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miércoles, 28 de junio de 2017

Después de la Academia para la Vida, cambia la cara también el Instituto para la Familia (Sandro Magister)



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Pasados por el tamiz uno después del otro, los nuevos miembros de la Pontificia Academia para la Vida nombrados el 13 de junio por el papa Francisco reservan cada día nuevas sorpresas.
Pero también en el colindante Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, también entregado por el Papa al cuidado de monseñor Vincenzo Paglia, se prepara un giro en la misma dirección.
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En la Pontificia Academia para la Vida hizo ruido inicialmente el nombramiento del teólogo moralista anglicano Nigel Biggar, partidario del aborto hasta las "18 semanas luego de la concepción".
Interpelado por Vatican Insider, monseñor Paglia intentó justificar el nombramiento afirmando que Biggar – aparte de las palabras intercambiadas en el 2011 con el filósofo y fogoso abortista Peter Singer – "no ha escrito nunca nada sobre el tema de aborto", y sobre el fin de la vida "tiene una posición absolutamente coincidente con la católica".
Pero no ha pasado mucho tiempo para descubrir que ambas aseveraciones no se corresponden con la verdad, y que Biggar ha expresado sus opiniones posibilistas sobre el tema del aborto en un artículo del 2015 en el “Journal de Ética Médica” y sobre el tema de eutanasia en su libro del 2014, titulado "Aiming to kill. The ethics of suicide and euthanasia".
Posteriormente se ha advertido que también otros nuevos académicos están muy lejos de las posiciones de la Iglesia:
- la sueca Katarina Le Blanc, del Karolinska Institutet, de Estocolmo, que utiliza células madre extraídas de embriones humanos fecundados in vitro;
- el japonés y premio Nobel Shinya Yamanaka, que aunque célebre por haber producido artificialmente células madre pluripotentes no excluye en absoluto que se continúen las investigaciones sobre la utilización de las células madre humanas, y explica por qué en un artículo publicado en la revista científica "Cell & Stem Cell".
- el judío israelí Avraham Steinberg, quien admite en algunos casos el aborto y la destrucción de los embriones para uso científico;
- el italiano Maurizio Chiodi, teólogo moralista de primer nivel, que en su libro "Etica della vita" se abre a la admisión de la procreación artificial, si es compatible con una “intención generadora".
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Entre tanto, como ya ocurrió para la Academia, también para el Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia está llegando un nuevo estatuto, que entrará inmediatamente en vigor con un quirógrafo del papa Francisco.
El instituto cambiará de nombre, ya no llevará más como título el nombre del Papa que lo fundó, se llamará "Instituto de Ciencias de la Familia" o algo parecido, y será incorporado a la Pontificia Universidad Lateranense, bajo la autoridad de su actual rector, monseñor Enrico dal Covolo.
Esta pérdida de autonomía del Instituto es justificado por los partidarios del nuevo curso asumido con la voluntad de reforzar el valor de los títulos de licenciatura en teología moral, de doctorado y de maestría que el mismo emite, para ampliar su oferta formativa integrándola con la de la universidad y de ampliar su horizonte internacional.
Pero aparte del hecho que el Instituto Juan Pablo II ya tiene numerosas sedes en Europa, Asia, África, América y Australia, un primer efecto práctico de este cambio será que su cuerpo docente podrá ser remodelado a gusto, ingresando nuevos profesores y nuevos investigadores tomados de la Universidad Lateranense y de otras universidades, pontificias o no.
Esto es suficiente para esquivar el muro erigido por sus actuales docentes, en su casi totalidad unidos para mantener firme la línea del fundador del Instituto, el papa Karol Wojtyla, y de sus tres primeros decanos: Carlo Caffarra, Angelo Scola y Livio Melina. Éste último fue removido el verano pasado y fue sustituido por el teólogo milanés PierAngelo Sequeri, contextualmente en el nombramiento de monseñor Paglia como Gran Canciller del Instituto. De Scola, creado cardenal y arzobispo de Milán, se sabe que fue el gran derrotado por Bergoglio en el cónclave del 2013. Mientras que de Caffarra, también él creado cardenal y hoy arzobispo emérito de Bolonia, se conoce la franqueza de palabra respecto al papa Francisco: es uno de los cuatro cardenales que le han pedido públicamente que arroje claridad sobre los "dubia" generados por su magisterio, justamente en materia de matrimonio y familia y que le han escrito recientemente para ser recibidos en audiencia. En ambos casos sin que el Papa se dignara darles una respuesta.
Un ejemplo de la línea "wojtyliana" sobre la cual continúan siendo acreditados los docentes del Instituto de la gestión anterior es el "Vademecum" sobre la interpretación de "Amoris laetitia", editado por los profesores José Granados, Stephan Kampowski y Juan José Pérez-Soba, en perfecta continuidad con el magisterio anterior de la Iglesia.
Pero ni siquiera faltan los primeros cambios de campo. El más clamoros es el de Gilfredo Marengo, desde el 2013 docente de Antropología Teológica en el Instituto. Era uno de los discípulos predilectos de Scola, cuando éste era decano y también después, mientras que ahora se lo encuenta en la orilla opuesta, con monseñor Paglia. No es casualidad que justamente se le haya encomendado a Marengo la tarea de coordinar la comisión – de la cual forma parte Sequeri, el actual decano del Instituto – que debería abrir el camino para una reinterpretación de la encíclica de Pablo VI "Humanae vitae" sobre la anticoncepción, a la luz de "Amoris laetitia".
Queda después por ver qué ocurrirá con las sedes periféricas del Instituto, también ellas poco dispuestas a someterse al nuevo curso de acción. La más poderosa es la de Washington, con un aguerrido cuerpo docene totalmente en la línea "wojtyliana" y muy bien financiada por los Caballeros de Colón, cuyo jefe supremo, Carl Anderson, es allí también docente y vicedecano.
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En todo caso, los alumnos y los docentes del Instituto Juan Pablo II hasta ahora a cargo de cátedras tiran para adelante, sin ceder.
En el próximo número de la revista del Instituto, "Anthropotes", aparecerá un artículo de Alberto Frigerio, un doctorado de Milán, qien critica a fondo el volumen "Amoris laetitia: un punto di svolta per la teologia morale" [Amoris laetitia: un momento crucial para la teología moral], a cargo de Stephan Goertz y Caroline Witting, editado en Italia por la editorial San Pablo, que expresa las posiciones más avanzadas de la teología alemana.
Y precisamente con el más conocido de los teólogos moralistas de Alemania, Eberhard Schockenhoff – autor de un reciente ensayo sobre "Stimmen der Zeit" que hizo mucho ruido –, ha cruzado espadas Livio Melina, el penúltimo decano del Instituto, durante un congreso celebrado en Nysa (Polonia), en la región de Silesia, con un centenar de teólogos moralistas polacos y con la presencia de dos obispos auxiliares, de Poznan y de Lublin.
Schockenhoff es una autoridad no sólo en Alemania, sino también fuera de ella. La Conferencia Episcopal de Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia quiso escuchar precisamente a él en una jornada de estudio sobre "Amoris laetitia", llevada a cabo en Hamburgo hace dos meses.
Pero Melina contradijo punto por punto las posiciones del teólogo alemán, mostrando la falta de fundamentación del presunto "cambio de paradigma" que muchos asocian al magisterio del papa Francisco. Y los obispos de Polonia, en sus lineamientos para la aplicación de "Amoris laetitia", concuerdan en forma plena con él.
La conferencia de Melina, pronunciada el 12 de junio, será publicada también en el próximo número de "Anthropotes", con el título: "Los desafíos de 'Amoris laetitia' para un teólogo de moral"
Sandro Magister

Soy católico. Perdón por existir (Padre Jorge González)



Con perdón, sin ofender, todos hermanos, perdón… pero estoy un poco hartito de la noticia de la supuesta agresión a dos homosexuales por parte de un grupito neonazi. Una agresión tan horrible que consistió en que realizaron gestos nazis, escupieron y llegaron a golpear a las víctimas de la agresión, aunque no constan lesiones.

Bien, pues desde hace tres días vengo escuchando repetidamente la noticia en todos los informativos de la televisión y la he visto en todos los medios de prensa. Cada día la vuelven a dar. Horror, terror y pavor. Falta de respeto, falta de tolerancia, necesidad de respetar los derechos de todos.

Con pocas horas de diferencia hemos sabido que la capilla de la universidad autónoma de Madrid ha sufrido otro ataque, con desperfectos, pintadas y lanzamiento de artefactos incendiarios. Repito los calificativos: horror, terror y pavor. Falta de respeto, falta de tolerancia, necesidad de respetar los derechos de todos.

¿Derechos de todos? No se lo crean. Mientras por todas partes se condena esa agresión a una pareja gay en la plaza Pedro Zerolo, nadie ha dicho una palabra de condena ante el nuevo asalto a la capilla de la universidad autónoma de Madrid. Sí, hay algunas condenas personales, pero uno echa en falta que los partidos y las agrupaciones políticas lo condenen expresamente. Nada. Es una capilla católica. Los mismos grupos de gays y lesbianas y todo lo demás lo podían haber condenado en aras de un proclamar la libertad para todos. Je.

Imaginen, porque imaginar todavía es libre, que en la universidad tuviera un local alguna asociación del arco iris. Imaginen una pintada en contra y no digamos un artefacto incendiario en su interior. Imaginen, ya digo que de momento es gratis, que la banderita sufre un ligero daño. Qué digo dar la noticia, allí estarían todos los medios realizando programas especiales en directo, y veríamos a todos nuestros políticos rasgándose las vestiduras. Sí, los mismos que llevan un mes felicitando el ramadán a nuestros hermanos musulmanes. Los mismos que jamás han felicitado a los católicos por Navidad o Pascua.

Hoy, digan lo que digan los musulmanes, los arco iris y sus adláteres, si hay un colectivo marginado, ridiculizado, agredido y despreciado, es el católico. La capilla de la autónoma ardiendo. Una religiosa en Granada agredida por el hecho de ser monja. A mi compañero lo han apedreado alguna vez. A mí me han insultado varias. No es difícil hacer un calendario y un itinerario con ataques a la libertad religiosa. No pasa nada.

Estamos solos. Los grandes partidos o atacan abiertamente o callan y sonríen. Nadie da la cara por nosotros. La Iglesia, con la cosa de la tolerancia, tampoco. Notitas simplonas y rezar. Sacudir a un católico es gratis.

Padre Jorge González Guadalix