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sábado, 28 de noviembre de 2015

Francisco, viajante de comercio (por Fray Gerundio)


Nuevo artículo de este fraile que nos da qué pensar ... Lo que dice no gustará a muchos, pero -desgraciadamente- es la verdad. Todo está documentado. Dios nos está probando bien, lo que significa que nuestra lucha, como cristianos, contra el pecado, que es el gran mal que nos asedia, debe de ser más fuerte -y confiada- que nunca. Ésta es la cruz que ahora nos pide Dios que llevemos junto a Él. Algún día descubriremos el valor inmenso de nuestras oraciones y de nuestros sufrimientos por una Iglesia que se está olvidando de su misión de evangelizar y se está convirtiendo en una especie de ONG con tintes meramente humanistas. 

Oración y sacrificio. No hay otro modo de vencer a este enemigo, que no es otro que el Diablo, aunque hoy esta palabra, incluso citada por el Papa, se ha convertido en un mito del pasado, en algo obsoleto, propio sólo de gente inculta, que no se ha "aggiornado". En el pecado llevamos la penitencia.

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Les he asegurado a mis novicios modernistas que no se trata de un título irrespetuoso o falto de cariño. Nada de eso. Es una expresión que desde mi infancia me llamaba la atención, cuando alguien se autodefinía así en su actividad laboral. Lo mismo se aplicaba a un vendedor de globos y golosinas, que de productos para el cabello, que de calcetines y medias.

O como los vendedores de las películas del oeste, que se presentaban en los pueblos montados en su carromato, vendiendo el mágico elixir que a todos llevaría a la curación definitiva, bien fuera de la calvicie, de la sarna, del piojo o de los problemas matrimoniales. Y la gente compraba productos, vaya que si compraba. Y se entusiasmaba con el viajante. Aunque luego se descubriera el timo, cuando ya no tenía remedio.

Cada día estoy más convencido de que los viajes de Francisco no son apostólicos, como los denomina la Santa Sede e incluso él mismo. Son viajes. O sea, periplos, tournés o como se les quiera sustantivar. Pero calificarlos de apostólicos… me río yo de los peces de colores.

No me imagino a San Pablo en sus viajes transmediterráneos hablando de la trata de blancas (había muchas más entonces que ahora), o de la esclavitud (más también), o de la corrupción (más aún), o de la política de guerras y dominaciones (todavía más), o de las explotaciones y sojuzgamiento de los pueblos conquistados (muchísimo más).

Tampoco creo que San Pablo se reuniera con los líderes locales judíos o mazdeístas o ateos o indiferentes, para decirles que tenían que luchar por un mundo mejor puesto que todos eran hermanos (aunque para entonces todavía no se utilizara la expresión masónica fraternidad universal). Precisamente cada vez que San Pablo visitaba una sinagoga se armaba la gorda, porque predicaba a Jesucristo -y éste, crucificado-, y los judíos entonces (como ahora) se tiraban de los tirabuzones de rabia (rechinaban los dientes, según el Evangelio) al ver que ESE judío de Nazaret, era presentado como Hijo de Dios por estos locos de atar llamados cristianos.





No creo que hablara de los vertidos tóxicos acumulados en el Mar de Corinto (habría vertidos humanos a base de bien), ni del cuidado de la tierra (supongo que se talarían árboles ya en esa época), ni de la carrera armamentística de los romanos y los cartagineses o de los traficantes de armas (que también habría los suyos en aquel entonces). Habría estado bien leer de la pluma de San Pablo una diatriba sobre el tráfico de catapultas por el Mediterráneo. Algunos que yo conozco citarían más frecuentemente sus cartas. No imagino en San Pablo una llamada de atención en su carta a los Romanos, con el fin de que no admitieran la esclavitud y protestaran contra la pena de muerte ante el Capitolio Corrupto y Corruptor.

Siento decirlo, pero estos viajes de ahora, se han convertido ya en viajes tipo líder -porque lo sea en realidad o porque le encante serlo-, en los que se olvida la verdadera evangelización y se apunta más bien a un deseo desmedido de agradar. Incluso cuando se habla de la persona de Jesús, se hace con un tonillo sesentayochista, cuyo ADN ideológico reconocemos fácilmente los que ya tenemos unos años.

No quiero estar pendiente de lo que va a suceder en este viaje a Africa. Me basta con lo que he visto en Kenia en estos últimos tres días. Es una constante la humanización (llamémosla así) de todo el trabajo que se supondría cristiano. En una de las intervenciones de Francisco ante los sacerdotes y religiosos, una monja -cómo no-, habla de su trabajo como de lucha por la dignidad de la persona, sea de la etnia que sea o de la religión que sea. Muy bonito, pero eso diluye el ser del cristiano rebajándolo hasta el suelo. Para eso no hacía falta la acción misionera.

Las imágenes de las misas tan moviditas (aunque menos que en Brasil), y de las variadas intervenciones, me han traído a la memoria el documental que hace unos años se dio a conocer sobre Marcel Lefevbre, en el que aparece parte de su trabajo en Africa. Se puede ver en torno al minuto 14 cómo explicaba el propio Arzobispo los cambios en Senegal (incluso los económicos, sí), por obra de la gracia divina. Dirán que era un retrógrado, pero sólo la visión de estas imágenes nos transporta a un mundo ya pasado y olvidado. Mejor, un mundo destruido, conscientemente destruido, hecho trizas y desolado. Ahora trabajan los misioneros por la dignidad humana sea la religión que sea. Pues para ese viaje, no hacen falta alforjas.

He tenido que darles a mis novicios unas cuantas clases explicativas sobre el trabajo misionero de tantos y tantos, que dieron su vida para enseñar el Evangelio a los que querían ser cristianos. Frente a las otras religiones, claro está. Porque en aquella época eran ni más ni menos que religiones falsas. Paganos e infieles. Ese sistema, por cierto, reclutó miles de conversiones. Pero eso ahora no importa, al parecer. Es mejor ir a las mezquitas, las oficinas de la ONU y los barrios periféricos. Como si antes nadie hubiera visitado un barrio periférico. Esto decía mi abuela que se llamaba descubrir el Mediterráneo, aunque sea acompañado de cámaras, taquígrafos y periodistas.

Ojalá estos fieles cristianos de Kenia no compren el elixir modernista que les ofrecen. Bastante tienen ya los pobres con las críticas de los obispos alemanes, a los que por cierto el Papa no les ha dado un buen tirón de orejas en público por su desvergüenza y su soberbia. Esto no es tráfico de armas, aunque sí lo sea de influencias interesadas. También en esto el Pontífice quiere salvaguardar la dignidad del cardenal Kasper, independientemente de su etnia y de su religión.

Fray Gerundio



Un botón de muestra de lo que dice fray Gerundio lo tenemos en el siguiente artículo tomado del Servicio de Información del Vaticano (VIS): 

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Francisco en Uganda: "A pesar de nuestros diferentes credos y convicciones, todos estamos llamados a buscar la verdad, a trabajar por la justicia y la reconciliación"

Ciudad del Vaticano, 28 de noviembre de 2015 (Vis).-El Papa Francisco llegó ayer tarde a Uganda, la segunda etapa de su viaje apostólico en Africa. Lo esperaban en el aeropuerto el Presidente Yoweri Kaguta Museweni, diversas autoridades religiosas y civiles y un grupo de danzadores que ejecutó en su honor un baile tradicional. Desde el aeropuerto el Santo Padre se trasladó al State House, de Entebbe, donde después de saludar en privado a la familia del presidente -que también era Jefe de Estado durante la visita de San Juan Pablo a ese país en 1993- encontró a las autoridades y al cuerpo diplomático de Uganda.

En el discurso pronunciado en el Salón de las Conferencias, Francisco recordó que con su visita quería conmemorar el quincuagésimo aniversario de la canonización de los mártires de Uganda por su predecesor, el Papa Pablo VI, pero que esperaba, al mismo tiempo que su visita fuera vista ''como un signo de amistad, aprecio y aliento a todo el pueblo de esta gran nación''.

''Los mártires, tanto católicos como anglicanos, son verdaderos héroes nacionales -subrayó- Ellos dan testimonio de los principios rectores expresados en el lema de Uganda: ''Por Dios y mi país''.. Nos recuerdan el papel fundamental que ha tenido y sigue teniendo la fe, la rectitud moral y el compromiso por el bien común, en la vida cultural, económica y política de este país. También nos recuerdan que, a pesar de nuestros diferentes credos y convicciones, todos estamos llamados a buscar la verdad, a trabajar por la justicia y la reconciliación, y a respetarnos, protegernos y ayudarnos unos a otros como miembros de una única familia humana. Estos altos ideales son especialmente importantes en hombres y mujeres, como ustedes, que han de garantizar una buena y transparente gestión pública, un desarrollo humano integral, una amplia participación en la vida nacional, así como una distribución racional y justa de los bienes que el Creador ha otorgado con abundancia a estas tierras''.

''Mi visita -prosiguio- pretende también llamar la atención sobre África en su conjunto, sus promesas, sus esperanzas, sus luchas y sus logros. El mundo mira a África como al continente de la esperanza. En efecto, Uganda ha sido bendecida por Dios con abundantes recursos naturales, que ustedes tienen el cometido de administrar con responsabilidad. Pero, sobre todo, la nación ha sido bendecida en su gente: sus familias fuertes, sus jóvenes y sus ancianos... que son la memoria viva de todos los pueblos''.

Francisco elogió igualmente la ''preocupación excepcional'' que Uganda había mostrado por acoger a los refugiados, ''para que puedan reconstruir sus vidas con seguridad y con el sentido de la dignidad que proporciona el ganarse el sustento mediante un trabajo honrado. Nuestro mundo, atrapado en guerras, violencia, y diversas formas de injusticia, es testigo de un movimiento de personas sin precedentes. La manera como los tratamos es una prueba de nuestra capacidad de humanidad, de nuestro respeto por la dignidad humana y, sobre todo, de nuestra solidaridad con estos hermanos y hermanas necesitados''.

''Deseo seguir alentando -dijo al final de su discurso- los muchos esfuerzos que de modo discreto se están realizando en favor de los pobres, los enfermos y todos los que pasan dificultad. En estos pequeños signos se manifiesta el alma verdadera de un pueblo. En muchos sentidos, nuestro mundo experimenta hoy un crecimiento armónico; al mismo tiempo, sin embargo, vemos con preocupación la globalización de una ''cultura del descarte'', que nos hace perder de vista los valores espirituales, endurece nuestros corazones ante las necesidades de los pobres y roba la esperanza a nuestros jóvenes''.

''Con el deseo de encontrarme con ustedes y compartir este tiempo juntos, pido a Dios que usted, Señor Presidente, y todo el querido pueblo de Uganda respondan siempre a los valores que han forjado el alma de su nación. Invoco de todo corazón sobre todos ustedes las abundantes bendiciones del Señor'', concluyó.

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En todo lo dicho es de observar la insistencia en lo meramente natural asi como poca o ninguna referencia a lo sobrenatural, cuando es ésto la esencia del Cristianismo y lo que llevó, precisamente, a los mártires, a dar la vida por Jesucristo antes que renegar de Él: no dieron su vida por el compromiso con la vida social y económica del país, ni por sentirse una familia humana con todos, ni por un mejor aprovechamiento de los abundantes recursos naturales de que disponen. Fue solamente el amor a Jesucristo la causa de que fuesen martirizados. Y, sin embargo, en esto no se hace suficiete hincapié y se da a entender -callada o incluso abiertamente, que lo mismo da una religión que otra ...¡Esto no es así ni se atiene a la verdad. 

José Martí