BIENVENIDO A ESTE BLOG, QUIENQUIERA QUE SEAS



jueves, 20 de octubre de 2016

Cuántos errores, Santidad. Y algunos de lápiz rojo (por Sandro Magister)


A Francisco le gusta hablar libremente, con todos los riesgos del caso. He aquí una reseña de sus últimos infortunios, una docena en cuatro meses. El más clamoroso con China

Por Sandro Magister


ROMA, 19 de octubre de 2016 – El pasado mes de junio www.chiesa enumeró y analizó un determinado número de equívocos, patinazos, vacíos de memoria y errores en los discursos del Papa Francisco:

 El Papa no es infalible. Aquí hay ocho pruebas (13.6.2016)

Jorge Mario Bergoglio ha caído de nuevo en dos de los errores señalados entonces.

El primero ha sido atribuir al cardenal Christoph Schönborn un cargo que nunca ha tenido: el de "secretario" de la congregación para la doctrina de la fe.

El Papa le promovió por primera vez a este cargo el 16 de abril, en la rueda de prensa concedida en el vuelo de vuelta de la isla de Lesbos. Y esa vez, cuando se transcribieron las palabras del Papa, la sala de prensa vaticana corrigió la equivocación, sustituyendo el cargo de "secretario" con el de simple "miembro".

Pero el 16 de junio, en un discurso a los sacerdotes de Roma en la catedral de San Juan de Letrán, el Papa repitió el error. Cuando dijo a los sacerdotes cómo leer correctamente "Amoris laetitia", les aconsejó retomar "las palabras de un gran teólogo que fue secretario de la Congregación para la doctrina de la fe, el cardenal Schönborn".

Esta segunda vez no se corrigió el error en la transcripción oficial de las palabras de Francisco.

Pero en ese mismo discurso del Papa, un poco más adelante, se corrige, ex post, una expresión suya.

Cuando describe el episodio de Jesús y la adúltera, según la transcripción oficial Francisco habría dicho: "Y Jesús finge haciéndose pasar por tonto, deja pasar el tiempo, escribe en la tierra…".

Pero lo que en realidad dijo el Papa fue: "E Gesù fa un po' lo scemo…" ("Y Jesús hace un poco el tonto…"), una expresión que en italiano suena bastante mal.

***

La segunda recaída tiene que ver con una traducción imaginaria -acuñada en Occidente y de moda en los Estados Unidos entre los políticos- de la palabra china "weiji", conflicto, según la cual ésta estaría formada por dos ideogramas, uno que significa "riesgo" y otro que significa "oportunidad".

La primera vez que el Papa hizo referencia a esta expresión, oída indirectamente, fue el 24 de abril en un coloquio con los focolares.

Hizo de nuevo referencia a ella el 18 de junio, durante una visita a la comunidad de Villa Nazaret.

***

Pero Francisco ha caído en otros errores, que hay que añadir a la serie.

Uno de estos ha creado algo de discusión y ha sido corregido en la transcripción oficial de las palabras del Papa.

Francisco, en el ya citado discurso del 16 de junio en San Juan de Letrán, en un determinado momento dijo que consideraba que "la mayor parte de nuestros matrimonios sacramentales son nulos" porque los esposos "no son conscientes" de lo que hacen.

En la transcripción oficial "la mayor parte" fue sustituida por "una parte".

Sin embargo, pocos notaron que inmediatamente después, en el mismo discurso, Bergoglio expresaba una opinión que era, en cierto sentido, opuesta.

Efectivamente, después de haber dicho que consideraba nulos la mayor parte de los matrimonios sacramentales dijo que consideraba, en cambio, "matrimonios verdaderos", dotados de "la gracia del matrimonio", las simples convivencias habituales en las zonas rurales argentinas en las que -ha explicado- se forma la familia cuando se es joven, pero se casan en la iglesia cuando son ancianos.

***

Otra opinión discutible que le gusta repetir a Francisco concierne un capitel de la basílica medieval de Vézelay, en Francia.

"En ese capitel -ha dicho el Papa en al menos tres ocasiones diferentes- en una parte está Judas ahorcado, con los ojos abiertos y la lengua fuera; en la otra está el Buen Pastor que se lo lleva consigo. Si observamos bien y con atención el rostro del Buen Pastor veremos que los labios por una parte están tristes, pero por otra también sonríen".

En realidad ningún historiador del arte identifica a Jesús en el segundo personaje, que simplemente lleva a Judas a la sepultura. Pero al Papa le gusta interpretarlo así, para realzar la misericordia de Dios hacia el último de los pecadores. Así se expresó el 16 de junio con los sacerdotes de Roma, el 2 de agosto con los obispos de Polonia y el 2 de octubre con los periodistas en el vuelo de vuelta de Azerbaiyán a Roma.

***

A veces Bergoglio incurre en malentendidos lingüísticos. Por ejemplo, con la palabra "estracomunitario" ('extra-comunitario'), que en Italia indica sólo a la persona que no pertenece a la comunidad europea.

Francisco, en cambio, está convencido de que esta palabra tiene un fondo de crueldad: "Precisamente esa crueldad que hace que tú, que eres de otro país, te conviertas en un 'extra-comunitario': te sacan de la comunidad, no te acogen. Es algo contra lo que debemos luchar con fuerza".

Así se expresó el Papa con unos jóvenes italianos el 28 de julio en Cracovia, durante la jornada mundial de la juventud.

***

Otras veces, en cambio, el error es descriptivo. Por ejemplo, cuando el 12 de octubre, al dirigirse a la conferencia del "Christian World Communions", Francisco citó el martirio de los "frailes ortodoxos coptos degollados en las playas de Libia".

Los cuales sí eran egipcios coptos, pero laicos, no "frailes". En la transcripción oficial no se ha hecho ninguna corrección ex post en esta parte del discurso.

***

Está también el caso del transexual español del que Bergoglio contó su historia durante el vuelo de vuelta de Azerbaiyán a Roma, el 2 de octubre.

El relato del Papa es distinto en diversos puntos respecto al que hizo el transexual en los días de su audiencia con el Papa, el 24 de enero de 2015, junto a su "esposa".

Pero, sobre todo, el relato que hace el Papa da como algo pacífico que se suministre la absolución y la comunión a transexuales "casados", silenciando la disciplina vigente en la Iglesia que no permite la celebración del matrimonio sacramental a los transexuales.

Más que una omisión, aquí Francisco se aleja de dicha disciplina, pero sin declararlo.

A este respecto léase el comentario de Christian Spaemann, psiquiatra de profesión e hijo del insigne filósofo católico alemán Robert Spaemann:

Papa Francesco e i transessuali. Le obiezioni di Spaemann jr

***

En otra ocasión, el Papa ha errado una previsión, con el resultado de encontrarse en colisión con todo un episcopado, el de Colombia.

El error atañe al resultado del referéndum del 2 de octubre sobre el acuerdo entre el Estado colombiano y los guerrilleros de las Fuerzas armadas revolucionarias de Colombia.

Francisco, conversando el 26 de septiembre en Santa Marta con exponentes del Consejo judío mundial y previendo la victoria del "sí", se había pronunciado con fuerza apreciando a los defensores del acuerdo como personas que "arriesgan todo por la paz" y descalificando a los opositores como personas que "arriesgan todo para continuar la guerra y esto hiere el alma".

Pero al final ganó el "no" y entre los opositores hay una gran mayoría de la Iglesia colombiana, que también desea la paz, pero no con las condiciones establecidas en el acuerdo. Tanto es así que en la firma del acto, el 27 de septiembre, sí que fue desde Roma el cardenal Parolin, pero no estaba presente ningún obispo y la conferencia episcopal había invitado a los colombianos a votar a favor o en contra según la propia conciencia.

Afortunadamente esas palabras del Papa no se incluyeron oficialmente en los actos porque fueron pronunciadas en un encuentro privado. Pero fueron dadas a conocer por los participantes a dicho encuentro:

Papa Francesco dialoga con membri del Consiglio ebraico mondiale


El presidente de la Conferencia episcopal de Colombia, Luis Augusto Castro Quiroga ha intentado enmendar el error y ha declarado a la Radio Vaticana:

"No es que unos dicen 'sí' a la paz y otros 'no'. Los que dicen que 'no' consideran que hay que corregir el acuerdo en algunos puntos, pero también ellos quieren la paz. Este no es un caso de guerra y paz".

***

Sin embargo, el error más clamoroso en el que ha incurrido Bergoglio últimamente atañe a China.

El 2 de octubre, en el vuelo de vuelta de Azerbaiyán, Francisco dio un par de noticias que, en ese momento, nadie supo verificar.

La primera: "Los Museos Vaticanos han hecho una exposición en China; los chinos harán una en el Vaticano".

La segunda: "Anteayer ha habido un congreso en la [Pontificia] academia de las ciencias sobre la 'Laudato si’' y había una delegación china del presidente. Y el presidente chino me ha enviado un regalo".

Sin embargo, el 7 de octubre la agencia "Églises d'Asie", voz autorizada de las Misiones extranjeras de París, ha publicado una nota ampliamente documentada que ha demolido ambas noticias:

Le président Xi Jinping a-t-il vraiment envoyé un cadeau au pape François?

Para empezar, los Museos Vaticanos sí que han organizado una exposición del 5 de febrero al 2 de mayo de este año sobre el papado, la misión católica en Oriente, la liturgia y los sacramentos, pero no en la China popular sino en casa de su… enemigo, en Taipei, la capital de Taiwán.

En lo que respecta al supuesto regalo del presidente chino Xi Jinping al Papa, la minuciosa reconstrucción hecha por "Églises d'Asie" acaba incluso definiéndolo "impensable".

El 11 de octubre la agencia "Asia News" del Pontificio instituto de misiones extranjeras de Milán ha puesto oportunamente a disposición de los lectores de lengua italiana, inglesa, española y china la reconstrucción de "Églises d'Asie":

Églises d'Asie: “¿El presidente Xi Jinping realmente ha enviado un regalo al Papa Francisco?”

__________


Traducción en español de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares, España.

Sobre la decadencia de la Fe en España (Entrevista de Javier Navascués a Fernando Paz)


Marcelino Menéndez Pelayo

El insigne Marcelino Menéndez Pelayo afirmaba:

" España, evangelizadora de la mitad del orbe; España martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio…; ésa es nuestra grandeza y nuestra unidad; no tenemos otra. El día en que acabe de perderse, España volverá al cantonalismo de los arévacos y de los vectores o de los reyes de taifas.”

Y nosotros nos podemos preguntar hoy en día: ¿Qué queda de la España católica y de las buenas costumbres? Prácticamente nada. Tan sólo un pequeño porcentaje de creyentes que resisten, fieles a la Tradición de la Iglesia, tratando de vivir en coherencia con el Evangelio.

FERNANDO PAZ es historiador, profesor y escritor. Atesora una amplia trayectoria en los medios de comunicación defendiendo con valentía y convicción los grandes ideales de España frente a sus feroces enemigos. En esta entrevista analiza el proceso de demolición de la fe en España en las últimas décadas.

¿Qué medios ha utilizado la ingeniería social en España para descristianizarla casi por completo en los últimos 50 años?  

Para transformar una sociedad con la profundidad con la que lo ha sido la española, primero hay que cambiar las mentalidades. Y eso se consigue a través de lo que se conoce como la “batalla de las ideas”, batalla que el progresismo ha vencido por incomparecencia del adversario. 

Lo que ocurre ahora en España viene sucediendo en Europa desde hace dos siglos; un agudo proceso de secularización en unas cinco décadas, desde los años sesenta hasta nuestros días. Ese proceso actúa sobre el conjunto de la población, pero muy particularmente sobre las mujeres y los jóvenes. La juventud, que siempre ha sido sinónimo de generosidad, de valor, de curiosidad, ha cambiado el heroísmo por el hedonismo.

A los jóvenes de hoy los han educado los adultos. A muchos de ellos sólo les mueve el placer, el éxito y la codicia; pero no olvidemos que quienes les hemos parido hemos sido nosotros. Ellos son nuestra obra, no lo olvidemos. Cuando denunciamos la situación de la juventud no debemos perder de vista que nos estamos condenando a nosotros mismos, pues lo merecemos.

En cuanto a la mujer, la han sacado del hogar por las buenas o por las malas, y generalmente más bien por estas últimas. Hoy es muy difícil sobrevivir si el hombre y la mujer no trabajan, de modo que han convertido en necesidad lo que antes era un objetivo ideológico. La mujer, hoy, no puede elegir trabajar o no trabajar: está obligada a hacerlo.

Para conseguir estos impresionantes resultados se ha bregado con intensidad y muy a largo plazo, con mucha paciencia y con la vista fija en el horizonte. No olvidemos que la española era la sociedad más católica de Europa hace 50 años. La transformación se ha producido a través de la educación y de las leyes, pero sobre todo de la corrupción de las costumbres, que ha venido decisivamente impulsada desde el ámbito cultural. La deserción de la Iglesia ha hecho el resto. 

Una democracia liberal, que concede derechos al mal, ha sido clave en esta paganización de nuestra patria…  

La democracia liberal no es la causa, sino más bien el efecto, del relativismo, cuyo origen podemos situar en Lutero y la reforma protestante. No olvidemos que, en definitiva, la democracia liberal no es más que la arquitectura política del capitalismo, ese orden de cosas basado en la codicia (que sigue siendo un pecado).

Ese tipo de sistemas crea primero una ficción igualitarista, de acuerdo a la cual todos tenemos los mismos derechos; es lógico, por cuanto ya no hay ni bien ni mal, ni verdad ni falsedad, ni belleza ni fealdad, sólo puntos de vista. El relativismo es una contradicción en sí mismo; de su afirmación se deriva su negación. Pues al sostener que no hay ninguna verdad, ya está estableciendo una. La consecuencia, en una segunda fase, es que un sistema relativista no puede tolerar a quien sostenga verdad alguna, particularmente si esta es de carácter absoluto: Dios.

Esto, hoy, en España es muy visible. Lo que vivimos en Occidente -pero de forma más aguda y sorprendente en España- es una gigantesca apostasía. Los antiguos paganos rechazaban a Cristo porque no le conocían; los apóstatas actuales le rechazan porque le conocen. En aquellos no había odio, sino ignorancia; en estos hay mucho de ignorancia, pero aún más de odio. 

¿El PP, que en sus orígenes se le presuponía una cierta afinidad al sentir católico, ha traicionado estos grandes ideales? 

El PP no ha traicionado ningún principio católico por el simple hecho de que sólo se puede traicionar a aquello en lo que se cree, o a aquello a lo que se pertenece. La base social que vota al PP en buena medida sí sostiene los principios de defensa de la vida y, en general, se muestra reticente ante la ingeniería social, el matrimonio gay o el aborto; pero el partido no. El PP se ha mostrado como un partido no ya partidario de la ingeniería social, sino entusiasta de ella.

Lo que sucede es que en nuestros días se ha producido una completa disociación entre la moral y la política; la gente vota por las opciones políticas sin tener en cuenta las cuestiones morales. No nos engañemos, las encuestas del CIS y los resultados electorales son diáfanos a este respecto: nadie deja de votar a un partido por cuestiones como, pongamos por caso, el aborto. De manera que oponerse al matrimonio gay, al aborto, o a las leyes LGTB no se traduce en un solo voto. Y del mismo modo, apoyarlos tampoco resta apoyo electoral. La mayor parte del apoyo perdido en estos años por el PP ha ido a parar a Ciudadanos y en menor medida a la abstención, pero en modo alguno a otras opciones políticas pro-vida. 

¿Cuál ha sido el papel de los medios de comunicación en este proceso de derribo de la fe? 

Ha sido esencial. El sistema se sostiene sobre una casta política, una casta financiera y otra mediática. Sin los medios de comunicación, nada se podría haber hecho. La opinión pública se construye con sorprendente facilidad, y la construyen quienes tienen los medios para ello. Funciona de un modo que no deja de maravillarme, consiguiendo que mucha gente, al tiempo que repite consignas, esté persuadida de que sus opiniones son realmente suyas.

La educación y las leyes han sido básicas porque se veían complementadas mediante una propaganda eficacísima. En ese sentido, las películas y las series de televisión han sido demoledoras, proponiendo modelos sociales invertidos a los que rodeaba de las más excelsas virtudes. Los medios han oficiado de ministerio de propaganda. El resultado ha sido devastador.

Una baza particularmente importante ha sido la de la sátira. Todo lo referente al hecho religioso –y muy particularmente, claro, a la fe cristiana-, a la autoridad o a la patria, ha sido objeto de la ridiculización pública durante décadas. Este es un aspecto sobre el que nunca se insistirá lo suficiente: no hay nada tan corrosivo como el humor. El resultado de las campañas de ridiculización es la deshumanización: la ridiculización deshumaniza. Una vez deshumanizado, el objeto ya está listo para ser aniquilado. Y nadie moverá un dedo por defenderlo. Mejor que nadie lo resumieron los revolucionarios franceses que escribieron en los muros de una iglesia en el París en el 68: “os enterraremos a carcajadas”.

Háblenos de los ataques contra la familia, célula básica de la sociedad…

El objetivo es la destrucción de la familia. Todo lo que emprenden tiene ese propósito. ¿Por qué? Según la ideología hegemónica, en la familia se incuban las ideas y creencias que impiden la felicidad del individuo. La idea de Dios, de la patria, de la propiedad o la idea misma de autoridad, son el resultado de la educación patriarcal. Por eso, la batalla en la que hoy nos debatimos es la de la supresión de los derechos del varón. El varón es la imagen de Dios y de la autoridad; erosionando su figura se difumina la de Dios y todo sentido de autoridad.

La familia es una institución con milenios de historia. De modo que el asalto a esta se efectúa hoy mediante paulatinas menguas de la autoridad de la figura paterna. A tal efecto, los poderes públicos han hecho lo posible por facilitar las rupturas de las familias; han aumentando –en parte debido a los avances tecnológicos- las familias monoparentales, casi siempre constituidas por madre e hijo, en las que está ausente el padre. Han permitido y alentado el llamado matrimonio gay, que a base de inflacionar el concepto de matrimonio lo desprovee de valor.

Han introducido la desconfianza entre hombres y mujeres en el matrimonio y las relaciones de pareja en general, fomentando las denuncias y judicializando dichas relaciones; tergiversado la realidad culpando al varón en exclusiva de la violencia doméstica; ideologizándola, primero, al llamarla “violencia de género” y, después, eliminando una parte de la realidad que muestra cómo el hombre también es víctima de esa violencia. Hoy, en la sociedad occidental, particularmente en la española, asistimos a una verdadera satanización del varón.

¿Por último háblenos de la deserción de la Iglesia y su importancia en este proceso de paganización de la sociedad? 

No cabe la menor duda de que el repliegue de la Iglesia ha contribuido extraordinariamente a la transformación de la sociedad. En la Iglesia se ha instalado la idea de que sus problemas están en relación con su falta de sintonía con el mundo. Que hoy se produce una desconexión entre ambos es algo evidente; ahora bien, ¿significa eso que la Iglesia debe parecerse, debe imitar, debe asemejarse a la sociedad actual?

En realidad, la tentación de parecerse al mundo es una de las más peligrosas. Casi tanto como la de recibir el reconocimiento de los poderosos del mundo. La modernización, además, se ha demostrado letal para aquellas confesiones que la han adoptado. Se trata, por supuesto, de una cuestión de convicción, pero incluso en el plano práctico. ¿Es que las sectas que han ordenado obispas lesbianas han ganado fieles? Antes al contrario, los han perdido a chorros.

Con la cuestión del celibato ha sucedido lo mismo. La crisis vocacional ha incidido aún con más fuerza entre muchas de aquellas religiones en las que a sus sacerdotes les está permitido casarse. Quizá deberíamos acordar que el mundo actual no rechaza el cristianismo por lo que parece, sino por lo que es. La modernidad está siendo causa de ese repliegue al que me refería al principio. En los últimos tiempos se habla de renunciar a convertir a fieles de otras religiones; el actual pontífice incluso ha descalificado el proselitismo en el nombre del ecumenismo.

Pero un ecumenismo que sitúa en el mismo plano a todas las religiones priva de sentido al catolicismo; si todas las religiones tienen el mismo valor, entonces el sacrificio de Cristo ha sido vano, pues tanto da creer en él como en el Bhagavad Gita. Y, por supuesto, los misioneros que se han sacrificado durante dos mil años en realidad han estado perdiendo el tiempo y, lo que es peor, no pocos de ellos, la vida, muchas veces en medio de atroces sufrimientos.

Afirmar la igualdad de todas las religiones es un disparate herético, pues Cristo nos dijo que “nadie va a la Padre sino a través de Mí”. El desconcierto civilizatorio que sufrimos parece haber impregnado a la Iglesia en estos ultimísimos tiempos.

Javier Navascués