BIENVENIDO A ESTE BLOG, QUIENQUIERA QUE SEAS



sábado, 7 de diciembre de 2013

Entrevista al Papa por el director de La Civitta Cattolica (1 de 4)



En la segunda quincena del mes de agosto de este año de 2013 tuvo lugar una larga entrevista al Papa Francisco por el jesuita italiano P.Antonio Spadaro, director de la Civitta Cattolica. En total, dialogaron durante más de seis horas a lo largo de tres sesiones, los días 19, 23 y 29 de agosto. Un resumen o síntesis de esta entrevista fue publicado en 16 revistas de la Compañía de Jesús, el 19 de Septiembre. En España la revista de los jesuitas, donde se recoge esa entrevista, en 17 páginas, es Razón y Fe. Yo la he leído con cierto detenimiento (aunque no el suficiente, al ser muchos los temas que se tratan en ella). Y sinceramente, me quedo algo confuso ante algunas declaraciones que no acabo de entender, por más que lo he intentado. Iré señalando algunas, aunque el comentario de esta entrada será sólo sobre la idea del discernimiento, en principio.



Una de las cosas que más me llama la atención es la capacidad que tiene el Papa Francisco de utilizar el lenguaje, de modo que para poder entenderlo tenga que ser interpretado. Y según quien lo interprete habrá querido decir una cosa u otra completamente distinta. Ese modo de hablar ambiguo, que no lo es cuando él no quiere que no lo sea, está produciendo hoy mucha confusión y desconcierto, en particular en los buenos cristianos (es decir, aquellos que luchan por vivir como cristianos), en la gente sencilla que va a Misa los domingos  y procura vivir bien su cristianismo, gente con fe que cree en Jesucristo como Hijo de Dios (y Dios Él mismo) y cree en la Iglesia y en que el Papa es el representante de Cristo en la tierra.


No ocurre así con aquellos que también se llaman a sí mismos cristianos ("los cristianos progres"), pero que, en realidad, no lo son, pues ni viven conforme a las enseñanzas de Cristo y de su Iglesia ni creen lo que Cristo y su Iglesia enseñan: no conocen su fe, no creen en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, etc..., cristianos que han dejado de ir a Misa y que viven exactamente igual que aquellos que no lo son. Para ellos lo que dice ahora el Papa que tenemos supone un progreso y una apertura de la Iglesia al mundo. "Ya iba siendo hora de que la Iglesia cambiara" -dicen. Pero lo que más me preocupa es que los que "se están frotando las manos" y celebran lo que dice el Papa actual sean precisamente los adversarios de la Iglesia, aquellos que odian todo lo que huele a católico. Éstos aplauden al Papa que, dicho sea de paso, está saliendo continuamente en todos los medios de comunicación, lo que no había ocurrido nunca. Realmente es muy preocupante que tus enemigos hablen bien de tí. El periódico el País, entre muchos otros, y el mismísimo Zapatero, hablan bien del Papa Francisco, aunque no cabe duda de que los medios de comunicación manipulan y tergiversan las palabras del Papa...En fin.


Según se lee en la entrevista a la que nos referimos "el discernimiento es un pilar de la espiritualidad del Papa". En palabras del propio Papa: "el discernimiento se realiza siempre en presencia del Señor". Estoy completamente de acuerdo. Busco en el diccionario y encuentro las siguientes acepciones para la palabra discernir: a) Distinguir. Reconocer. Ver una cosa como distinta de otra y reconocer entre varias cuál es cada una: 'Discernir el bien del mal'. b) Particularmente, saber cuáles cosas son buenas y cuáles no. c) Tener criterio para conocer la bondad o maldad, la conveniencia o inconveniencia, etc., de las cosas.


Pienso que, efectivamente, el discernimiento es fundamental para no dejarse engañar. Y es especialmente importante cuando se tienen que tomar decisiones, máxime si éstas afectan al núcleo de nuestra existencia, si nos jugamos la salvación o la condenación eternas. No es ninguna broma lo que está en juego. Por lo tanto, las decisiones que se tomen deben estar bien sopesadas y no improvisar. Como dice el Papa, "hay que esperar, valorar internamente, tomarse el tiempo necesario". Es éste uno de los puntos en los que, como digo, estoy completamente de acuerdo con las declaraciones del Papa. En realidad, cualquier persona con sentido común usa el discernimiento en sus acciones. Expresado con más propiedad, se trata, simplemente, de ejercitar la virtud de la prudencia, que nos lleva a ser realistas y a considerar todos los datos a nuestro alcance antes de tomar una decisión, de modo que la decisión tomada venga regida por una CONCIENCIA BIEN FORMADA. Entran aquí el estudio serio, la máxima información (veraz) posible, el aconsejarse de personas buenas y expertas en el tema en cuestión, etc... Y, sobre todo, antes de tomar la decisión, es preciso ponerse delante del Señor y pedirle, con todas nuestras fuerzas, que nos ayude a tomar la decisión correcta. [Es cierto, sin embargo, como alguien dijo, que el sentido común es el menos común de los sentidos... y si además, hablamos de hacerlo en presencia del Señor, ¿qué quieren que les diga?...; de modo que las cosas más evidentes necesitan ser recordadas con cierta frecuencia, dada la situación actual de mentira en la que se desenvuelve nuestro mundo]


El discernimiento bueno requiere, entre otras cosas, el amor a la verdad, la mirada pura, la sencillez de corazón, la ausencia de egoísmo, la disposición completa para actuar conforme a lo que se ha visto que es lo mejor. Y todo ello llevado a la oración, en el diálogo íntimo con el Señor, pidiéndole su ayuda, sabiendo que, aun así, podemos equivocarnos...pero, al menos, habremos hecho todo lo que estaba de nuestra parte. Y en caso de equivocarnos, rectificar rápidamente, con humildad y con alegría, pues ésa sería la señal cierta de que lo que realmente nos importa es la verdad y no el tener razón o dejar de tenerla: "Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" (Mt 5,16).


Pues bien: dicho todo esto y haciendo uso de mi facultad de pensar, que no está reñida con el amor sincero a la Iglesia Católica (una Iglesia fundada por Jesucristo hace ya dos mil años) y, pidiéndole al Señor que me ayude a reflexionar como conviene, me dispongo a escribir acerca de algunas expresiones que han salido de la boca del Papa Francisco y que, sinceramente lo digo, en la presencia de Dios, no acabo de entender. Procuraré discernir entre el bien y el mal para saber lo que es bueno y lo que no lo es. Mis referencias básicas, al hablar, serán dos: la Sagrada Escritura (en particular el Nuevo Testamento) y la Tradición de la Iglesia de veinte siglos. Con la ayuda del Señor, en quien confío, espero no errar en lo que diga y en mi interpretación acerca de lo que está ocurriendo hoy día en la Iglesia. Y caso de errar en algo, estoy dispuesto a ser corregido, con base en las mismas fuentes pues ellas son las que contienen todo lo que el hombre de hoy y de siempre necesita para salvarse.

(Continuará)