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lunes, 24 de julio de 2017

La Iglesia de la publicidad y la Iglesia del silencio (Padre Julio Meinvieille)

Extracto de una ponencia del padre Javier Olivera Ravasi

Duración 5:09 minutos

Sabemos que el mysterium iniquitatis ya está obrando (2 Tes 2,7); pero no sabemos los límites de su poder


Sin embargo, no hay dificultad en admitir que la Iglesia de la publicidad pueda ser ganada por el enemigo y convertirse de Iglesia Católica en Iglesia gnóstica. [¡Atención!]

Puede haber dos Iglesias, la una la de la publicidad, Iglesia magnificada en la propaganda, con obispos, sacerdotes y teólogos publicitados, y aun con un Pontífice de actitudes ambiguas; y la otra, la Iglesia del silencio, con un Papa fiel a Jesucristo en su enseñanza y con algunos sacerdotes, obispos y fieles que le sean adictos, esparcidos como "pusillus grex" (Lc 12, 32) por toda la tierra.

Esta segunda sería la Iglesia de las promesas, y no aquella primera, que pudiera defeccionar. [Defección = Deserción, abandono desleal de una causa o un partido]

Un mismo Papa presidiría ambas Iglesias, que aparente y exteriormente no serían sino una.  El Papa, con sus actitudes ambiguas, daría pie para mantener el equívoco. Porque, por una parte, profesando una doctrina intachable sería cabeza de la Iglesia de las Promesas. Por otra parte, produciendo hechos equívocos y aun reprobables, aparecería como alentando la subversión y manteniendo la Iglesia gnóstica de la Publicidad.

La eclesiología no ha estudiado suficientemente la posibilidad de una hipótesis como la que aquí proponemos. Pero si se piensa bien, la Promesa de Asistencia a la Iglesia se reduce a una Asis­tencia que impida al error introducirse en la Cátedra Romana y en la misma Iglesia, y además que la Iglesia no desaparezca ni sea destruida por sus enemigos [Las promesas están contenidas de modo particular en: Mt., 16, 13-20; 28, 18-20; Juan, 14, 16-26.]

Ninguno de los aspectos de esta hipótesis que aquí se propone queda invalidado por las promesas consignadas en los distintos lugares del Evangelio. Al contrario, ambas hipótesis cobran vero­similitud si se tienen en cuenta los pasajes escriturarios que se refieren a la defección de la fe

Esta defección, que será total, tendrá que coincidir con la perseverancia de la Iglesia hasta el fin

Dice el Señor en el Evangelio: "Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe en la tierra?" (Lc., 18, 8).
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OBJETIVO "1984": Winston carece de argumentos porque no cree en Dios (por José Martí) [5 de 6]


Como venimos diciendo el objetivo a conseguir es el de una humanidad formada por esclavos (una humanidad inhumana); seres humanos sin libertad, que hayan perdido por completo su capacidad de razonar. Sólo existirá un único Pensamiento correcto, el Pensamiento único, del cual nadie podrá discrepar, bajo penas que llegarán incluso a la muerte de los que se atrevan a expresar lo que realmente piensan (si es que todavía son capaces de pensar). 

Para que ese Sistema, que se conoce como Nuevo Orden Mundial, sea factible y pueda funcionar, es preciso que quienes lo componen piensen que son realmente libres: tienen que estar convencidos de que lo que hacen, que coincide con el Pensamiento Único, es lo mejor y es lo que ellos quieren hacer. Se cuenta, para ello, con todos los medios de comunicación, cuya misión principal será precisamente la de conseguir ese objetivo, algo que, por cierto, ya están haciendo; y, además, con bastante eficacia, mediante un bombardeo continuo y siempre en el mismo sentido ... de manera que, inevitablemente, cada vez será mayor el número de los que se unan a esta visión única de la vida, que es la del Gran Hermano de la novela "1984" de Orwell. 

Pero esto es sólo el principio: a medida que se vaya produciendo este cambio de mentalidad, este endiosamiento del hombre, está previsto que todo aquél que no comulgue con ese pensamiento sea señalado como un bicho raro, primero ... y luego, si no se "convierte", como un enemigo al que hay que eliminar, porque es un estorbo para el progreso de la sociedad.  

En la novela de Orwell, al final, todos, absolutamente todos (también los que combatían a Gran Hermano, aunque fuera sólo en su mente o en sus sentimientos) acabaron pensando y sintiendo como Gran Hermano. Y, una vez que se conseguía este objetivo, ellos, que ya sabían que su destino era la muerte por ser "herejes del Pensamiento", morían  con la "conciencia" de que su muerte era algo merecido y justo, debido a que habían traicionado al Gran Hermano, atreviéndose a pensar por su cuenta. Su muerte constituía así el triunfo de la mentira y de lo absurdo frente a la verdad y a la realidad percibida por los sentidos. Espeluznante. Esto es lo que ocurrió en la novela de George Orwell, de título "1984". Pero hay que decir, a fuer de ser sinceros, que los habitantes de ese mundo de Oceanía se encontraban completamente desprotegidos; no tenían ninguna salida posible ... y finalmente todos, absolutamente todos, claudicaban, necesariamente.



Para que se entienda mejor lo que pretendo transmitir, escribo un párrafo de esta novela, que viene a ser, en cierto modo, un resumen de la misma. Se trata de una conversación que tiene lugar entre un Policía del Pensamiento (O´brien) y nuestro protagonista (Winston), aquel que se empeña en pensar y en sentir a lo humano. Comienza hablando O'brien.

- Ya veo que empiezas a darte cuenta de cómo será ese mundo. Pero acabarás haciendo más que comprenderlo. Lo aceptarás, lo acogerás encantado, te convertirás en parte de él.

Winston había recobrado suficiente energía para hablar:

- ¡No podréis conseguirlo! -dijo débilmente
- ¿Qué has querido decir con esas palabras, Winston?
- No podréis crear un mundo como el que has descrito. Eso es un sueño, un imposible.
-¿Por qué?
- Es imposible fundar una civilización sobre el miedo, el odio y la crueldad. No perduraría.
-¿Por qué no?
- No tendría vitalidad. Se desintegraría. Se suicidaría.
- (...) ¿Qué importaría? ¿No comprendes que la muerte del individuo no es la muerte? El Partido es inmortal.

(...) Apagadamente, sin argumentos, sin nada en que apoyarse excepto el inarticulado horror que le producía lo que había dicho O'brien, volvió al ataque.

- No sé, no me importa. De un modo u otro, fracasaréis. Algo os derrotará. La vida os derrotará.
Nosotros, Winston, controlamos la vida en todos sus niveles. Te figuras que existe algo llamado la naturaleza humana, que se irritará por lo que hacemos y se volverá contra nosotros. Pero no olvides que nosotros creamos la naturaleza humana. Los hombres son infinitamente maleables. O quizás hayas vuelto a tu antigua idea de que los proletarios o los esclavos se levantarán contra nosotros y nos derribarán. Desecha esa idea. Están indefensos, como animales. La Humanidad es el Partido. Los otros están fuera, son insignificantes.
- No me importa. Al final, os vencerán. Antes o después os verán como sois, y entonces os despedazarán.
- ¿Tienes alguna prueba de que eso esté ocurriendo? ¿O quizás alguna razón de que pudiera ocurrir?
- No. Es lo que creo. Sé que fracasaréisHay algo en el universo -no sé lo que es: algún espíritu, algún principio contra lo que no podréis.
- ¿Acaso crees en Dios, Winston?
- No.
- Entonces, ¿qué principio es ése que ha de vencernos?
- No sé. El espíritu del hombre.
- ¿Y te consideras tú un hombre?
- Sí.
- Si tú eres un hombre, Winston, es que eres el último. Tu especie se ha extinguido; nosotros somos los herederos. ¿Te das cuenta de que estás solo, absolutamente solo? Te encuentras fuera de la historia. No existes.

Como podemos leer, el relato es estremecedor. Winston no tiene nada en qué apoyarse. Sólo intuiciones acerca de la naturaleza humana. El bien tiene que vencer sobre el mal. Esto tiene que ser así y no puede ser de otra manera ... ¡pero no argumenta!. No puede argumentar, aunque quiera; no tiene ninguna salida. Sólo habría una. La única salida posible, la que sería capaz de hacer frente a toda esa farsa y a ese mundo marcado por el odio, sería la creencia en Dios ..., pero ésta queda descartada en la novela por él mismo quien, ante la pregunta de O'brien sobre si cree en Dios le responde que no [Por cierto, es la única referencia que se hace a Dios en esta novela]

Ese es el motivo por el que Gran Hermano consigue lo que persigue, a saber: el Poder y el control absoluto sobre todos los habitantes de Oceanía, un poder incluso sobre su mente, su voluntad y hasta sus sentimientos. Todo está -o acabará estando- sometido al Gran Hermano. Un final trágico. En realidad no podía ser de otro modo. Sólo la apertura a la trascendencia puede salvar al hombre.

La corriente inmanentista actual [es decir, el modernismo, el progresismo, el comunismo, etc...], que se queda en algo que es sólo para este mundo, y en donde se rechaza abiertamente toda idea de Dios como un Ser Trascendente y Causa de todo cuanto existe, está dando lugar a un mundo cada vez más pervertido, en todos los sentidos. 

Un mundo que se enorgullece de ser anti-Dios: el "orgullo" gay, el "orgullo" de abortar [¡yo soy dueña de mi cuerpo!], el orgullo de erigirse en juez de lo que es y de lo que no es [es el caso de la ideología de género], el "orgullo" de ser apóstata y de ir en contra de todas las leyes divinas, no sometiéndose a ellas y fabricándose otras leyes que son anti-natura [¡no existe la naturaleza! ¡no se es hombre o mujer!] ... todo este "orgullo" está llevando al mundo a la locura y a su propia aniquilación. Es imposible que una sociedad perdure basándose en la injusticia, en la corrupción, en la perversión y en el odio.


(Continuará)

OBJETIVO "1984": Un pensamiento enfermo (por José Martí) [4 de 6]

EL DIABLO ES PADRE DE LA MENTIRA


Como sabemos, "en el Diablo no hay verdad. Cuando dice la mentira, habla de lo suyo, porque es mentiroso y padre de la mentira" (Jn 8, 44). Y en la actualidad en la que nos ha tocado vivir, aquella que Dios ha querido para nosotros, la mentira se ha apoderado del mundo; y esto hasta extremos insospechados. No se soportan las verdades más evidentes, hasta el punto de caer en el absurdo más ridículo, diciendo sandeces y negando verdades que saltan a la vista de todos. 

De modo que no es ya sólo la creencia en Dios lo que está en juego sino la misma razón.  El pensamiento está enfermo. Se niega el principio de no contradicción, según el cual una cosa y la contraria no pueden ser iguales al mismo tiempo. El ser humano no sabe ya razonar. Y esta locura de la gente, consecuencia lógica de haberse apartado de Dios, se ha introducido también en la Iglesia, como bien se sabe. Sirva de ejemplo este corto vídeo en donde el padre jesuita Antonio Spadaro afirma -y se queda tan pancho- que en teología 2 + 2 pueden ser 5. 


Duración: 30 segundos

Clerical Mathematics: Jesuit Father Antonio Spadaro, one of the guardians of Pope Francis’ revolution, wrote on his Twitter account that – quote – “Theology is not Mathematics” and that, “2+2 in Theology can make 5, because it has to do with God and real life of people.”  Gloria.tv  comments: In the real life of people 2+2 is never 5.

TRADUCCIÓN PERSONAL

Matemáticas clericales: El padre jesuita Antonio Spadaro, uno de los guardianes de la revolución del Papa Francisco, escribió en su cuenta de Twitter que - cita - "La Teología no es la Matemática" y "2 + 2 en Teología pueden ser 5, porque esto tiene que ver con Dios y con la vida real de la gente". Comentario de Gloria.tv : "En la vida real de la gente 2 + 2 nunca son 5".


Por más vueltas que le demos, lo cierto es que "no podemos nada contra la verdad sino en favor de la verdad" (2 Cor 13, 8). 

Mucho se han empeñado los grandes de este mundo, a lo largo de la historia, en destruir la verdad. Hoy en día se dedican a ello de un modo atroz. Y sin embargo, el sentido común de la gente sencilla (gente que todavía queda, gracias a Dios; más de la que pensamos) es el que sigue todavía haciendo llamar a las cosas por su nombre: "lo que es, es"

De manera tal que sólo en apariencia y usando métodos coercitivos, de corte totalitario, "algunos" [o "muchos" tal vez, debido a la influencia perversa de los mass media] podrán "pensar" que la mentira ha triunfado; y, sin embargo, no es así ni puede serlo. Tal triunfo de la mentira es una quimera ... Claro está, siempre que entendamos por triunfo el triunfo final, el cual será indefectiblemente de Dios. Así lo creemos. Y así sabemos que será, confiados en la Palabra de Dios, que es la Verdad y en Él no hay engaño. Nos lo demostró dando su Vida por nosotros para salvarnos. 


"Y se entabló un gran combate en el cielo: Miguel y sus ángeles lucharon contra el dragón. También lucharon el dragón y sus ángeles, pero no prevalecieron, ni hubo ya para ellos un lugar en el cielo. Fue arrojado aquel gran dragón, la serpiente antigua, llamada Diablo y Satanás, que seduce a todo el universo. Fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él. Entonces oí en el cielo una fuerte voz que decía: "Ahora ha llegado la salvación, la fuerza, el reino de nuestro Dios, y el poderío de su Cristo, porque ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche . Ellos lo vencieron por la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio que dieron, menospreciando su vida hasta la muerte. Por eso, alegraos, cielos y cuantos en ellos habitáis". (Ap 12, 7-12)
Aún no ha llegado el momento de la victoria. Y lo que se observa es justo lo contrario. De ello ya nos advirtió Jesús, en repetidas ocasiones. También lo leemos en la primera carta de san Juan: "El mundo entero está bajo el poder del Maligno" (1 Jn 5, 19). Aquí vamos a ceñirnos sólo en lo que se lee en el Apocalipsis (palabra que significa Revelación)
"Y vi una bestia que salía del mar: tenía diez cuernos y siete cabezas, y sobre sus cuernos diez diademas y sobre sus cabezas nombres blasfemos" (Ap 13, 1). " (...) y toda la tierra, admirada, siguió a la bestia. Y adoraron al dragón porque había entregado el poder a la bestia. También adoraron a la bestia, diciendo: "Quién es como la bestia, y quién puede luchar contra ella?". Se le dio una boca que profería palabras arrogantes y blasfemias, y se le dio poder para actuar durante cuarenta y dos meses. Y abrió su boca con blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre y de su tabernáculo y de los que moran en el cielo. Se le concedió hacer la guerra contra los santos y vencerlos; y se le dio poder sobre toda tribu y pueblo, lengua y nación. Y la adorarán todos los que habitan la tierra, aquéllos cuyo nombre no está escrito, desde el origen del mundo, en el libro de la vida del cordero inmolado. Quien tenga oídos, que oiga" (Ap 13, 3-9)
"Y vi otra bestia que subía de la tierra. Tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como un dragón. Ejerce en su presencia todo el poder de la primera bestia, y hace que la tierra y sus habitantes adoren a la primera bestia" (Ap 13, 11-12) (...) hasta el punto de que consigue que los habitantes de la tierra hagan una imagen de la primera bestia, a la cual le infunde vida para que hable y haga que mueran todos cuantos no adoren esa imagen: "Hizo que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos, recibieran una marca en su mano derecha o en la frente, para que nadie pueda comprar ni vender nada si no tiene la marca con el nombre de la bestia" (Ap 13, 16-17)
Ciertamente aquí no acaba la historia. Sigamos leyendo: 
"Vi entonces al Cordero puesto en pie sobre el monte Sión, y con Él a ciento cuarenta y cuatro mil, que llevaban escrito en la frente el nombre de Él y el nombre de su Padre" (Ap 14, 1) (...) "Éstos son los que siguen al Cordero donde quiera que vaya. Éstos han sido rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero, y no se halló mentira en su boca: están sin mancha" (Ap 14, 4-5)
Y poco después un tercer ángel dice con voz fuerte: "Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su marca en la frente o en la mano" (Ap 14, 9) (...)  "será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y delante del Cordero" (Ap 14, 10) [en clara alusión al Infierno, ése en el que hoy no se cree que exista] 
Y luego está escrito, a modo de consejo -y de mandato- para que todos tengan claro cuál ha de ser su modo de vivir, si quieren salvarse: "En esto consiste la paciencia de los santos [esa paciencia de la cual dijo el Señor (en Lc 21, 19) que por ella salvaríamos nuestras almas] : que guardan los mandamientos y la fe de Jesús" (Ap 14, 12).
Y a continuación queda patente ante todos el triunfo de Jesucristo y de todos aquéllos que han permanecido fieles a su Nombre:
"Y vi el cielo abierto: en él un caballo blanco; y el que lo monta se llama Fiel y Veraz, y con justicia juzga y combate. Sus ojos son como una llama de fuego, y en la cabeza tiene muchas diademas; lleva escrito un nombre que nadie conoce sino Él; está vestido con un manto teñido de sangre, y su nombre es el Verbo de Dios" (Ap 19, 11-13) (...) "En el manto y en el muslo lleva escrito un nombre: Rey de reyes y Señor de señores" (Ap 19, 16). (...) "Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos reunidos para hacer la guerra contra el que iba montado sobre el caballo y contra su ejército. Pero apresaron a la bestia y con ella al falso profeta que, en su presencia, hacía prodigios, con los que seducía a los que habían recibido la marca de la bestia y a los que habían adorado su imagen. Los dos fueron arrojados vivos al estanque de fuego que arde con azufre. Los demás fueron muertos con la espada que sale de la boca del que va montado en el caballo" (Ap 19, 19-21)
Vi también un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron y el mar ya no existe. Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo de parte de Dios, ataviada como una novia que se engalana para su esposo. Y oí una fuerte voz, procedente del trono, que decía: "¡Ésta es la morada de Dios con los hombres! Él habitará con ellos y ellos serán su pueblo, y Dios, habitando realmente en medio de ellos, será su Dios. Y enjugará toda lágrima de sus ojos; y no habrá ya muerte ni llanto, ni lamento ni dolor; porque todo lo anterior ya pasó". Y el que estaba sentado en el Trono dijo: "Mira, hago nuevas todas las cosas". Y añadió: "Escribe: Estas palabras son fidedignas y veraces". También me dijo: "Ya está hecho. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al sediento le daré de beber gratis de la fuente de agua viva. El que venza heredará estas cosas y Yo será para él Dios y él será para Mí hijo. En cambio, los cobardes, los incrédulos, los abominables, los homicidas, los fornicarios, los hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda" (Ap 21, 1-8)
Continuará