BIENVENIDO A ESTE BLOG, QUIENQUIERA QUE SEAS



sábado, 4 de febrero de 2017

¿Vara dura con fieles a los Evangelios y tolerancia con los herejes? (Carlos Álvarez Cozzi)




Por estos tiempos turbulentos en la barca de Pedro, el actual sucesor de éste parece tener mucha misericordia no sólo con los alejados, con los periféricos, sino también con los de dentro que afirman herejías, mientras que se les aplica mano dura a quienes pretenden seguir siendo fieles a los Evangelios que recogen las enseñanzas de Jesús.

Parece realmente el mundo del revés. Ese que observábamos hasta hace poco en el mundo ahora lo tenemos como lamentable espectáculo dentro de la Iglesia Católica bajo el pontificado actual de Francisco.

Y si no adviértanse estos hechos:

  1. Luego del Sínodo de la Familia, la Exhortación Amoris Laetitia es tan confusa en el tema acceso a los sacramentos y a la comunión de los casados por Iglesia que se han divorciado y se han vuelto a casar por lo civil, y no tienen propósito de enmienda; porque unos quieren interpretar que no han habido cambios en la doctrina bimilenaria de la Iglesia y otros, conferencias episcopales, obispos y sacerdotes, entienden que se les ha dado vía libre para admitir a los sacramentos a éstos en forma más o menos libre. Ya incluso ni si habla de discernimiento sino que se invoca alegremente el fuero interno y la conciencia olvidando que ésta no es la norma suprema sino que lo es la Revelación, en este tema, como en todos los temas de fe y moral.
  2. Tan confuso es el panorama, que en vez de confirmar en la fe y la moral el papa nos viene confirmando en el error y en la duda.
  3. Y como a las dudas legítimas (“dubia”) que cuatro cardenales le plantearon a Francisco sobre este punto, con todo derecho, éste no las ha respondido, aquellos, decidieron hacerlas públicas, siguiendo siempre el Derecho Canónico y la solicitud pastoral de sus altas investiduras de Senadores de la Iglesia.
  4. Ante este silencio apareció la Conferencia Episcopal de Filipinas admitiendo que interpretan la Amoris Laetitia en sentido amplio al igual que los obispos de Buenos Aires, que incluso recibieron carta del papa afirmando que la de admitir a los divorciados vueltos a casar a la comunión, es la única interpretación posible, con el discernimiento del caso a caso.
  5. Pero el tema se complicó cuando recientemente los dos prelados de Malta no sólo adhieren a esa interpretación generosa sino que van más allá y dicen que si el vuelto a casar se siente en paz con Dios, a pesar de su situación objetiva, y sin discernimiento alguno con su confesor, puede comulgar. Lo que se confirmó cuando los mismos obispos malteses han comunicado a los sacerdotes incardinados en sus diócesis que quien tenga otra interpretación podrá ser suspendido “a divinis”. Más recientemente los laicos de Malta, invocando a cartas de San Pablo, han anunciado que no acatarán las instrucciones de sus obispos por no ser conforme a los Evangelios.
  6. En Colombia, un sacerdote que expresó que disentía de tal interpretación de la Exhortación y que no daría la comunión a los adúlteros, por defender la doctrina de los Evangelios, que recogen la enseñanza de Jesús sobre la indisolubilidad del matrimonio, fue suspendido “a divinis” por su obispo (*).
  7. Y por si fuera poco, recientemente, una monja supuestamente católica, Lucía Caram, ha declarado que San José mantenía relaciones sexuales con la Virgen María, yendo contra un dogma de la Iglesia, y hasta ahora nada ha pasado.
Como mínimo se observan dos claros patrones de conducta de parte de la autoridad eclesiástica que el relato nos exime de abundar.

Por ello lo del título: vara dura para unos, claramente injusta y tolerancia total con otros que deberían de ser amonestados. Así vamos, la barca de Pedro parece hundirse pero debemos confiar porque es el Señor que la conduce realmente por el mar embravecido de la historia, y no ninguno de sus vicarios, como lo recordó Benedicto XVI al dejar su ministerio petrino. Se ha colado el humo del infierno dijo el beato Pablo VI, “pero las puertas del infierno, no prevalecerán ... ” nos enseñó el mismo Cristo. ¡¡¡Esa es nuestra única esperanza!!!

Carlos Alvarez Cozzi

(*) N.de R. Posteriormente la sanción ha sido levantada. Véase

¿Un papa violento? (Por Roberto de Mattei)





Contra la evidencia, poco se puede argumentar. La mano tendida por el papa Bergoglio a la Fraternidad San Pío X es la misma que cae en estos días sobre la Orden de Malta y sobre los Franciscanos de la Inmaculada.

El asunto de la Orden de Malta ha concluido con la rendición incondicional del Gran Maestre y la vuelta al poder de Albrecht von Boeslager y del poderoso grupo alemán al que representa.

Riccardo Cascioli resume la cuestión en estos términos en La Nuova Bussola quotidiana: El responsable de la deriva moral de la Orden ha sido rehabilitado, y han despedido a quien intentó pararle los pies.

Lo sucedido supone un desprecio total a la soberanía de la Orden, como se desprende de la carta dirigida el pasado 25 de enero por el secretario de estado vaticano Pietro Parolin a los miembros del Soberano Consejo en nombre del Santo Padre, con el que la Santa Sede ha intervenido de hecho a la Orden.

Sería lógico que los otros cien estados que mantienen relaciones diplomáticas con la Orden de Malta retirasen a sus embajadores, dado que pueden mantener relaciones directas con el Vaticano, del cual ya depende totalmente la Orden.

El desprecio que manifiesta el papa Francisco por la ley se extiende del derecho internacional al derecho civil italiano.

Un decreto de la Congregación de la Congregación de los Religiosos,i con la aprobación del Papa, impone al padre Stefano Maria Manelli, superior de los Franciscanos de la Inmaculada, la prohibición de dirigirse a los medios informativos o hablar en público, así como de participar en toda iniciativa o encuentro. Y sobre todo, «devolver en el plazo de 15 días a contar de la recepción del presente decreto el patrimonio económico administrado por asociaciones civiles y cualquier otra cantidad a su disposición de cada uno de los institutos». Es decir, devolver a la Congregación de los Religiosos los bienes patrimoniales de los que, como ha confirmado el Tribunal de Apelación de Avellino, el padre Manelli no puede disponer porque pertenecen a asociaciones legalmente reconocidas por el Estado italiano.

«En 2017, en la Iglesia de la Misericordia», comenta Marco Tosatti, «sólo faltan tormentos como la garrucha y la máscara de hierro para que el catálogo esté completo».

Por si fuera poco, monseñor Ramon C. Argüelles, arzobispo de Lipa (Filipinas), ha tenido noticia de su destitución por un comunicado de la Sala de Prensa Vaticana.

Se desconocen los motivos de tal medida, pero se pueden intuir: monseñor Argüelles ha reconocido canónicamente una asociación que agrupa a ex seminaristas de los Franciscanos de la Inmaculada que han abandonado la orden a fin de poder estudiar y prepararse para el sacerdocio con plena libertad e independencia. Se trata de una culpa, por todo lo que se ve, imperdonable.

Surge la pregunta de si no será Francisco un papa violento, si entendemos bien el sentido de la palabra. La violencia no es la fuerza ejercida de modo cruento, sino la fuerza aplicada de manera ilegítima, menospreciando el derecho, con vistas a alcanzar los propios fines.

El deseo de monseñor Bernard Fellay de regularizar la situación canónica de la Fraternidad San Pío X mediante un acuerdo que no perjudique en modo alguno la identidad de su instituto es ciertamente admirable, pero cabe preguntarse: ¿es oportuno colocarse bajo la tutela jurídica de Roma precisamente en el momento en que se desprecia el derecho, o incluso se lo utiliza como un medio para reprimir a quien quiere ser fiel a la fe y a la moral católicas?

Roberto de Mattei
(Traducido por J.E.F)

Necesitamos un san Pablo (Fray Gerundio)



No es muy querido San Pablo por la progresía post-vaticanista. Su carácter, su modo de ser y su firmeza en el mantenimiento de la doctrina auténtica, lo encajan perfectamente entre los rígidos de Francisco. Su teología clara, lo hace acreedor a ser uno de estos teólogos que Francisco quería encerrar en una isla, para que discutieran allí sin molestar a nadie. San Pablo no era muy partidario del discernimiento actual, ni de las soluciones pastorales que se pasan la doctrina por el arco del triunfo, ni del ecumenismo del pasteleo, ni de la cobardía episcopal, que tanto se lleva ahora entre los más conservadores.
El modelo episcopal de San Pablo, molesta a los progres. Solamente les gusta eso de que los obispos sean casados una sola vez (1Tim. 3,2), especialmente a los que andan ansiosos de cargarse el celibato porque se sienten solos. Eso de que los obispos sepan gobernar su propia casa (3,4) es intolerable. Y eso de que deben dar doctrina es insufrible, pues ya se sabe que la única doctrina que merece la pena es la doctrina Kasper (esa sí que es buena), dispuesta a cargarse toda otra doctrina porque no se puede tolerar la dictadura doctrinal que no es la suya. Kasper, Martini (que estará mirando de reojo desde la otra vida), Marx, los Malteses y los argentinos y españoles. A todos ellos hay que recordarles la consigna de San Pablo a Timoteo (3,7): que los obispos gocen de buena fama, para que no caigan en el descrédito ni en las redes del diablo. Ya han caído en el mayor de los descréditos. Los fieles de Malta les han dado un rapapolvo a sus pastores, sumergidos en el demérito y la deshonra como pastores. Mientras, en España la Conferencia Episcopal ve cómo se profana la virginidad de María por parte de una monja indigna, incrédula y hereje descarada, sin hacer un comunicado de esos que ellos hacen para criticar a Donald Trump o para pedir que se marque la X en la Renta. Descrédito total.
He recomendado a algunos de mis novicios más espabilados (que son pocos), que hagan un seguimiento de los sermones de Francisco en Santa Marta (debe haber ya más volúmenes que la enciclopedia Espasa que tenemos en el calefactorio). Estoy seguro de que las citas del Apóstol de los Gentiles son escasas y muy seleccionadas. San Pablo era mucha tela para ellos y a Francisco no le viene en gana ponerlo como ejemplo por las razones antedichas. Rígidez y avinagramiento.
Sin embargo, necesitamos ahora mismo en la Iglesia algunos Obispos dispuestos a ser como San Pablo y actuar como él. Es difícil, porque hace falta santidad y energía. Tener bien atado el cinturón para que no se bajen los pantalones. No tener necesidad de un buen bálsamo para que la lengua no se irrite, por el exceso de lametones civiles y eclesiásticos. No tener que ingerir vitaminas contra la cobardía y el acongojamiento. Pero tenemos muy poquitos, y además están silenciados.
En el capítulo 2 de la carta a los Gálatas, cuenta San Pablo lo que se ha dado en llamar el incidente de Antioquía. Es bien conocido. San Pedro se dedicaba a disimular ante los judíos para que éstos no se enfadaran por las exigencias del cristianismo naciente. Vamos, que ya en aquella época el Vicario de Cristo tendía puentes y planteaba el discernimiento. Ahora hubiera dicho: Si un judío quiere ser judío y a la vez ser cristiano, pero su conciencia está tranquila, puede acercarse a la comunión. Seguramente algunos querrían haber redactado alguna nota 305 en el Concilio de Jerusalén. Pero san Pablo lo impidió. Le cantó las cuarenta en bastos al Papa Pedro y puso las cosas en su sitio.
Nadie se escandalizó. No hubo ningún problema, porque San Pedro era humilde (de verdad, no de boquilla) y supo aceptar la reprimenda. No era un dictadorzuelo y sabía perfectamente que la Iglesia no era su finca particular, ni su rancho, ni su cortijo. Como San Pedro era realmente bueno (y no de boquilla), ni había sido elegido hombre del año por las revistas gays de Antioquía, ni era celebrado por  la web corintodigital.com como pobre y humilde, supo aceptar lo que San Pablo exigía. Y menos mal, porque eso salvó a la Iglesia. Es que entonces había las dos cosas: un verdadero Vicario de Cristo preocupado por la fidelidad al mandato del Señor, y un verdadero Obispo que dijo lo que tenía que decir.
Es curioso que San Pablo nos cuenta que no se anduvo con vueltas y revueltas. Le dijo las cosas cara a cara. In faciem ei, dice la Vulgata. En su cara, vamos. No se dedicó a conceder entrevistas para decir un día una cosa y otro día otra. No se dedicó a hablar en general sin aterrizar. No se dedicó a dar la coba al Jefe. Le resistí en la cara, porque merecía reprensión. Toma ya. Y dijo las cosas como las tenía que decir.
Nos están tomando el pelo. El cardenal Müller, que hace unos días dijo que la famosa Amoris Laertitia no plantea ningún problema doctrinal, se enfrenta esta semana a los que la interpretan mal. Sin citarlos, claro. Porque tendría que incluir ahí al mismo Francisco, que también la interpreta mal cuando aconseja a los argentinos que la interpreten mal (según Müller) y bien (según el propio Francisco). Y a los malteses. Y a los alemanes en pleno, que ayer se descolgaron diciendo que a partir de ahora van a hacer lo que hasta ahora vienen haciendo. Y a los españoles en pleno, que apoyan la Amoris Laetitia sin rubor. Y a la Diócesis de Roma. Y a tantos otros que no salen en los periódicos y ya están distribuyendo la comunión a mansalva.
Me parece que ha llegado la hora en que los más directamente responsables, imiten a San Pablo. Pido por ello. Ya han pasado las dubbia y la actuación fina, respetuosa y educada. La respuesta ha sido tremendamente tajante. Nada de claridad. Se ha contestado a las dubbia por la vía del cabreo monumental, de la vendetta y de las amenazas. Y de los mandaderos que dan entrevistas. Nada de seriedad para responder a la seriedad de las dubbia. En cualquier momento, vienen por ahí nuevas destituciones: eso que ya todo el mundo conoce como misericordiear. Palabra que pronto estará en los diccionarios, y cuyo significado y uso situarán los expertos a partir de 2013. Sus sinónimos son fulminar, destruir (con malas artes), destrozar y eliminar. Antes se hacía con veneno. Ahora se hace con uva mala y leche caducada.
Creo que ya es la hora de actuar como San Pablo. En la cara. Respetuosa, pero firmemente. Usted, querido amigo, es un hereje promotor de la herejía y merece la reprobación. Puede usted disponer de mis cargos, capelos y beneficios. Pero no dispone usted de mi amor a la verdad y de mi responsabilidad como Obispo.
También lo dijo esto San Pablo a Tito (1, 9) como característica necesaria de todo Obispo: ser capaz de ajustarse a la enseñanza recibida, para que sea capaz de exhortar con la sana doctrina y corregir a los adversarios. El propio Jesucristo tuvo que decirle a San Pedro en otra ocasión: Tú me escandalizas, porque no piensas como los hombres, sino como Dios.
Parece que en estos tiempos de ahora, han cambiado las tornas. Lo bueno es pensar como los hombres, aunque sea a costa de la profanación de la Eucaristía y de lo que se ponga por delante. Seguro que te dan un buen cargo. Me sospecho que pronto van a nombrar Maestra de la Orden de Malta a la monja Caram. Méritos ha hecho, desde luego.
Fray Gerundio

No todo son malas noticias


Gracias a Dios seguimos teniendo todavía algunos buenos pastores que se encargan de clarificar ideas al simple pueblo cristiano, cumpliendo su triple misión de enseñar, gobernar y santificar. 


Copio aquí sólo una muestra ... pues hay muchísimos más. Pero la idea importante es que los hay. Y que aquellos católicos que deseen permanecer fieles a la Iglesia siguen contando todavía con esos pastores que la Iglesia tanto necesita, aunque hacen falta muchos más. Aquí sólo queda actuar como nos dijo el Señor que hiciéramos: "Rogad al señor de la mies que envíe obreros a su mies" (Mt 9, 38)

¡Noticias contradictorias ... O no! ¿Qué hay detrás? ... ¿Qué ocurrirá con el cardenal Burke? (José Martí)


¿Cómo se casan estas dos noticias?

(1º) El Papa pidió al cardenal Burke que limpiara de masones la Orden de Malta e hiciera respetar la moral católica



El papa Francisco con el cardenal Burke

(2º) El Gran Canciller de la Orden de Malta señala al card. Burke como responsable de la crisis
Albrecht Boeselager, gran canciller de la orden de Malta

Primero, el papa Francisco pide a Burke que investigue y limpie de masones la Orden de Malta. Burke actúa teniendo en cuenta esta orden papal y, consecuentemente, despide al gran Canciller Boeselager, como máximo responsable de la distribución de anticonceptivos a través de la organización caritativa de la Orden.

Entonces Boeselager acude al Papa y éste no sólo lo restituye en su cargo sino que le da nuevas prerrogativas, destituyendo -además- al gran Maestre de la Orden de Malta, Frei Matthew Festing, quien obedece la orden papal. 

Una vez restituido en su puesto, Boeselager acusa al cardenal Burke como máximo responsable de su expulsión (siendo así que fue expulsado por actuar, de modo irresponsable, dedicando una inmensa cantidad de dinero a fines que se oponen a la moral católica, cual es la distribución de preservativos)

El cardenal Burke había recibido la misión, entre otras, de eliminar las posibles corrupciones que encontrara en Malta. Y una vez descubierto uno de los principales corruptos, que era precisamente el Gran Canciller, Boeselager, éste acude al Papa quien, en lugar de apoyar al cardenal Burke, como es lo propio, hace justamente lo contrario, dejando a Burke desprovisto de autoridad, cuando hizo, en realidad, lo que se le había encargado que hiciera. 

Para más INRI, ahora se acerca una "reforma religiosa" en Malta, de la cual se encargará un delegado del Papa que actuará de forma independiente del cardenal Burke, quedando éste reducido a un don nadie, prácticamente.

Como todo el mundo sabe, fue el papa Francisco quien nombró al cardenal Burke como patrono de los Caballeros de Malta, en 2014, después de haberlo retirado de su importante función en Roma como jefe del más alto tribunal del Vaticano.

Da la "casualidad" de que el cardenal Burke es también uno de los cuatro cardenales que presentó las Dubia al papa Francisco, de modo público, el 14 de noviembre de 2016 (después de haberlo hecho en privado dos meses antes sin obtener respuesta). 

En la actualidad, tal respuesta por parte del papa Francisco no se ha dado, remitiendo primero a Schönborn y luego a los obispos de Buenos Aires, los cuales han dado a Amoris Laetitia la misma explicación que ahora dan los obispos alemanes: o sea, que hay casos en los que los adúlteros pueden recibir la sagrada comunión, lo cual va en contra de toda la tradición de la Iglesia. 

Hay que decir, sin embargo, que -recientemente- se ha dado una respuesta, aunque sea informal, por parte del cardenal Müller, Prefecto de la CDF, a quien también iban dirigidas las Dubia de los cuatro cardenales. Y en esa respuesta se manifiesta lo que siempre ha dicho la Iglesia acerca del matrimonio y de los adúlteros. No deja de ser reconfortante, aun cuando el Papa sigue sin hablar ... y seguirá sin hacerlo.

Son muchas casualidades. Lo que sí es cierto es que el papa Francisco no está por la Tradición, como lo ha manifestado en numerosas ocasiones, siendo muy misericordioso para con "ciertos periféricos" extraños (musulmanes, judíos, hindúes, ortodoxos, adúlteros impenitentes, gays, etc...) y muy poco misericordiosos para los que son de su casa, para los católicos, para aquellos que se quieren mantener fieles a la Tradición multisecular de la Iglesia, según la misión recibida por Jesucristo (Franciscanos y Franciscanas de la Inmaculada, Monseñor Livières, los que siguen celebrando la Misa Tridentina según el rito Tridentino, misa que nunca fue abolida, como dijo Benedicto XVI en su motu propio Summorum Pontificum, etc...). Todos estos son cristianos "tristes", espíritus "rígidos", que "no hacen lío", etc.

Los verdaderos pobres, aquellos que son despreciados por todo el mundo y por gran parte de los jerarcas, los auténticos católicos, aquellos que intentan vivir su fe cristiana (y que no son noticia en los medios de comunicación) son también perseguidos por sus propios "pastores", que no son tales pastores ... desde el momento en que están inventando una religión propia, meramente humana, que sea aceptada por todo el mundo

El único gran problema es que esa no es la religión católica, ésa no es la verdadera religión, la que Cristo fundó, sino una nueva Iglesia, que nada tiene que ver con la Iglesia de Jesucristo. Una Iglesia surgida a partir del Concilio Vaticano II y que pretende dominar al mundo, utilizando fraudulentamente la palabra de Dios, cambiándola, tergiversándola y escamoteándola ... de manera que el pueblo fiel está siendo traicionado y Jesucristo es cada vez menos conocido. 

La situación actual es, pues, sumamente grave. Pero son pocas las voces que dan la alerta. Y esas pocas son acalladas enseguida, ocultadas o ridiculizadas, no sólo por el mundo sino por miembros de la alta Jerarquía de la Iglesia ... y aquí se puede incluir también al papa Francisco. Aunque esto lo digo con profunda pena, sin embargo "nada podemos contra la verdad sino en favor de la verdad" (2 Cor 13, 8). Y "es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hech 5, 29)

Se está haciendo un grave daño a la Iglesia de Jesucristo por parte de aquéllos que debieran defenderla y que se encuentran en su interior como caballos de Troya, dispuestos a destrozarla, si ello fuera posible ... ¡que no lo es! : "Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella" (Mt 16, 18). Y "de Dios nadie se ríe" (Gal 6,7).

Como siempre, no es cuestión de lamentarse ni de ponerse tristes, sino de aumentar nuestra confianza en el Señor pues, ahora más que nunca, estamos en sus manos. ¿Y dónde podríamos estar mejor? El problema por el que está atravesando la Iglesia sólo Dios puede solucionarlo. Y lo hará, sin lugar a dudas, aunque "sus caminos no son nuestros caminos" (Is 55,9). 

No sabemos ni cómo ni cuándo; pero, desde luego actuará: Él no puede abandonar a los suyos: "¿Puede una mujer olvidarse de su niño de pecho, no compadecerse del hijo de sus entrañas? ¡Pues aunque ellas se olvidaran, Yo no te olvidaré!" (Is 49, 15). Así habla Jesucristo: "No os dejaré huérfanos. Volveré a vosotros" (Jn 14, 18). Y, por supuesto, no debemos de tener ningún miedo: "No temáis, mi pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el Reino" (Lc 12, 32). ¿A quiénes se dirige el Señor cuando dice estas palabras? Pues se dirige sólo a sus discípulos, a aquellos que lo han abandonado todo para seguirlo porque lo aman. Y éstos tendrán su recompensa.

¿Y quienes son los que lo aman? ¿Quiénes son aquéllos que no deben de temer, aquéllos a quienes el Padre quiere dar el Reino, aquéllos que no se quedarán huérfanos? ¿Cómo saberlo? Ésta es la respuesta"El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama. Y el que me ama será amado por mi Padre, y Yo le amaré y Yo mismo me manifestaré a él" (Jn 14, 21). Son éstas palabras de Jesucristo, que no puede engañarse ni engañarnos, puesto que es Dios. 

Y esto dijo, en uno de sus mandamientos, que es el que ahora nos ocupa: "Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con la repudiada por su marido, comete adulterio" (Lc 16, 18). En el Decálogo que transmitió Moisés al pueblo de parte de Dios se puede leer: "No cometerás adulterio" (Ex 20, 14). Y san Pablo: "Quien coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la sangre del Señor" (1 Cor 11, 27). Y más adelante: "El que come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11, 29)

Y frente a la Palabra de Dios es preciso definirse: ¿A quién creemos? ¿A Dios o a los hombres? ¿Y cómo discernir aquello que es de Dios de lo que no lo es? ¿Cómo sabemos quién nos dice la verdad? ¿A qué "pastores" tenemos que seguir? ¿Quiénes son los auténticos mensajeros del mensaje de Jesucristo? 

Pues también aquí tenemos una respuesta, que es, además, definitiva. Es de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas, palabras que son de la Biblia, palabras, por lo tanto, inspiradas por el Espíritu Santo, palabras que no son de hombre sino del mismo Dios. Y se nos dice:  "Aunque nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciásemos un evangelio diferente del que os hemos enseñado, ¡sea anatema!" (Gal 1, 8). Esto es tan importante que sigue insistiendo en ello: "Como os lo acabamos de decir, ahora os lo repito: Si alguno os anuncia un evangelio diferente del que  habéis recibido, ¡sea anatema!" (Gal 1, 9).

De manera que no tenemos excusa, ni podemos aducir ignorancia (¡sería ignorancia culpable!): "Si no hubiera venido -dice Jesús- y les hubiera hablado, no tendrían pecado. Pero ahora no tienen excusa de su pecado" (Jn 15, 22). 

José Martí