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viernes, 3 de febrero de 2017

El Cisma está a las puertas (1)


CONFERENCIA EPISCOPAL DE OBISPOS ALEMANES

El cisma está a las puertas (1)
El cisma está a las puertas (2)
El cisma está a las puertas (3)
El cisma está a las puertas (4)
El cisma está a las puertas (5)
El cisma está a las puertas (6)
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Justo después de que el Prefecto para la Congregación de la Fe, el cardenal Müller, haya dicho, en una entrevista concedida a la revista Il Timone, que la doctrina católica no ha cambiado nada en la concerniente al tan manido tema de la comunión de los divorciados vueltos a casar, contestando así, de alguna manera, aunque informal, a las Dubia de los cuatro cardenales, y afirmando -una vez más- la doctrina multisecular de la Iglesia, nos encontramos con esta noticia sobre el escrito de la conferencia episcopal alemana, según el cual se puede dar la comunión a quienes viven en estado de adulterio

Si a esto unimos el caso de los obispos de Malta (ver aquí, aquí,  aquí y aquí) y el escrito de los obispos de Buenos Aires (aquí) respaldados por el propio papa Francisco (aquí) quien no duda en decir sobre ellos: El escrito es muy bueno y explícita cabalmente el sentido del capitulo VIII de Amoris laetitia . No hay otras interpretaciones ... la conclusión a la que se llega está muy clara: Tenemos ya, de hecho, un cisma en el seno de la Iglesia Católica

Acertadamente lo expresó Bruno Moreno en uno de sus artículos en que decía, refiriéndose a esas palabras del papa Francisco:

Es difícil sobrestimar la gravedad de esta afirmación por parte del Papa: el Sucesor de Pedro aprobando una interpretación de uno de sus propios documentos frontalmente contraria a un principio fundamental de la moral católica.

No resulta fácil saber qué grado de autoridad tiene esta carta, porque se sale de las formas de actuar habituales. Como han señalado diversos prelados, si (per impossibilem) un Papa pretendiera llevar a cabo un cambio tan radical en la doctrina católica, como mínimo debería hacerlo de forma explícita, específica y clara, en un documento del máximo rango destinado a la Iglesia universal. Nunca en una nota a pie de página o en una carta que ni siquiera lleva membrete ni número de protocolo, dirigida a los obispos de una región de un país, que no se sabe si es pública o privada, redactada en términos generales y cuyo grado de autoridad es incierto. Y menos mientras siguen en vigor textos como el Catecismo de la Iglesia Católica, el Código de Derecho Canónico o todo el magisterio anterior (encabezado por la Veritatis Splendor), que rechazan frontalmente esta postura.

La carta, pues, se une al lenguaje ambiguo de la Amoris Laetitia y a toda la confusión creada en torno al Sínodo por multitud de prelados que defienden abiertamente el divorcio para los católicos (ya sea directamente como un acercamiento personal a Dios o después de un camino penitencial que de alguna forma lo justificaría), así como los anticonceptivos o las parejas del mismo sexo. [...]


En dirección contraria, importantes prelados como el cardenal Müller o Mons. Chaput han seguido la forma de actuar tradicional de la Iglesia y han interpretado la Amoris Laetitia en continuidad con el magisterio anterior

Es decir, adaptando cualquier afirmación confusa a lo enseñado por las encíclicas Familiaris Consortio y Veritatis Splendor, a los dogmas de Trento y un largo etcétera de documentos magisteriales mucho más claros y coherentes unos con otros. 

Estos prelados, sin embargo, son acusados de “ir contra el Papa”, "causar un cisma, tener una mentalidad “rigorista” y no ser suficientemente “misericordiosos”

De nuevo, las acusaciones son vagas y nunca explicitan qué es lo que hacen mal estos prelados, que se limitan a transmitir lo que a su vez recibieron y lo que siempre ha enseñado la Iglesia.

La situación, pues, es insostenible


Es imposible que algunos documentos y Papas de la Iglesia enseñen una cosa en un asunto gravísimo y fundamental, a la vez que otros documentos de un Papa, seguido por muchos obispos, parezcan enseñar lo contrario, fomentando, en la práctica, que muchas diócesis admitan una especie de “divorcio católico” basado en la negación de principios morales y teológicos básicos. No podemos seguir así. 

Resulta innegable que estamos en un momento muy grave de la historia de la Iglesia. No se trata de dos posturas que discrepan sobre temas secundarios o prudenciales, sino un enfrentamiento que toca al mismo núcleo de la moral católica.

No es extraño, por lo tanto, que los cuatro cardenales hayan presentado sus dubia al Papa Francisco para lograr, al menos, un poco de claridad. El hecho de que se les critique e insulte por pedir esa claridad es también una señal de la gravedad de la crisis en la que estamos inmersos.


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Estas palabras de Bruno fueron pronunciadas hace ya casi dos meses ... y no solo seguimos igual sino peor (todo ello sin tener en cuenta toda esa farsa de querer hacer de Lutero una especie de santo y poniendo su imagen en el Vaticano). 

Y se podrían citar muchísimos más casos, como el de los obispos de Holanda (aquí y aquí). ¡Nótese que estamos hablando de las altas jerarquías de la Iglesia! 

Afortunadamente no todos piensan así. Pues, de hecho, cuatro confraternidades internacionales de clérigos católicos -las de Estados Unidos, Australia, Irlanda e Inglaterra- hicieron pública ayer, miércoles 1 de febrero, una declaración conjunta sobre la Exhortación Apostólica post-sinodal"Amoris laetitia". en el sentido de petición de aclaración sobre ciertos aspectos confusos de la Amoris Laetitia.

Puede leerse esta declaración (traducida) bien en Catholicvs o bien en Secretum Meum Mihi


José Martí