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sábado, 14 de junio de 2014

La vía de los hechos: Los católicos no conocen su religión, porque no se les enseña (15 de 17)

NOTA: El índice de las 17 entradas sobre "La vía de los hechos" se ha introducido cuatro años después. Puede accederse a él, directamente, pinchando aquí.


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En la actualidad el pueblo judío, en su conjunto, sigue sin aceptar a Jesucristo, como el Mesías prometido, y todavía siguen esperando a otro Mesías. Dentro de la dificultad que supone hablar del fin de los tiempos, tal vez el punto de más difícil comprensión sea el relativo a la conversión del pueblo judío (que no está, precisamente, por la labor). De todos modos, igual que en Adán (como representante de la raza humana) todos pecamos, es posible -a modo de hipótesis- que la conversión de un reducido grupo de judíos represente al pueblo judío en su totalidad; pues de hecho, cuando llegue el final serán muy pocos los que quedarán con fe en la tierra, que son los que constituirán la verdadera Iglesiala que ha sido siempre fiel, desde el principio, al depósito recibido: "No temáis, mi pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el Reino" (Lc 12,32) [En este sentido seguirían siendo válidas las palabras del Señor, como no puede ser de otra manera, de que las puertas del Infierno no prevalecerán contra la Iglesia, puesto que ésta no será completamente destruida sino que vivirá en sus miembros, aunque éstos se encuentren diseminados por toda la tierra]

A la vista de los acontecimientos actuales si no estamos aún en el final, es muy probable que estemos bastante cerca. Aunque, claro está, siempre nos queda la incertidumbre con respecto a los tiempos bíblicos, pues "para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día" (2 Pet 3,8). En fin, sea como fuere, no tenemos ningún motivo para asustarnos, pues la consigna de Jesús sobre la necesidad de estar preparados en todo momento sigue siendo válida, tanto si estamos cerca de los últimos tiempos como si no lo estamos


La conclusión acerca de lo todo lo que se ha dicho en estos artículos parece clara. Por una parte está el Dogma que no ha sido tocado ni puede serloPero, por otra parte, aunque no se niegue, no se habla de él: por ejemplo, del carácter sacrificial de la Misa, de la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, de la necesidad de pertenecer a la Iglesia como única tabla de salvación, de la existencia del pecado original y de los pecados personales, de la misericordia de Dios vinculada a la conversión y a la confesión de los pecados, de María como Virgen y Madre de Dios, de la Resurrección REAL de Jesucristo, que está en cuerpo y alma en el cielo (al igual que su Madre), etc...; y al no hablar de todas estas cosas, que constituyen la esencia del Cristianismoverdades de carácter sobrenatural y que nos trascienden,  entonces el cristiano acaba DE HECHO desconociéndolas y, desconociendo, por lo tanto, su propia Religión. Y si alguna noticia le llega, porque es inevitable, pensará que se trata de leyendas piadosas, propias de un determinado momento histórico, pero desfasadas, hoy en día. Alguno incluso llegará a pensar que todo eso que se cuenta en los Evangelios no ocurrió realmente; si acaso sólo aquello que fuese comprensible por su razón. 


De este modo, por la vía de los hechos (en este caso, "hechos" de omisión), la Iglesia se iría esfumando, las nuevas generaciones no conocerían a Jesucristo, y las palabras de San Juan: "el mundo entero yace en poder del Maligno" (1 Jn 5,19b), que siempre han sido reales, pues son palabra de Dios, serían también aplicables a la Iglesia, una vez que ésta hubiera llegado a confundirse con el mundo... Frente a esto tenemos, no obstante, las palabras de Jesucristo, de que "las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia" (Mt 16,189; por lo que sabemos que siempre quedará un resto que se habrá mantenido fiel, y que constituirá la verdadera Iglesia. Y en atención a ellos se adelantará la segunda venida de Jesús al mundo"pues de no acortarse esos días, no se salvaría nadie; pero en atención a los elegidos esos días se acortarán" (Mt 24, 22). Y ahora Jesús no vendrá para sufrir ni para morir,  "porque sabemos que Cristo, resucitado de entre los muertos, ya no muere más: la muerte ya no tiene dominio sobre Él" (Rom 6, 9). "Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre, y en ese momento todas las tribus de la tierra romperán en llantos. Y verán al Hijo del Hombre que viene sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria(Mt 24,30)   

¿Y qué sucede hoy con la Tradición y el depósito recibido? San Pablo tenía muy clara su misión: "No me avergüenzo del Evangelio, porque es una fuerza de Dios para la saalvación de todo el que cree, del judío en primer lugar y también del griego" (Rom 1, 16), "pues no todos tienen fe(2 Tes 3,2). ¿Cómo debe proceder un cristiano con relación a los cristianos que han renegado de su fe? : "Os ordenamos, hermanos, en nombre de Nuestro Señor Jesucristo, que os alejéis de todo hermano que ande ocioso y no conforme a la Tradición que recibieron de nosotros" (2Tes 3,6)


Estas palabras nos hablan de la importancia capital de la Tradición en la Religión católica, hasta el punto de que renegar de la Tradición equivale a renegar de Jesucristo y de su Iglesia. De ahí que no pueden entenderse ciertos sucesos que, influidos por el modernismo, vienen ocurriendo en el seno de la Iglesia, desde hace ya más de cincuenta años, pero especialmente en estos últimos años, si no es por intervención diabólica. Se dice en el Apocalipsis, hablando de la bestia, es decir, del Diablo : "Se le permitió hacer la guerra contra los santos, y vencerlos; y se le dio poder sobre toda tribu y pueblo, lengua y nación. Y le adorarán todos los que habitan la tierra, aquellos cuyo nombre no está escrito, desde el origen del mundo, en el libro de la Vida, del Cordero inmolado" (Ap 13,7-8). 




(Continuará)