, también Monseñor Viganò merece la presunción de inocencia

Por cierto, con fecha 27 de septiembre de 2018, ha salido un segundo escrito de Monseñor Viganò (fechado el 29 de septiembre, festividad de san Miguel Arcángel), en el que se ratifica sobre lo que dijo en el primero sobre el encubrimiento del ex-cardenal McCarrick, y haciéndolo con más fuerza, si cabe. Así dice, entre otras muchas cosas:
Ni el Papa ni ninguno de los cardenales en Roma han negado los hechos que afirmé en mi testimonio. Aquí se aplica seguramente "Qui tacet consentit"("El que calla otorga"), ya que si quieren negar mi testimonio, sólo tienen que decirlo y proporcionar documentación para respaldar esa negación. ¿Cómo se puede evitar llegar a la conclusión de que la razón por la que no proporcionan la documentación es porque saben que confirma mi testimonio?
Éste es el modo de contarlo del medio Vaticano Rome Reports:

Duración 2:02 minutos (28 de septiembre)

En fin, siguen cumpliéndose, como siempre, las palabras bíblicas: «Nada podemos contra la verdad, sino en favor de la verdad» (2 Cor 13, 8). 

No cabe duda de que «hay tiempo de callar y tiempo de hablar»  (Eclesiastés 3, 7). Pero ahora, desde luego, no es tiempo de callar sino de hablar y de dar la cara, con valentía, para evitar la confusión que se está produciendo en el rebaño de nuestro Maestro y Señor. 

Por cierto, es verdad que, en un principio, Cristo calló ante Pilato, aunque luego le habló para explicarle que toda autoridad viene de Dios. Sí calló completamente ante Herodes, a quien ni siquiera miró, pues Nuestro Señor no vino a este mundo a hacer el payaso. 

En cambio, en el Sanedrín, cuando, al ver que callaba, el sumo Sacerdote le dijo: «Te conjuro por el Dios vivo que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios» ... Jesús habló, con toda claridad: «Tú lo has dicho. Además, os digo: a partir de ahora veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Padre y venir sobre las nubes del cielo» (Mt 26, 63-64). En esa ocasión era momento de hablar y así lo hizo, aunque ello le condujo a la muerte: «Reo es de muerte» (Mt 26, 66).

¿Y acaso el discípulo es más que su Maestro? El momento de hablar ya ha llegado

José Martí