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martes, 28 de febrero de 2017

¡Estrenamos Misal! (por Javier Sánchez Martínez)




Una presentación sintética puede servirnos de ayuda para captar qué es el Misal romano, qué significa una nueva edición y cuál son sus principales cambios. Conocerlo será mejor nuestra vivencia y participación en la santa Eucaristía… porque lo vamos a estrenar este I Domingo de Cuaresma y es obligatorio para todas las iglesias, parroquias, monasterios, conventos…

¿Qué es el Misal?

* El Misal es el libro que contiene los textos y oraciones para celebrar la Santa Misa, el libro del altar. En sus primeras páginas ofrece toda la normativa y explicaciones de cómo se ha de celebrar paso a paso (se llama “Ordenación General del Misal Romano”).

* Aunque sea el libro del altar, no es el libro del sacerdote y para el sacerdote; porque la Eucaristía es sacramento de la Iglesia a todos nos incumbe.

* El Misal busca la participación plena, consciente, interior, fructuosa de todos: que vivamos más y mejor la Santa Misa tomando parte de ella y ofreciéndonos con Cristo al Padre.

* El Misal es de toda la Iglesia y para todos los fieles también; el mejor libro para orar. El Misal nos enseña a orar y cómo ora y celebra la Iglesia. Sirve por tanto para la oración personal y para prepararnos a la Misa.

¿Por qué una nueva edición? 

-La 3ª edición del Misal Romano en latín es de 18 de marzo de 2002, con algunas correcciones en 2008. Una vez publicado el Misal en latín, hay que traducirlo a todas las lenguas y que la Santa Sede apruebe esta traducción.

-En la edición castellana destaca sobre todo la traducción que es muy fiel al latín, sin reinterpretar nada, como ya se hizo con los nuevos Leccionarios. Y es que una Instrucción de 2001, “Liturgiam authenticam”, de la Cong. para el Culto divino, pedía que se revisaran todos los Misales y leccionarios en todas las lenguas y se buscase una traducción que no interpretase, sino que fuese lo más literal posible al original en latín.

“Algunas novedades” del nuevo Misal

- Santos que han subido de categoría litúrgica (de memoria libre a obligatoria, de memoria obligatoria a fiesta, etc.)
- Se han añadido nuevas Misas: (por ejemplo, vigilia de Epifanía y Ascensión)
- Se ha enriquecido el Misal con nuevos elementos:
  • Nuevos textos de la “Oración sobre el pueblo” en Cuaresma, asignándolos para cada día
  • Un prefacio nuevo de Mártires
  • Nuevas oraciones colectas alternativas
  • Posibilidad de utilizar en la profesión de fe el Símbolo Apostólico en lugar del Credo “largo” (niceno-constantinopolitano), que ya se hacía en la anterior edición española del Misal (pero no en forma de preguntas y respuestas, reservado a la Vigilia pascual y a las Misas en que se celebre el Bautismo)
  • Enriquecimiento de los formularios de las misas de la Virgen María.
  • Añadido de las melodías de las plegarias eucarísticas y de los prefacios para fomentar su uso y cuidar el canto litúrgico: así se pueden cantar los saludos, las respuestas y aclamaciones, las oraciones y prefacios, etc.

Consagración del cáliz: “será derramada por vosotros y por muchos”

* La fórmula de la consagración del cáliz varía buscando, precisamente, la mayor fidelidad al texto original. En lugar de “que será derramada por vosotros y por todos los hombres”, se dirá obligatoriamente: “por vosotros y por muchos”.

* “Pro multis”, “por muchos”: ¿Qué entraña, qué significa? “Por muchos” fueron las palabras mismas del Señor al instituir la Eucaristía (Mt 26,28; Mc 14,24); “por muchos” es una traducción más fiel que “por todos”; ésta es una traducción menos exacta porque interpreta el contenido al traducirlo, es una explicación que más bien “pertenece propiamente a la catequesis” (Carta Cong. Culto divino).

* También la Carta de la Congregación da una explicación del sentido teológico:

La expresión “por muchos”, mientras que se mantiene abierta a la inclusión de cada persona humana, refleja el hecho de que esta salvación no ocurre en una forma mecánica sin la participación o voluntad propia de cada persona; más bien, se invita al creyente a aceptar en la fe el don que se ofrece y a recibir la vida sobrenatural que se da a aquellos que participan en este misterio y a vivir así su vida para que sean contados entre los “por muchos”, a quienes se refiere el texto”.

* La voluntad de Dios en Cristo es la redención de todos los hombres, pero no todos la aceptarán ni la querrán, sino “muchos”. No todos quieren beneficiarse de la redención, sino “muchos”. La salvación no es automática: “¡esforzaos en entrar por la puerta estrecha…!”

* Para ampliar, ver este artículo del P. Iraburu sobre el pro multis.

Retoques y precisiones en la Ordenación General del Misal Romano

Algunas rúbricas son nuevas, en otros casos se precisa mejor cómo realizar tal rito… Son normas de obligado cumplimiento para todos. Destaquemos algunas solamente:

-En la procesión de entrada, si no hay diácono, el lector puede llevar el Evangeliario, pero no se lleva el Leccionario en procesión (OGMR 120).

-La absolución del acto penitencial (“Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros…”) no tiene eficacia sacramental (OGMR 51). Los domingos, sobre todo los de Pascua, puede hacerse la aspersión con agua (Ibíd.).

-El texto del Gloria no puede cambiarse (OGMR 53).

-Insiste en una pausa de silencio tras el “Oremos” (OGMR 54) para que todos eleven sus súplicas en el corazón, y tras esa pausa de silencio el sacerdote “recolecta” esas oraciones recitando la oración colecta (de ahí su nombre).

-La advertencia de que no es lícito sustituir las lecturas bíblicas y el salmo responsorial por otros textos no bíblicos (OGMR 57).

-Para el Evangelio, destacando su importancia, “los presentes se vuelven hacia el ambón” (OGMR 133), ¡todos mirando al ambón!

-Las preces: un solo lector las lee (OGMR 71), no un lector para cada petición. Las intenciones “sean sobrias, formuladas con sabia libertad, en pocas palabras” (Ibíd.). La oración con que concluyen las preces, el sacerdote la recita “con las manos extendidas” (OGMR 138).

-Todos se pondrán en pie al decir el sacerdote: “Orad, hermanos, para que este sacrificio…” (OGMR 43) y no después.

-Como propio del rito romano, todos los fieles, diáconos y acólitos estarán de rodillas en la consagración, desde el momento en que se destapa el cáliz y el sacerdote impone las manos sobre el pan y el vino. ¿Excepciones? Estrechez del lugar, aglomeración o cuestión de salud; pero incluso los que por estas razones se queden de pie, harán inclinación profunda cuando el sacerdote después de mostrar el Cuerpo y la Sangre del Señor hace la respectiva genuflexión.

-El rito de la paz ha recibido una nueva clarificación y límites, recuperando la sobriedad y brevedad que siempre ha tenido: “Conviene que cada uno exprese sobriamente la paz sólo a quienes tiene más cerca” (OGMR 82). El sacerdote no abandona el presbiterio durante el rito de paz. Tampoco hay nunca ningún “canto de paz”.

-Es importante, al comulgar, el diálogo de fe entre el ministro y el fiel: “El Cuerpo de Cristo – Amén” (OGMR 161) comulgando inmediatamente, con respeto, delante del ministro. Además, antes de comulgar, hay que hacer “la debida reverencia” (OGMR 160), es decir, inclinación profunda ante el Santísimo (o genuflexión) antes de comulgar.

Ya en este blog dedicamos varias entradas al Misal romano en su nueva edición castellana. Sobre las “Novedades y rúbricas": I, II, III y IV. Y sobre el Misal y su nueva traducción: I, II y III:

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En casi todas las diócesis se ha hecho una presentación del Misal a los sacerdotes; las respectivas Delegaciones de Liturgia han preparado subsidios, dípticos divulgativos, artículos en las hojas diocesanas, conferencias, Semanas de Liturgia, etc., cada Delegación según sus posibilidades.

Con este blog queremos aportar una mayor difusión para todo el pueblo santo, para todos los fieles católicos, de modo que se reciba bien y se sepa lo que supone una nueva edición del Misal. Puede servir, además, con todos los enlaces, para una buena formación en las catequesis de adultos parroquiales, o para equipos de liturgia, o para la lectura en comunidades religiosas.

Sin olvidar que, a la vez que saber las “novedades” del Misal, todos deberíamos repasar la “Ordenación General del Misal romano” y ajustarnos escrupulosamente a ella para celebrar y vivir la Santa Misa. ¡Eso sí es “pastoral” de la buena!

Javier Sánchez Martínez

Revisitaciones. Hace doce años Bergoglio no tenía las dudas de hoy (Sandro Magister)




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De las cinco "dubia" presentadas al papa Francisco y dadas a conocer por cuatro cardenales respecto a la recta interpretación de "Amoris laetitia", tres de ellas  hacen referencia a un anterior documento papal, la encíclica "Veritatis splendor", promulgada en 1993 por Juan Pablo II. En ellas, los cardenales preguntan si continúan siendo válidas esas tres verdades de fe reafirmadas con fuerza por esa encíclica.
. En la duda número dos ésta es la verdad de la que los cardenales piden confirmación:
- la existencia de normas morales absolutas, válidas sin excepción alguna, que prohiben actos intrínsecamente malos (Veritatis splendor, n. 79).
. En la duda número cuatro ésta es la otra verdad sobre la cual buscan orientación:
- la imposibilidad que "las circunstancias o las intenciones" trasformen "un acto intrínsecamente deshonesto por su objeto en un acto subjetivamente honesto o justificable como elección" (Veritatis Splendor, n. 81).
. Y por último, en la duda número cinco, ésta es la otra verdad sobre la cual esperan una aclaración:
- la certeza que la conciencia jamás está autorizada para legitimar excepciones a las normas morales absolutas que prohiben acciones intrínsecamente malas por su objeto (Veritatis splendor, n. 56)
Hasta ahora, Jorge Mario Bergoglio no ha dado respuesta a ninguna de estas "dubia". Pero si retrocedemos en el tiempo, al momento en que era arzobispo de Buenos Aires, vemos que les dio respuestas, seguras y reconfortantes.
En octubre del año 2004, con ocasión de la inauguración de la Cátedra Juan Pablo II en la Pontificia Universidad Católica Argentina, se celebró un congreso teológico internacional para profundizar justamente las enseñanzas de la "Veritatis splendor".
Atención. La "Veritatis splendor" no es una encíclica menor. En marzo de 2014, en uno de sus raros y muy meditados escritos como Papa emérito, Joseph Ratzinger, al indicar las encíclicas a su juicio "más importantes para la Iglesia" de las catorce publicadas por Juan Pablo II, primero citó cuatro, con pocas líneas para cada una, pero después añadió la quinta, precisamente la "Veritatis splendor", a la que dedicó una página entera, definiéndola "de inmutada actualidad" y concluyendo que "estudiar y asimilar esta encíclica sigue siendo un deber grande e importante".
En la "Veritatis splendor" el Papa emérito ve que se devuelve a la moral católica su fundamento metafísico y cristológico, el único capaz de vencer la deriva pragmática de la moral corriente, "en la que ya no existe lo que es verdaderamente mal y lo que es verdaderamente bien, sino sólo lo que desde el punto de vista de la eficacia es mejor o peor".
En otras palabras, el adversario contra el que se enfrentaba "Veritatis splendor" era la ética "de la situación", la corriente laxa en auge entre los jesuitas en el siglo XVII y que jamás desapareció, más bien, hoy está todavía más difundida en la Iglesia.
Ahora bien, entre los expositores de ese congreso el primero fue Bergoglio. Su intervención se puede releer en las actas publicadas en el año 2005 por Ediciones Paulinas, de Buenos Aires, en un volumen que tiene como título: "La verdad los hará libres".
Un intervención, la de Bergoglio, de fuerte e indudable adhesión a las verdades reafirmadas por la "Veritatis splendor" y en particular a las tres recordadas líneas arriba, es decir, justamente a las que hoy parecen tambalear, luego de la publicación de "Amoris laetitia".
- Por ejemplo, en la página 34 del libro, el entonces arzobispo de Buenos Aires afirma que "sólo una moral que reconozca normas morales válidas siempre y para todos, sin ninguna excepción, puede garantizar el fundamento ético de la convivencia social, tanto nacional como internacional", en defensa de los iguales derechos tanto de los poderosos como de los últimos de la tierra, mientras que el relativismo de una democracia sin valores lleva al totalitarismo.
Ésta sería una respuesta a la segunda duda de los cuatro cardenales.
- En la página 32, Bergoglio afirma que la comprensión de la debilidad humana "jamás puede significar un compromiso y una falsificación de la medida del bien y del mal, para adaptarla a las circunstancias existenciales de las personas y de los grupos humanos".
Ésta sería una respuesta a la duda número cuatro.
- En la página 30 rechaza finalmente como una "grave tentación" la de considerar imposible para el hombre pecador la observancia de la santa ley de Dios, y en consecuencia, pretender "ser él mismo quien decide sobre lo que es bueno o malo", en vez de invocar la gracia que Dios concede siempre.
Ésta sería una respuesta a la quinta duda.

¿Pero qué ha sucedido después de ese congreso del 2004 en Buenos Aires?
Entre otras cosas, sucedió que en reacción al congreso, un teólogo argentino de nombre Víctor Manuel Fernández escribió en el 2005 y en el 2006 un par de artículos en defensa de la ética de la situación.
Fernández era el protegido de Bergoglio, quien quería que fuese rector de la Universidad Católica Argentina y que efectivamente logró obtener el nombramiento en el año 2009, suscitando las comprensibles resistencias de la Congregación vaticana para la Educación Católica.
No sólo eso. Cuando en el año 2013 Bergoglio se convirtió en Papa, promovió inmediatamente a Fernández a arzobispo y lo quiso cercano a sí mismo en la redacción del documento programático de su pontificado, la exhortación "Evangelii gaudium", así como también de otros discursos y documentos importantes de su autoría.
Con el efecto que se ha visto en "Amoris laetitia", ampliamente impregnada de moral laxa e incluso con algunos parágrafos copiados de anteriores escritos de Fernández.
- Copiados en particular de sus dos artículos del 2005 y del 2006 citados líneas arriba:
- Así como también de otros de sus artículos de 1995 y del 2001:

¿Y la "Veritatis splendor", tan vigorosamente exaltada por el Bergoglio del año 2004?
Olvidada. En las doscientas páginas de "Amoris laetitia" no se la cita ni siquiera una sola vez.
(Traducción en español de José Arturo Quarracino, Temperley, Buenos Aires, Argentina)
*
POST SCRIPTUM – El viernes 24 de febrero, en el evangelio de la Misa del día, el papa Francisco se encontró de nuevo con el mismo pasaje de Marcos 10, 1-12, sobre el matrimonio y el divorcio que había evitado comentar el día de comienzo de la segunda y última sesión del sínodo sobre la familia.
Pero esta vez no pasó de largo. Pero comentando con razonamientos muy tortuosos las clarísimas e inequívocas palabras de Jesús, tal como se puede advertir en los dos resúmenes autorizados de su homilía, el de Radio Vaticana y el de "L'Osservatore Romano", donde llega a decir, increíblemente, que "Jesús no responde si [el repudio] es lícito o no es lícito".
En particular, Francisco polemizó fuertemente con lo que la llama "la casuística". Es decir, - lógicamente hablando - precisamente con lo que quiere "Amoris laetitia", cuando exhorta a "discernir" caso por caso a quien admitir y a quien no admitir a la comunión, entre los divorciados que se han vuelto a casar y que viven "more uxorio".

" Aunque nos digan exagerados o fundamentalistas, tenemos que ser fieles a Jesucristo " (padre Santiago Martín)

Duración 7:49 minutos

lunes, 27 de febrero de 2017

¿Una trampa de Bergoglio? (The Wanderer) [con relación a la FSSPX]


Sede de la "futura" prelatura personal de la FSSPX

[The wanderer transcribe aquí un artículo de Adelante la Fe, de Miguel Ángel Yáñez, titulado "FSSPX: El acuerdo con Roma. ¿Suicidio o esperanza?"  (yo también lo hago) ... y, a continuación, unos comentarios que son merecedores de tener en cuenta.]
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En los últimos días ha surgido el rumor, que hasta donde podemos saber tiene un alto grado de verosimilitud, de que la Fraternidad San Pío X habría adquirido ya en Roma, o estaría a punto de hacerlo, la sede de la futura prelatura personal que se ve en la fotografía, para lo cual habría mediado el propio vaticano a través de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei.

Se confirme finalmente o no esta adquisición, lo que parece indudable es que hay una gran expectación ante lo que parece un cercano acuerdo que supondría una noticia de gran alcance en todo el mundo eclesial.

Personalmente, tengo una gran esperanza e ilusión porque así se produzca. Tuve el honor y el privilegio de poder conocer en persona a Mons. Lefebvre en el año 1989 en Econe, y me dejó una imborrable impresión. Creo que con la concesión de la prelatura personal se haría un acto de justicia hacia su persona y su obra, como recientemente señaló también Mons. Schneider, el cual dijo estar convencido de que la obra que fundó Monseñor Lefebvre ha formado parte del Plan de la Providencia para salvaguardar la Fe.

Por supuesto no es dogma de fe ni necesario el tener que estar totalmente de acuerdo con todo lo que él hizo o dijo, y como en toda obra también humana habrá habido sus aciertos y desaciertos (más de lo primero que de lo segundo en mi opinión), pero creo que la gran mayoría de los que nos movemos en ambientes “tradicionales” coincidimos en tener un profundo respeto por su figura y un ansia de que sea rehabilitada de forma oficial con este reconocimiento de justicia y derecho.

Se suceden continuamente cada vez con más fulgor análisis a favor y en contra de este posible acuerdo, contemplando múltiples puntos de vistas: canónicos, de prudencia, estratégicos, pero con frecuencia se olvida el que para mí es el más importante, el argumento de la salvación de las almas, el de los fieles.

No tiene sentido alguno reabrir ahora debates caducos, pero sí hemos de conceder que los fieles, los simples fieles de a pie que nunca antes han tenido contacto con el tradicionalismo, serían los grandes beneficiados de esta operación. Ellos no tienen que ser especialistas en derecho canónico ni tener conocimiento como para determinar lo que es el estado de necesidad, si las suspensiones a divinis son válidas o no y toda esa cuestión canónica que acompaña a la FSSPX, en cuyo debate no pretendo entrar aquí y que pienso es absurdo siquiera replantear en este momento histórico.

Creo que no merece la pena argumentar que la FSSPX tendría una INMEDIATA entrada de muchísimos fieles y sacerdotes que les da un cierto resquemor su situación canónica “irregular”, y ello conllevaría como efecto inmediato el que MUCHAS más personas tendrán la posibilidad de acceder a los sacramentos tradicionales y la sana doctrina, pudiendo así salvar más almas que si se siguiera reducido al grupo de fieles habituales. Pienso en cuántos pobres sacerdotes diocesanos hay que viven martirizados por sus obispos y que podrían integrarse en la prelatura.

Si lo vemos desde un punto de vista puramente humano es indiscutible que podría parecer un suicidio, pero si lo vemos desde un plano sobrenatural habría que tener ese valor que tiene el guerrero que se lanza al campo de batalla sin saber si morirá o no, pero confiando en su comandante que los guiará a la victoria. La Fraternidad San Pedro, a la que se le vaticinaba sería destruida al poco, lleva ya 25 años en liza, y sin obispos, lo cual es un detalle a tener en cuenta.

Se está argumentando mucho que hay miedo a que este acuerdo silencie a la FSSPX, como de hecho ocurre de facto con otros grupos regularizados. Yo, a decir verdad, no tengo miedo de eso porque la repercusión sería poca. Hace 25 años, cuando no había internet, la FSSPX representaba casi la única organización que tenía poder estructural y económico para difundir ideas mediante libros, audios, conferencias. 

Hoy todo esto se ha relativizado por completo gracias a internet, y pienso que hace ya años que el verdadero peso crítico no lo lleva ni la FSSPX ni absolutamente nadie similar o de la órbita, sino las páginas webs de laicos muchas de ellas con ayuda de sacerdotes a título individual.

Es momento de unidad, momento de ilusión y sobre todo momento de orar al Espíritu Santo para que nos ilumine a todos en este combate. Francisco ha traído una gran desolación, pero –y he aquí los caminos insondables del Señor- está consiguiendo unir a muchas personas que están abriendo los ojos y que, olvidando viejas rencillas, empiezan a ver a quienes consideraban enemigos hasta hace poco, como hermanos de batalla. Recemos por ello.

Miguel Ángel Yáñez, director de Adelante la Fe


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Agregado wanderiano: 

Muchos integrantes de la Fraternidad tienen el temor de que el ofrecimiento de una prelatura personal se trata de una trampa: dejar a la FSSPX a merced del Vaticano. Y ponen como ejemplo lo sucedido con los Franciscano de la Inmaculada y la Orden de Malta: intervención pontificia, y se acabó lo que se daba.

Pero hay una diferencia fundamental: la FSSPX, llegado el caso, puede resistir y tiene una enorme capacidad de resistencia. Los pobres franciscanos grises fueron capaces sólo de obedecer; los caballeros de la Orden de Malta declararon la guerra pero, al primer grito de Bergoglio, salieron corriendo. La Fraternidad nació, en cambio, en la resistencia

Recordemos la saña con la que fue perseguida por Pablo VI a través de quien fuera su Secretario de Estado, el cardenal Villot y, detrás de él, todo el episcopado francés. 

Juan Pablo II llegó al extremo más cruel de humillación e injusticia cuando excomulgó a Mons. Lefebvre y a los obispos por él consagrados. Y, a pesar de todo eso y muchísimos episodios más, resistieron, y se fortalecieron. 

Llegado el caso de que a algún Papa se le ocurriera iniciar una persecución, la FSSPX tiene espaldas suficientes para resistirla.

¿Por qué, entonces, hace esto Francisco, si no es para tenderles una trampa? 

Por una razón muy sencilla: la sinrazón de su voluntad omnímoda. Como ya hemos dicho hasta el hartazgo en estas páginas, Bergoglio es puro intelecto práctico vaciado de intelecto especulativo: no entiende ni le importan las razones. La única razón es su voluntad. Lo hace porque quiere.

The wanderer

Un solo hombre al mando, ante el aplauso de la multitud (Sandro Magister)






> Todos los artículos de Settimo Cielo en español

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Popularidad y soledad son las dos caras del pontificado actual, contradictorias sólo en apariencia.
Una enésima prueba de la popularidad del Papa Francisco ha sido su visita, el 17 de febrero, a la universidad de Roma Tre, ante la exultación de docentes y estudiantes (ver foto), una espectacular revancha a la prohibición que impidió, en 2008, que Benedicto XVI entrara y hablara en la otra universidad de Roma, la más noble y antigua, la Sapienza [Sabiduría], por ser culpable de querer introducir a Dios y la fe en el templo inviolable de la diosa razón.
En la universidad Roma Tre Francisco ha hablado, y mucho, en un discurso improvisado, interrumpido por decenas de aplausos. Ha hablado de diálogo y de multiculturalidad, de migraciones y de paro juvenil, con todo lo que, según él, deriva de todo ello: "Dicen que las verdaderas estadísticas de los suicidios juveniles no las publican; se publica algo, pero las verdaderas no".
Pero en 45 minutos de discurso ni una sola vez ha pronunciado las palabras Dios, Jesús, Iglesia, fe, cristianismo.
Es la misma neutralidad que Francisco adopta cuando expone a los "movimientos populares" su visión política altermundalista y anti-globalización. Porque es en el pueblo –"una categoría mística", lo define– donde ve la génesis del rescate. Y es al pueblo, cristiano o no, al que el Papa apela cuando denuncia las fechorías de los mercados mundiales, de la economía que mata, de los poderes anónimos que se nutren de la guerra, como también de las anticuadas, esclerotizadas e inmisericordes instituciones eclesiásticas.
Pero su popularidad, de hecho, es la de un Papa que se aísla de las instituciones para poder criticarlas mejor, ante la aclamación del pueblo. No es casualidad que elogie el populismo latinoamericano, como ha hecho en una reciente entrevista a "El País"; él, que de joven fue peronista.
En el Vaticano se aloja en la Casa Santa Marta, que es un hotel, precisamente para alejarse lo más posible de esa curia que no ha amado nunca y que tiene muy pocas ganas de reformar estructuralmente.
Prefiere elegir personalmente a sus colaboradores más cercanos. Uno lo ha traído de la universidad católica de Buenos Aires: Víctor Manuel Fernández, su teólogo predilecto. Otro lo ha elegido de la "Civiltà Cattolica": el jesuita Antonio Spadaro. Por no decir de los monseñores Konrad Krajewski, Fabián Pedacchio Leaniz, Battista Ricca y Marcelo Sánchez Sorondo: el primero es su "limosnero" y el segundo su secretario personal.
Cada uno, sin embargo, se ocupa de una pequeña parte de la mole de actividad del Papa y ninguno de ellos conoce el conjunto de la misma. Jorge Mario Bergoglio siempre ha tenido su propia agenda personal, que sólo él compila y consulta.
Cuando funciona, la curia no obstaculiza a los Papas, los ayuda. Modera los poderes absolutos con un "check and balance" análogo al de las democracias modernas.
La congregación para la doctrina de la fe, en particular, debería garantizar que todos los actos del magisterios sean perfectos, previamente controlados palabra por palabra. Es cuanto sucedía entre Juan Pablo II y el entonces prefecto de la congregación, Joseph Ratzinger.
Pero con Francisco este equilibrio ha desaparecido.
Es cada vez más frecuente que el Papa actual no pronuncie los discursos escritos y prefiera improvisar. Y cuando tiene que escribir una encíclica o una exhortación también va por libre, con la ayuda de sus escritores fantasmas Fernández y Spadaro, montando a su gusto los materiales que le ponen a disposición.
Después envía el borrador, como establece la costumbre, a la congregación para la doctrina de la fe y ésta se lo reenvía con decenas, e incluso cientos, de anotaciones que él, sistemáticamente, ignora.
Sucedió así con "Evangelii gaudium", el documento programático del pontificado, y con "Amoris laetitia", la exhortación sobre el matrimonio y el divorcio que está dividiendo a la Iglesia a causa de las interpretaciones opuestas que ha suscitado.
Para descubrir, después, que párrafos enteros de "Amoris laetitia" habían sido copiados de artículos escritos diez o veinte años antes por Fernández, al que Francisco no le ha revocado mínimamente la confianza.
Más bien al contrario. Fernández es el crítico más feroz del cardenal Gerhard L. Müller, el ya superfluo prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, al que le imputa la inaudita pretensión de querer "controlar" la teología del Papa.
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Esta nota ha sido publicada en "L'Espresso" n. 8 del 2017, en los kioscos el 26 de febrero, en la página de opinión titulada "Settimo cielo" confiada a Sandro Magister.
He aquí el índice de todas las notas precedentes:
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Del discurso del Papa Francisco en la universidad de Roma Tre aún no se ha publicado -cosa rara- ninguna transcripción oficial. Al contrario, Benedicto XVI hizo público el discurso que no le permitieron pronunciar el 17 de enero de 2008 en la universidad de Roma "La Sapienza":
Sin embargo, de la visita de Francisco está disponible el vídeo completo, producido por el Centro Televisivo Vaticano:

> Visit to the University Roma Tre
Para un análisis más profundo del carácter singular de esta visita:
(Traducción en español de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares, España)

Monseñor Schneider y papolatría (vídeo y transcripción) seguida de unas palabras de ánimo a los católicos

Como sabemos la entrevista completa a Monseñor Schnëider se encuentra en este mismo blog. Esta última entrada se refiere a la actitud de un católico con relación al Papa (al final unas palabras de ánimo del obispo Schnëider a todos los católicos desconcertados). 

Duración 10:38 minutos

[Continúa y acaba esta entrevista a Monseñor Schnëider]

- Monseñor, sabemos que como católicos debemos someternos a la autoridad del papa, sin embargo ante la confusión cada vez mayor entre los fieles generada por las libres y catastróficas interpretaciones de la exhortación apostólica Amoris Laetitia, con la comunión a adúlteros, Lutero como testigo del evangelio, restitución del gran canciller de La Orden de Malta, acusado de permitir la distribución de condones; hay un número de fieles cada vez mayor que ya no quieren someterse a la autoridad del papa ni de sus autoridades, con un alto riesgo de adoptar una postura sedevacante. Como católicos interesados en mantenernos dentro de la Iglesia Católica, ¿cómo podemos sostener y reconocer la autoridad del papa, sin obedecer cosas contrarias a lo que siempre ha sido la fe católica? ¿La sumisión a la autoridad del papa es lo mismo que obediencia ciega?

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- No. Como católicos y esta es una característica de ser católicos, debemos estar sometidos canónicamente al papa, al Vicario de Cristo, aceptar su autoridad, tener respeto por él, rezar por él y tenerle un amor sobrenatural básicamente

Esto no significa una obediencia ciega, por supuesto que no, porque no estamos en una dictadura. En una dictadura sí, debes obedecer ciegamente, o cuando estás en el ejército, no hay cuestionamientos. Pero estamos en una familia, la Iglesia es una familia donde también es posible discutir, donde también es posible en alguna forma la corrección con respeto y con amorY cuando esto no es posible entonces no hay una verdadera atmósfera de espiritualidad de Iglesia, habría una atmósfera de intimidación, de represión, de temor, y esto no es la atmósfera del Espíritu Santo de ninguna manera.

Por lo tanto, tomamos ejemplos de santos en la Iglesia, santa Catalina de Siena – Doctora de la Iglesia-, ella mantuvo siempre un profundo amor y respeto al papa, pero le escribió varias cartas con muchas críticas severas, por amor a élElla amonestó al papa y esto fue algo correcto y la Iglesia la reconoce como santa y es Doctora de la Iglesia

Incluso ella le escribió una carta a uno de los papas de entonces, el cual hizo mucho daño a la Iglesia y fue finalmente responsable por el gran cisma: “Santo Padre, si no se convierte, por favor, apártese y renuncie al papado, escribo esto por amor a su persona, por su salvación eterna y por la Iglesia”. Esta actitud no es sectaria, no es cismática, no está en contra del papa… de ninguna manera. Y en este sentido creo que, mientras mencionas estos problemas, que debemos de mantener siempre la visión sobrenatural del papado y del papa, pero no debemos idolatrar al papa ni practicar la papolatría haciendo del papa un Dios divinizándolo. Esto es contrario al Evangelio, esto está en contra de la tradición de los Padres de la Iglesia.

Pienso que hubo una evolución en la Iglesia en los últimos cien años hacia esta poco saludable papolatría que en cierta forma diviniza al papa. Esto está en contra de la tradición más antigua y constante de la Iglesia. Quizás esta crisis que estamos actualmente experimentando, ayudará a la Iglesia a tener un mayor balance en relación a la actitud con el papa, para evitar tener esta extrema papolatría y divinización del papa y permitirle a la Iglesia la posibilidad de hacer de una manera también respetuosa y amorosa una apelación al santo padre cuando exista un peligro, un peligro objetivo para el bien común de la Iglesia. 

Como san Agustín escribió, y santo Tomás de Aquino, citándolo, cuando san Pablo realizó una corrección al primer papa, Pedro, y lo hizo públicamente, no de manera privada, en la carta que escribe a los gálatas en un asunto que no era tanto doctrinal ni dogmático sino más bien práctico y pastoral sobre un error de Pedro, y entonces Pablo hace esto… San Agustín dice que Pedro fue tan humilde y tan sabio que aceptó esta corrección, él no dijo “ustedes están en contra mía, son herejes, son cismáticos”, ¡no!. 

Él aceptó esto con gratitud y así debería hacer el papa en estos días: “gracias mis queridos hermanos, hijos e hijas, cuando me informan que hay algún peligro para la fe, para el bien común de la Iglesia, yo reflexionaré, no me enojaré con ustedes” y así el papa debería decir también a los obispos y a los cardenales: “no estoy enojado con ustedes cuando señalan algo incluso públicamente”, incluso hay un ‘no’ como posibilidad.

La corrección de san Pablo fue pública e incluso lo escribió en sus cartas que están inspiradas por el Espíritu Santo, para todas las generaciones que hasta el fin del mundo leerán la corrección al primer papa, como Palabra de Dios. Pablo hizo esto público

Si Pablo viviera hoy usaría internet porque este sería el medio público como en su tiempo fue su epístola que envió a todas las Iglesias. Por lo tanto, para mí no hay ninguna dificultad ni es problema el que los cuatro cardenales hayan publicado esta apelación pública al papa. Debería de ser por supuesto una situación excepcional, pero estamos siendo testigos de una situación excepcional de confusión que es de cierta forma sin precedentes en la historia de la Iglesia porque esta confusión está creciendo en el mundo entero y está alcanzando a casi todas las doctrinas básicas de la Iglesia y no sólo una en específica. El asunto del divorcio, de la Eucaristía, de la ley moral de Dios, es básico, el relativismo donde la verdad y el error están al mismo nivel.

Así que estamos siendo testigos de una crisis de fe que es realmente casi universal y, por lo tanto, en tales casos excepcionales pueden aceptarse recursos excepcionales que contribuyan para ayudar a detener esta crisis. Pero, debo añadir que, y esto quisiera decírselo a los fieles, los recursos más poderosos no lo son una apelación al papa o una especie de conexión fraterna o filial. Estos no son los recursos principales. Creo que esto no producirá el mejor efecto. 

Nosotros tenemos el recurso más poderoso para ayudar al papa, para que él pueda ayudar a la Iglesia a superar esta confusión doctrinal, y es a través del recurso de la oración, a través de un intensivo recurso de oración profunda e incluso de sufrimiento, de hacer trabajos de reparación, de expiación a favor del papa, por su alma, que él pueda recibir la orientación de Dios, la luz para confirmar a la Iglesia entera sin ambigüedades, en las verdades, como lo hizo san Pedro y casi todos sus sucesores. Así que estos son nuestros medios, la oración, el sacrificio, y esto es lo más poderoso, y Dios lo aceptará estoy convencido, y guiará a la Iglesia fuera de esta crisis tal y como Él lo ha hecho tantas veces en los últimos 2.000 años.

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- Gracias [dice Monseñor Schnëider] quisiera terminar alentando a los fieles a no desalentarse en estos tiempos tan oscuros de confusión sino de considerar esto también como un reto para crecer en confianza en Dios, en su poder omnipotente, que Él puede superar con su poder omnipotente esta crisis. 

Así que tenemos que profundizar en nuestra confianza sobrenatural, en la indestructibilidad de la Iglesia y profundizar en nuestro conocimiento católico, en nuestra fe católica, en la alegría de nuestra fe y, realmente lo más importante en la Iglesia, no es ser papa, ser cardenal, obispo o sacerdote, sino ser un buen católico, ser un buen fiel, vivir de acuerdo a la Palabra de Dios, a la voluntad de Dios y mantener el tesoro de la Iglesia Católica que Cristo nos dió, que Él nos reveló y que los Apóstoles nos transmitieron; que la Iglesia nos ha transmitido durante 2.000 años

Mantener este tesoro de la integridad y de la belleza de la fe católica en nuestras almas. Y nadie puede quitarnos esta gracia porque Cristo nos la dio. Que Dios los bendiga y los fortalezca a todos ustedes católicos y por favor, recen y hagan sacrificios por la superación de esta crisis, recen por el santo padre, que Dios dé a su Iglesia en estos días muchos buenos y valientes sucesores de los Apóstoles, así como sacerdotes, y laicos, y buenas familias católicas.