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martes, 11 de octubre de 2016

La Iglesia alemana es un agujero negro (por Sandro Magister)



Con relación a la Iglesia en Alemania. Nada más lejos de ser un ejemplo para el mundo: Dinero, burocracia, mundanidad, excomunión para quienes no pagan.

ROMA, 11 de octubre de 2016 

"En Alemania algunas personas siempre intentan destruirme", ha dicho el Papa emérito Benedicto XVI en el libro-entrevista que ha salido publicado en los últimos días.

Y ha citado el ejemplo de la "mentira" montada contra él por algunos de sus connacionales cuando cambió la antigua oración del Viernes Santo contra los "perfidi Iudaei".

Pero en el mismo libro Joseph Ratzinger ha dirigido a la Iglesia alemana una acusación de alcance más general: la de ser demasiado "mundana" y, por lo tanto, de haberse olvidado de la gran advertencia que él le lanzó a una "desmundanización" durante su último viaje a Alemania como Papa, en el memorable discurso pronunciado en Friburgo el 25 de septiembre de 2011:

> A los católicos comprometidos en la Iglesia y en la sociedad

Más abajo se reproducen los pasajes clave de ese discurso "revolucionario" –definición suya– del pontificado de Benedicto XVI.

Pero antes hay otro punto del libro-entrevista que atrae la atención. Es en el que Ratzinger se pronuncia contra el sistema del impuesto eclesiástico en Alemania y sus nefastos efectos:

"Efectivamente, tengo grandes dudas acerca de la corrección del sistema tal como es. No quiero decir que no deba haber un impuesto eclesiástico, pero la excomunión automática de quienes no lo pagan no es, en mi opinión, sostenible. […] 

En Alemania tenemos un catolicismo estructurado y bien pagado, en el que a menudo los católicos son empleados de la Iglesia y tienen, respecto a ella, una mentalidad sindical. Para ellos la Iglesia es sólo la persona que te da trabajo y que puedes criticar. No se mueven desde una dinámica de fe. Creo que esto representa el gran peligro de la Iglesia en Alemania: hay tantísimos colaboradores con contrato que la institución se está transformando en una burocracia mundana. […] 

Me entristece esta situación, este exceso de dinero pero que, sin embargo, después es demasiado poco y la amargura que genera, el sarcasmo de los círculos intelectuales".

Causa impresión el contraste entre esta dura crítica y el favor del que goza la Iglesia alemana hoy por parte del Papa que ha sucedido a Benedicto, como si ella fuera la vanguardia de la deseada renovación de la cristiandad mundial en el signo de la pobreza y la misericordia cuando, en cambio, está claro para todos que la Iglesia de Alemania no es, en su mayoría, ni pobre ni misericordiosa; en todo caso, esta ahogada por su propio aparato y, sobre todo, está arrodillada ante el mundo en muchas cuestiones cruciales de la moral y el dogma.

***

Para entender mejor las críticas de Ratzinger, hay que tener presente que en Alemania, la Kirchensteuer, el impuesto eclesiástico, es obligatorio por ley para todos los que están registrados como pertenecientes a la Iglesia católica o a las Iglesias protestantes.

A la Iglesia católica este impuesto le suponen más de cinco mil millones de euros al año. Una suma imponente, más de cinco veces, por ejemplo, de lo que recoge la Iglesia italiana con un sistema de contribución estatal –el "ocho por mil"– no obligatorio sino voluntario, y con el doble de católicos que en Alemania.

Pero como en Alemania quien no quiere pagar este impuesto debe borrar su inscripción a la Iglesia con un acto público delante de una autoridad civil competente, y como estas cancelaciones han ido creciendo en los últimos años, lo que ha disminuido las entradas, la Iglesia católica alemana ha puesto en marcha una contramedida para evitar estos abandonos.

Lo hizo en 2012 con un decreto que establece para los que se han salido una serie nefasta de sanciones canónicas, como si fueran excomulgados o apestados, sin sacramentos ni sepultura:

> Decreto generale della conferenza episcopale tedesca

Para empezar, quien borra la propia inscripción a la Iglesia "no puede recibir los sacramentos de la penitencia, de la eucaristía, de la confirmación y de la unción de los enfermos, salvo en peligro de muerte".

Y si la vuelta del réprobo al redil fracasa, incluso después de que el párroco del lugar intente una reconciliación, pueden sucederle cosas aún peores:

"Cuando en el comportamiento del fiel que ha declarado su salida de la Iglesia se identifica un acto cismático, herético o de apostasía, el ordinario tomará las debidas medidas".

Nada más lejos de la misericordia 

En Alemania los divorciados que se han vuelto a casar se acercan a la comunión tranquilamente en cualquier lugar, los matrimonios homosexuales son bendecidos cada vez más a menudo en la iglesia, pero ¡cuidado! si uno quita la firma para no pagar la Kirchensteuer.

En una entrevista al "Schwäbische Zeitung" del 17 de julio, el arzobispo Georg Gänswein, prefecto de la casa pontificia y secretario personal de Ratzinger, ha denunciado también esta clamorosa contradicción:

"¿Cómo reacciona la Iglesia católica en Alemania con quien no paga el impuesto para la Iglesia? Con la exclusión automática de la comunidad eclesial, lo que significa: la excomunión. Esto es excesivo, incomprensible. Se puede dudar de los dogmas y nadie es expulsado. ¿Es que no pagar la Kirchensteuer es una infracción más grave que las transgresiones contra las verdades de fe? La impresión es que mientras está en juego la fe, no sea tan trágico; pero cuando está en juego el dinero, entonces ya no se bromea".

Por no hablar de los condicionamientos que la Iglesia alemana puede hacer pesar sobre muchas diócesis pobres del sur del mundo, financiadas con sus entradas y no sólo: también sobre la Santa Sede, de la que es un benefactor de primer orden.

Pero ahora demos la palabra a Ratzinger y a su "revolucionario" discurso de Friburgo del 25 de septiembre de 2011, tan poco escuchado entonces como extraordinariamente actual ahora, no sólo para la Iglesia de Alemania: 

[Puede leerse pinchando aquí. Es la última parte del artículo de Sandro Magister. Y se titula En favor de una Iglesia "desprendida del mundo"]

Sandro Magister

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