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miércoles, 20 de septiembre de 2017

Problemas que me preocupan [1 de 3] (José Martí)




En honor a la verdad, debo confesar que  tengo un problema que me absorbe y que me hace sufrir ... y es el rumbo nuevo que ha ido tomando la Iglesia católica en los últimos 50 años; un rumbo que se ha acelerado, de modo trepidante, en los últimos cuatro años y medio, desde que el cardenal Bergoglio pasó a ocupar la cátedra de san Pedro, adoptando el nombre de Francisco, el 13 de marzo de 2013 ... y que ha dado lugar a una "nueva Iglesia" que cada vez se parece menos a lo que ha sido siempre la Iglesia durante dos mil años. 

Esta "nueva Iglesia" está irreconocible. Por desgracia es la única que han conocido varias generaciones; y prácticamente todos los que tienen menos de cincuenta años (salvo excepciones) no conocen ninguna otra Iglesia que ésta, la cual, aunque sigue siendo la verdadera Iglesia, sin embargo, se ha ido imbuyendo de modernismo y, bajo la excusa de la "pastoral", mediante la vía de los hechos, ha ido cambiando la doctrina poco a poco, hasta el extremo de que hay infinidad de católicos (comenzando por muchos de los grandes Jerarcas de la Iglesia) que no conocen su fe, no conocen a Jesucristo ni las verdades que se nos han transmitido durante siglos por la Tradición y el Magisterio auténtico de la Iglesia.

Siempre ha habido grandes y graves problemas en la Iglesia (esto es algo que no se discute, porque es la verdad) pero, a pesar de los pecados de muchos de sus miembros, siempre ha permanecido constante la Fe, la cual ha sido defendida por grandes apologetas -y en particular, los santos- que la han librado de las herejías en las que estaba incurriendo, cada vez que se daban casos de esa índole.

Hoy, sin embargo, el grave problema del que está aquejada la Santa Iglesia, es la pérdida de la Fe en lo sobrenatural. A raíz, sobre todo, del Concilio Vaticano II, salpicado hasta los tuétanos de la herejía modernista que, al decir del papa san Pío X, es la suma de todas las herejías; y, en particular, debido al abandono de la Misa Tradicional en latín (lengua oficial de la Iglesia) que era la misma en todos los lugares del mundo  (independientemente de las lenguas vernáculas) y que servía de grandísima ayuda a todos los cristianos, tanto en lo que se refiere a la conservación de la misma y única Fe como en lo que se refiere a la verdadera unidad entre todos ellos.

En su afán de "acercarse al mundo" que más que un acercamiento era un "arrodillamiento"; y llamándole a este modo de actuar "pastoral cristiana", mediante un hábil dominio del lenguaje, e influenciados por las corrientes de corte protestante, el Papa Juan XXIII convocó el Concilio Vaticano II, un Concilio que ha dado lugar al desastre actual que hoy en día percibimos y experimentamos en la Iglesia, cual es la apostasía generalizada que se ha producido a nivel mundial.

Se ha llegado a una situación que es, en realidad, consecuencia de muchas de las cosas que se han ido aprobando en la Iglesia desde el año 1965. Así:

- Pablo VI  aprobó el Novus Ordo Missae, a sabiendas de que en su confección habían intervenido diez personas, de las cuales siete eran protestantes y de las tres católicas, el presidente de dicha comisión, el cardenal Bugnini, era masón.


Juan Pablo II, cuya famosa reunión "ecuménica" en Asís, en 1986, fue auténticamente escandalosa. A raíz de ella, dos años más tarde, en 1988, fue excomulgado el arzobispo Lefebvre, al considerar éste, con argumentos bien fundados, que es imposible dar por bueno TODO cuanto se contenía en los documentos del Concilio Vaticano II, en particular aquéllos que se oponían claramente al Magisterio anterior de la Iglesia, como son los relativos a la libertad religiosa, el ecumenismo, el diálogo interreligioso y la colegialidad, entre otros. Y en esto Monseñor Lefebre no se equivocaba.

Benedicto XVI que, cuando era el cardenal Ratzinger, como lo es también ahora,  afirmó que la Gaudium et Spes  (uno de los documentos del Concilio Vaticano II) era un contra-Syllabus; eso suponía una nueva doctrina en la Iglesia. Pues bien: tal afirmación no la desmintió cuando llegó a la silla petrina.

- Finalmente, con la libre dimisión de Benedicto XVI como Papa, anunciada el 11 de febrero de 2013, festividad de la Virgen de Lourdes, y hecha oficial el 28 de febrero, fue elegido, como Sumo Pontífice, el cardenal Bergoglio, quien adoptó el nombre de Francisco. Esto ocurrió el 13 de marzo de 2013. Y desde entonces comenzó (o habría que decir, tal vez, continuó) un proceso de desacralización en la Iglesia, que está alcanzando, a día de hoy, niveles alarmantes ...  todo ello ante el silencio cómplice de la mayoría de los cardenales (salvando unas pocas excepciones, como sabemos).

Una inmensa cantidad de cristianos está asistiendo a esta destrucción de la Iglesia fundada por Jesucristo ... como si no estuviera ocurriendo nada. TODO cuanto dice Francisco se considera como "palabra de Dios", en una papolatría "absurda, pero real", que está produciendo, como "fruto" una apostasía en masa del conjunto de los cristianos.

Es una verdad innegable, puesto que son hechos comprobables, que al pueblo de Dios se le ha escamoteado la Palabra de Dios, callando ciertas cosas que, aun siendo esenciales en la doctrina cristiana, apenas si se ha hablado de ellas, por no decir nunca, en algunas iglesias. Entre ellas se encuentran la presencia real -sacramental- de Jesucristo en la eucaristía, la gravedad enorme del pecado, que dio lugar a la Encarnación del Hijo de Dios en Jesucristo, la existencia del infierno como una realidad, etc...). No se han negado explícitamente, pues eso supondría una herejía, pero se las ha silenciado ... hasta ahora, pues en la actualidad, han surgido los lobos escondidos bajo la piel de oveja, y los falsos pastores se están manifestando claramente como lo que siempre han sido, sólo que ahora no se esconden y sí que hablan de todo ello, pero para negarlo.

Se ha llegado a una situación tal que, día tras día, se va contradiciendo y rechazando todo aquello que constituye la fe de la Iglesia, la única Iglesia, la que fue fundada por Jesucristo hace casi dos mil años, la Iglesia católica. No hay otra. Y fuera de ella no hay salvación posible. Esto es dogma de fe.

Son muchos los católicos que se denominan como tales a sí mismos, pero que, en realidad, no lo son, pues poseen un grave desconocimiento de su fe, con una ignorancia de la que pueden salir, pero no lo hacen, porque se encuentran muy cómodos de esa manera ... Y por eso, tales cristianos desconocedores de su fe, son también culpables, al haberse dejado engañar por esos falsos profetas que les decían lo que ellos querían oír, pero que no era -en verdad- la Palabra de Dios, rebajando el nivel de exigencia del Evangelio y falsificando la cruz de Jesucristo. 

Como bien decía san Pablo: "Son muchos -esos de quienes con frecuencia os hablaba y os hablo ahora llorando- que se comportan como enemigos de la cruz de Cristo: su fin es la perdición, su dios el vientre, y su gloria la propia vergüenza, porque ponen el corazón en las cosas terrenas" (Fil 3, 18-19).


(Continuará)