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sábado, 25 de agosto de 2018

"Si lo dice el Papa ... ¡será verdad!": GRAVE ERROR (José Martí) (8 de 9) RUPTURA CON LA TRADICIÓN





Es "curioso": donde hay una clara ruptura se habla de continuidad, como ocurre en el caso de Amoris Laetitia, citando, para más INRI, a san Vicente de Lerins y a santo Tomás de Aquino ( haciéndoles decir lo que no dijeron). 

En breve, va a salir un libro en el que Amoris Laetitia es interpretada por Amoris Laetitia. El libro está prologado por el mismo papa Francisco. Por lo visto, la palabra evolución de los dogmas, que significa cambio en los dogmas, es demasiado clara. Y no conviene utilizarla ya. Ahora se hablará de madurez (como le gusta decir al jesuita pro-homosexual James Martin)  ¡Y puesto que lo ha dicho el Papa ... y el Papa no se equivoca, ... pues será verdad lo que dice: a obedecer toca! ( Pero ... ¿realmente eso es así?¡)

Porque no deja de ser también igualmente "curioso" que se acepte lo que dice el Papa siempre que lo que diga coincida con los criterios mundanos. La experiencia histórica lo demuestra claramente. Nadie haría caso a Francisco (el mismo Francisco que tenemos ahora como Papa),  si hablase conforme a la Tradición transmitida de una vez para siempre. Nadie diría, entonces, "como lo ha dicho el Papa".


Es decir: si Francisco hablase de la necesidad y de la importancia de la cruz como muestra del verdadero amor, si hablase de la importancia esencial de la Eucaristía como Presencia real de Jesucristo, si hablase del amor a Jesús antes que de la solidaridad con los pobres, si hablase de que la vida cristiana no tiene ningún sentido si todo cuanto se hace no es como consecuencia del amor: el amor que Dios nos tiene y el amor con el que queremos corresponderle, que es el que nos lleva a poner todos los dones que hemos recibido al servicio de los demás: de TODOS, porque todos somos pobres y necesitados ... Si hablase así, el mundo entero se pondría en su contra. No sólo el mundo sino también muchos miembros de la alta Jerarquía ... Ya no se diría: ¡Es que como lo ha dicho el Papa! No. Se diría que es un Papa que no ha evolucionado con los tiempos y otras sandeces por el estilo ... ¡Y sin embargo, es justamente entonces cuando podríamos decir, con total seguridad: EL PAPA NO SE EQUIVOCA, pues predica a Cristo y a Cristo crucificado!

Desgraciadamente, no es así. Hoy la cruz se ha desvirtuado. Y su sola presencia molesta. El mundo ha optado, en su totalidad, por el rechazo a Dios ... no a cualquier "dios", sino al único Dios verdadero, el que se manifestó en la Persona de su Hijo, haciéndose hombre; o sea, ha optado por el odio a Jesucristo y a todo lo que lo recuerda. 

Además, este "mundo" se ha introducido en la Iglesia, como caballo de Troya, en un proceso que comienza ya a manifestarse poco antes del Concilio Vaticano II, que continúa con la celebración de dicho Concilio sólo "pastoral" (en apariencia) y que está alcanzando su cenit en la actualidad con el papa Francisco (estamos recogiendo los frutos de ese Concilio) ... y es que la mala semilla ya estaba sembrada, el terreno ha ido preparándose poco a poco; y se ha llegado a una situación en la que la mayoría de los pastores, cuya  obligación era velar por la pureza de la fe, han claudicado ante el mundo ... "se han hecho del mundo: por eso hablan cosas mundanas, y el mundo los oye" (1 Jn 4, 5) , pero han abandonado a sus ovejas, porque no les importan las ovejas: son lobos disfrazados con piel de oveja ... ¡pero lobos!

Se ha querido (en apariencia) dar mucha importancia a las personas, a los pobres (en el sentido marxista, que no en el sentido cristiano de esa palabra) ... pero a costa de olvidarse de Dios. La palabra de Dios ha sido adulterada y se emplea para engañar a la gente, como hizo el Diablo con Jesús ... no dándose cuenta de que sólo si Dios significa el todo para nuestra vida, entonces ... ¡y sólo entonces! ... las personas adquieren su auténtica dignidad y son "realmente" importantes, como así es, puesto que hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. 

Pero esto se olvida. No queremos que Dios nos quiera. Rechazamos su Amor, como hicieron los judíos, en su mayoría y en su momento, cuando crucificaron a Jesucristo. Claro que ese rechazo trae consigo unas consecuencias. Dostoievsky decía que "si Dios no existe todo está permitido". Cuando todo se reduce a este mundo, como si no existiera otro, como si no tuviéramos que dar cuenta a nadie de nuestra vida, pues ésta desaparece con la muerte .... en definitiva, cuando se rechaza todo tipo de trascendencia y, en concreto, a Jesucristo, tal y como está ocurriendo hoy, es inevitable que, como decía Plauto (254-184 a.C) el hombres se convierta en un lobo para el hombre, expresión popularizada por el filósofo inglés del siglo XVII, Thomas Hobbes.

Si se elimina a Jesucristo, se elimina el Amor y sólo queda el odio entre las personas y la ley del más fuerte, la ley de la selva, acompañada de rencores, rencillas, enemistades,  etc. La soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza (es decir, los siete pecados capitales) campan por sus anchas. El pecado se convierte en lo habitual, en lo "normal"; y todo el Progreso que se ha dado en la Humanidad gracias a la venida de Jesucristo, se queda en agua de borrajas. Y la esclavitud, ya superada en aquellos lugares de la Tierra adonde ha llegado el Mensaje de Jesucristo, vuelve a aparecer ... pero ahora con más fuerza que nunca. No es nada nuevo: "El que comete pecado es esclavo del pecado" (Jn 8, 34); y "la paga del pecado es la muerte" (Rom 6, 23).

Porque, además, y esto es lo más grave. Los hombres primitivos no conocían a Jesucristo. Nosotros sí, lo cual agrava mucho más nuestros pecados. Jesús lo dijo muy claramente: "Si no hubiera venido ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa de su pecado" (Jn 15, 22)


José Martí (continuará)