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sábado, 26 de noviembre de 2016

El Papa Francisco muestra sus "sentimientos de pesar" por "la triste noticia del fallecimiento" del dictador comunista Fidel Castro

FUENTE: CATHOLICVS


Poco más se puede decir del telegrama enviado por el Papa Francisco al dictador comunista Raúl Castro, hermano del que también fuera dictador comunista en Cuba durante medio siglo, Fidel Castro -a quien el Papa Francisco visitó en dos ocasiones-, recientemente fallecido a la edad de 90 años, que lo que el propio telegrama dice.

Se comenta solo. Llama la atención, aparte de las que podrían considerarse fórmulas protocolarias ante un fallecimiento -como pudieran ser un simple "pésame" o "condolencias"-, la reiteración de palabras que expresan tristeza o dolor por la muerte de un dictador comunista -al que el Papa se refiere como "Excelentísimo Señor" y "dignatario"-, liberticida, con muchísimos asesinatos a sus espaldas -sin contar los presos políticos y exiliados-, y enemigo declarado de Cristo y de su Iglesia: "Al recibir la triste noticia", "mis sentimientos de pesar", "ofrezco plegarias por su descanso"...

También parece una burla que haga extensivo su pesar "al pueblo de esa amada nación" a quien, por lo visto, el Papa deseaba mucho más tiempo de tiranía

Una pena, sí señor.

El "no cristiano" es el imperialista Donald Trump, por querer "construir muros" en vez de "tender puentes"

En cambio, de éste, que directamente convirtió Cuba en una cárcel tropical, en la que no había necesidad de "muros" porque ya está el océano circundante lleno de tiburones, ni un reproche papal

Y sobre pateras -embarcación pequeña usada para el transporte de inmigrantes ilegales- ni una palabra: las que invaden Europa se deben al malvado capitalismo, que esquilma los países de origen de quienes emigran. 

Sin embargo, a los que huían del "paraíso terrenal" caribeño como alma que lleva el diablo, ni mentarlos, que esos eran disidentes egoístas que odiaban el reparto de la riqueza que disfrutan todos los cubanos, como buenos comunistas cristianos.

Sufragios para implorar a Dios la salvación de su alma no ha prometido; pero sí ofrece plegarias para que descanse -sin duda, van a descansar más los cubanos que aún hay vivos en la isla-. 

Como puede apreciarse, el Papa Francisco sigue, como suele, tan neutral y poco escorado a babor. Este es el telegrama íntegro, en español, precedido por la introducción que hace la edición de hoy del Boletín Oficial de la Sala de Prensa de la Santa Sede:
Telegrama del Papa por la muerte de Fidel Castro, 26.11.2016

El Santo Padre ha enviado un telegrama de pésame a Raúl Modesto Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba con motivo del fallecimiento a los 90 años de Fidel Castro, ex Presidente del Consejo de Estado y del Gobierno de la República de Cuba. Sigue el texto:
Excelentísimo Señor Raúl Modesto Castro Ruz
Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros
de la República de Cuba
La Habana

Al recibir la triste noticia del fallecimiento de su querido hermano, el Excelentísimo Señor Fidel Alejandro Castro Ruz, ex Presidente del Consejo de Estado y del Gobierno de la República de Cuba, expreso mis sentimientos de pesar a vuestra excelencia y a los demás familiares del difunto dignatario, así como al gobierno y al pueblo de esa amada nación.

Al mismo tiempo, ofrezco plegarias al señor [en minúscula en la edición en español del Bollettino] por su descanso [omite el adjetivo "eterno" que siempre precede a este sustantivo] y confío a todo el pueblo cubano a la materna intercesión de nuestra señora de la caridad del cobre [en minúscula en la edición en español del Bollettino]patrona de ese país.

Francisco PP.
[Puede verse el original aquí]

NOTA
: Hay una preocupante simpatía de Francisco por la ideología comunista. Esto se puede ver en la entrevista realizada por Eugenio Scalfari a Francisco el pasado 7 de noviembre. El siguiente artículo, escrito en pdf, al que enlazo , de título Francisco y el comunismo, merece la pena de ser leído. Su autor es Juan Suárez Falcó. 

Los cardenales Burke y Pell retirados oficialmente de la Congregación para el Culto Divino



VATICANO, 23 de noviembre de 2016 (LifeSiteNews) – Los cardenales Raymond Burke y George Pell no seguirán siendo miembros de la Congregación para el Culto Divino, confirmó el Vaticano en una lista de los nuevos miembros de la oficina litúrgica. Burke y Pell son conocidos por su ortodoxia católica y sus posturas fuertemente pro-vida y pro-matrimonio

Burke es uno de los cuatro cardenales que ha solicitado formalmente que el Papa Francisco aclare si Amoris Laetitia está en desacuerdo con la enseñanza moral católica. Después de que la petición de los cardenales quedó sin respuesta durante dos meses, los cardenales hicieron públicas sus preocupaciones. Burke ha dicho que los cardenales tendrán que hacer un “acto formal de corrección” si el Papa Francisco no aclara los graves errores relacionados con la exhortación.

La nueva lista de miembros de la Congregación para el Culto Divino se puede ver aquí. La membresía de la oficina fue recientemente destruida, con numerosos progresistas nombrados como sustitutos.

El Cardenal Robert Sarah es el Prefecto de la Congregación para el Culto Divino. Sarah se ha opuesto sin temor a la ideología de género e instó a los sacerdotes y obispos a seguir más de cerca las rúbricas de la Forma Ordinaria de la Misa enfrentando ad orientem en lugar de versus populum.

En un cambio de última hora, el Papa Francisco habló recientemente en lugar de Sarah en el Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia en Roma.

Sarah entonces se retiró de un compromiso prominente de discurso al cual él había confirmado su participación varias veces.

Ayudar a superar las dudas (Fray Gerundio)

FUENTE: FRAY GERUNDIO

Los diecisiete nuevos cardenales nombrados el 19 de noviembre de 2016

Desde que la izquierda intelectual y progresista dictaminó que no hay verdades absolutas, ni dogmas atemporales, ni criterios seguros de certeza, se impuso la DUDA como algo necesario, conveniente e incluso tonificante para la mente.

Ya Descartes advirtió que estaba dispuesto a dudar de todo, menos de su duda misma.

Se quedó un poco corto, porque los teólogos modernistas que le acolitaron y superaron siglos después, dudan de todo -incluso de su propia duda-, aunque no dudan de que el modernismo es lo más seguro para caminar en la duda. Así lo impusieron en la Iglesia.

Total, que la duda se instaló en el pensamiento como si fuera un okupa de la mente. Y ahí hemos estado y estamos. Todo es relativo, todo se puede expresar de forma relativa y dudosa. Todo se puede edificar sobre la diversidad y la inquietud. Las preguntas absolutas sobran, porque la realidad misma es relativa. No a los dogmas ni a las imposiciones. No a las certezas. No a todo. Sí al no-a-todo ... Pero siempre aparece alguien que no entiende las cosas como son (en su absoluta-relatividad).

Resulta que cuatro cardenales vienen ahora con dudas (dubbia) acerca de lo dicho en Amoris Laetitia. ¿Pero cómo se atreven? Con lo claro que está lo escrito en ella.

Es verdad que hasta ahora no había verdades absolutas ni dogmas firmes, pero indudablemente la Amoris Laetitia viene a dar el último toque (el definitivo) a todas las dudas sobre el amor matrimonial. Después de la Amoris, ya no puede haber dudas, ¡qué caramba! ¿Cómo se atreven?

Así que Francisco se ha visto impelido a salir al paso. Lleva varios días lanzando darditos, puyas y venablos contra los cardenales díscolos que se permiten dudar.

Porque en este caso, -sépanlo todos-, la duda no es ya muestra de perfección modernista o de pensamiento filosófico avanzado, sino motivo de angustia y miedo. Sí. Tanto el miedo como la angustia son consecuencia de la duda. La duda genera incertidumbre y ésta aboca a la debilidad.

Así lo ha expresado Francisco en su catequesis de este miércoles, azuzado -sin duda-, por su enfado monumental con los cuatro indómitos y perturbadores príncipes de la Iglesia.

Todo esto dicho por el Pontífice, a propósito de las obras de misericordia, con el frescor de la doctrina bergogliana, que siempre trae aire fresco al corazón del cristiano.

Esta semana tocaba aquella que dice: Dar buen consejo al que lo necesita. Con total inverecundia [desvergüenza, desfachatez], ha llegado a decir que eso de dar consejos a los que lo necesitan es un verdadero acto de amor hacia las personas desorientadas o que tienen dudas.

Dar buen consejo al que lo necesita es un verdadero acto de amor hacia las personas que están desorientadas o tienen dudas.

O sea, que no es bueno tener dudas y por eso es misericordioso aquel que saca de las dudas a los pobres enredados en el maremágnum de su perplejidad.

Así mismo lo dice Francisco: Está bien que nos hagamos preguntas acerca de nuestra fe, si bien hay que superar las dudas.

Pues es verdad: estoy plenamente de acuerdo, pero no acabo de entender el razonamiento, como le he explicado hoy a mi Superior después de Laudes:

- Si estos pobrecillos cardenales dubitantes exponen humildemente sus dudas a Bergoglio -autor y productor ejecutivo de la Amoris Laetitia- ¿no sería una maravillosa obra de misericordia de Francisco acudir inmediatamente a sacarlos de su duda y explicarles claramente el significado de sus incertidumbres y reparos? Solamente hace falta hablar con claridad. Esto es lo que parece más sensato. Y con mayor razón en una persona que se llena la boca de misericordia (aunque ya haya terminado el año dedicado a ella).

- Aristóteles lo podría haber expresado así en pura Lógica:

Hay que ayudar a los que dudan, dándoles el buen consejo que necesitan.

Hay cuatro cardenales que tienen dudas.

Luego hay que darles un buen consejo a estos cuatro cardenales.

- Otro modo de expresarlo:

Bergoglio dice que la duda causa el miedo y la angustia.

Hay cuatro cardenales que tienen miedo y angustia, porque dudan de que el contenido de la Amoris Laetitia pueda ser herético.

Luego hay que sacarlos cuanto antes de la duda, no vayan a pensar que el Papa es hereje.

- Es todo muy fácil. Claro que el método que se le pide para salir de la duda, consiste en decir SÍ o NO. Y esto es lo peor que se le puede pedir a un modernista.

¿Cómo encerrar -dirá el modernista de turno-, en categorías absolutas algo tan dinámico como la fe? Lo que hay que hacer es que la fe sea vida, y así ya no hay necesidad de tantas dudas.

O sea que, en cuanto la fe se desenreda de las teorías (ojo al término) y se hace vida, todo fluye y la vida tiene otro color. Pasamos del gris marengo al arco iris gay. Y por supuesto, eso hace que se pueda poner al servicio de los más necesitados. [Al final siempre tienen que salir los más necesitados para rematar el argumento]. Esto es lo que dijo Francisco, sin ir más lejos [pinchar en cualquier punto de la expresión en rojo]

Además, el Pontífice pidió que no hagamos una teoría abstracta de la fe con la que se multiplican las dudas e invitó, más bien, a hacer de la fe nuestra vida, poniéndola en práctica en el servicio a los hermanos, especialmente a los más necesitados.

Y entonces – dijo el Papa al concluir – tantas dudas se desvanecen porque sentimos la presencia de Dios y la verdad del Evangelio en el amor que, sin ningún mérito nuestro, habita en nosotros para que lo compartamos con los demás.

- Al final de todo este embrollo bergogliano, yo tengo una sola dubbia:

¿Contestará Francisco a los Cuatro de la Fama?
¿Acudirá veloz a sacarlos de sus dudas ejercitando esa magnífica obra de misericordia?
¿Será capaz de decir con claridad, lo que ha dicho con ambigüedad en su ya maltrecha encíclica?
¿Saldrá al paso de las dudas de muchos católicos que ya han expresado sus temores sobre la doctrina aberrante que (dudan) hay en ella?

Si dice que SÍ, no habrá duda.
Si no contesta, no habrá duda.
Si dice que NO, tendrá que buscarse un monasterio en Buenos Aires.

Sin duda.

Fray Gerundio

La modernidad contra las mujeres (Javier Barraycoa)




La mayoría de autores que han fundamentado el pensamiento moderno, escribieron sin piedad contra las mujeres. Hoy nos han hecho creer que la modernidad trajo la liberación de la mujer
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La autocomprensión de nuestra modernidad como “liberación”, nos ha impedido atender a ciertas contradicciones más que evidentes. Hoy el feminismo, de hecho, se nos presenta como un movimiento moderno. No obstante, posiblemente, la mujer nunca fue tan denostada como en el pensamiento de los padres intelectuales de la modernidad.

Ya en la Ilustración se pusieron de moda las apostillas sobre las mujeres. Voltaire, por ejemplo, hacía reír al público con frases como: “Las mujeres son como las veletas, sólo se quedan quietas cuando están oxidadas”.


Kant, uno de los grandes teóricos de la democracia moderna, en su obra De lo bello y lo sublime, ironiza sobre la pretensión de las mujeres para alcanzar ciertos saberes científicos como las matemáticas e insinúa que para hablar de física deberían ponerse una barba postiza para adquirir el aspecto de “profundidad”. 


Schopenhauer, un burgués de izquierdas, en el Arte del buen vivir, describe el sexo femenino como absorbente y totalizante, obsesionado con un único objetivo: las relaciones sexuales


Hegel, teórico del Estado moderno, en la Fenomenología del Espíritu pone en marcha las categorías del pensamiento moderno para definir que el destino de la mujer está en el hogar y el de hombre en el Estado


Nietzsche, todavía hoy banderín de enganche del nihilismo postmoderno, se caracterizó por sus frecuentes ataques a la mujer y a todo movimiento feminista. En su obra Más allá del bien y del mal anunciaba: “desde la Revolución francesa la influencia de la mujer ha disminuido en Europa en la medida que sus derechos y pretensiones han aumentado, y la emancipación de la mujer se revela como un curioso síntoma de debilitamiento de esterilización gradual de los instintos femeninos primordiales”. En la misma obra, Nietzsche vindica el “abismo que separa al hombre y la mujer”, negando todo principio de igualdad entre ambos sexos. En Así habló Zaratustra, el filósofo alemán sigue arremetiendo: “¿No es mejor caer en manos de un asesino que en los sueños de una mujer lasciva?” Algo nos dice que la misoginia nietzscheana no es meramente accidental.



El padre del evolucionismo, Charles Darwin, aplicó su teoría no sólo al hombre en general, sino a distinguir la evolución entre el hombre y la mujer. En su obra El origen del hombre afirma que: “si los hombres están en decidida superioridad sobre las mujeres en muchos aspectos, el término medio de las facultades mentales del hombre estará por encima del de la mujer”


El entusiasmo que en ciertos ambientes sigue generando el psicoanálisis, contrasta con la comprensión freudiana de lo femenino. Freud siempre negó la existencia de la feminidad como algo natural, afirmándolo como algo que “se hace” culturalmente. Para el vienés sólo la masculinidad era innata en todos los individuos y la mujer vendría a ser “un hombre castrado”. Así, sobre la base de este principio, pretendía explicar las frustraciones sexuales de la mujer por añorar el elemento fálico del cuerpo masculino.


Por eso, durante mucho tiempo, el feminismo tuvo que dejar a Freud en el baúl de los recuerdos. Hoy en día psicoanalistas feministas como Karen Horney o Melanie Klein, han dado la vuelta al argumento freudiano y pretenden hacernos creer que es el hombre el que siente envidia por el cuerpo de la mujer. Pero Freud dijo lo que dijo

Podríamos coleccionar toda una retahíla de citas de los “padres de la modernidad” que nos llevarían a una sorprendente conclusión: la modernidad nunca contempló lo que hoy se denomina liberación de la mujer

Paradójicamente el feminismo se siente deudor para con la modernidad.

Javier Barraycoa