BIENVENIDO A ESTE BLOG, QUIENQUIERA QUE SEAS



viernes, 22 de abril de 2016

¡ALEGRÍA DEL AMOR ... ADÚLTERO! (Un café con Galat) [comentado por José Martí]




El siguiente vídeo de YouTube lo he encontrado leyendo el blog En Cristo y María.
Creo que merece la pena verlo y escucharlo, aunque sea en tres o cuatro sentadas, puesto que dura 1 hora y 27 minutos ... pero da un sentido crítico de la realidad, que nos ayuda a hacer un uso correcto de la razón que Dios nos ha dado, para que llamemos a las cosas por su nombre y no nos dejemos engañar por nadie. Cuando Jesús hablaba del buen Pastor se refería a Él mismo ... y también a aquellos que eran fieles a sus enseñanzas. Pero advertía, igualmente,  de la existencia de malos pastores, de aquellos a quienes no les importan las ovejas. Y las engañan, porque son ladrones y salteadores. Esas fueron sus palabras.
Es un hecho que todos los medios de comunicación lanzan a vuelo las campanas, anunciando la victoria del mundo sobre la Iglesia y alabando al Papa que tenemos los católicos: éste sí que es un Papa "como Dios manda" ... porque lo permite todo.. ¡Qué errados andan! ¡Qué pena que se haya adulterado esa hermosa realidad que es la "Misericordia divina al oponerla a la Verdad y a la Justicia, que en Dios son la misma cosa. 
Las doctrinas masónicas inmanentistas, el relativismo reinante en todo el mundo,..., en otras palabras, el modernismo, que viene a ser lo mismo, definido por el Papa San Pío X como la suma de todas las herejías, ha entrado de lleno en la Iglesia post-conciliar, como caballo de Troya. Y a través de la praxis, diciendo una y mil veces que la Doctrina de la Iglesia es siempre la misma y que no puede cambiar, el hecho manifiesto, para el que quiera ver, es que sí se está tocando la doctrina. Una gran mayoría de católicos no se dan cuenta de esta realidad pero es porque la Palabra de Dios y la Doctrina Católica no son conocidas, de la misma manera que son muy pocos los que conocen a Jesús.
¿Qué pastoral se puede esperar de aquélla que ignora el Dogma y las Verdades que todo cristiano católico tiene la obligación grave de conocer y que, sin embargo, tan pocos conocen? Jesucristo no es conocido y, por lo tanto, no es amado. Y si nos falta el amor, la vida es triste y átona, carece de sentido. ¿Dónde se encuentra hoy la Alegría? 
Esta es la gran tragedia de la humanidad. Al ignorar y negar la Verdad, que es Jesucristo (ignorancia culpable) acaba negando todo lo auténticamente humano: lo bueno, lo bello y lo verdadero. Hoy domina por doquier el feísmo, la mentira y la maldad. Por eso la gente es desgraciada. Por eso tanta violencia, tanta incomprensión, tanto egoísmo y tanta corrupción, se mire por donde se mire. 
Se hace necesaria, más que nunca, una vuelta a Dios, manifestado en Jesucristo. No hay otro camino. Él es el Camino. Separándonos de Él estamos sencillamente perdidos y en la más penosa de las oscuridades, pues Él es también la luz. "El que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8, 12). ¿Cuándo llegaremos a darnos cuenta de esta realidad? Porque este mundo no tiene otra salida. Y, sin embargo, Jesucristo no sólo es cada vez menos conocido sino que es, además, perseguido y odiado. 
"Todos os odiarán a causa de mi Nombre, pero el que persevere hasta el fin se salvará" (Mt 10, 22). Y a continuación nos dice unas palabras muy consoladoras: "No les tengáis miedo, porque nada hay oculto que no vaya a ser descubierto, ni secreto que no llegue a saberse. Lo que os digo en la oscuridad decidlo a plena luz; y lo que escuchasteis al oído, pregonadlo desde los terrados"  (Mt 10, 26-27). 
Y así es: todo se sabrá y tendremos que dar cuenta ante Dios de lo que hayamos hecho, bueno o malo; y también de lo bueno que hayamos dejado de hacer. Aquí estamos de paso. Quien piense que su vida acaba cuando muere, y que ahí se acabó todo, está en un grave error y vive en la mentira. La verdad es que "cada uno de nosotros dará cuenta de sí mismo a Dios" (Rom 14, 12)
Por eso la victoria del mundo es aparente, porque "este mundo pasa, y también sus concupiscencias; pero quien cumple la voluntad de Dios permanece para siempre" (1 Jn 2, 17). De manera que un católico no puede nunca estar turbado ni triste, aunque sufra, pues la victoria final es de Jesucristo. Y es con esa confianza en sus palabras como tenemos que actuar en nuestra vida. Oigamos lo que nos dice: "No tengáis miedo a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma; temed, ante todo, al que puede hacer perder alma y cuerpo en el infierno" (Mt 10, 28). 
Hemos oído bien: existe el infierno como realidad, al igual que existe el cielo. ¡Que nadie lo ponga en duda! Quien así habla es Jesucristo. ¿Y quién es más misericordioso que Él? ¿Quién nos puede querer más ... si Él mismo es Amor? Sólo desea que nosotros también le queramos y que estemos siempre con Él. Hagamos un buen uso de nuestra libertad, porque aquí nos lo jugamos todo, nos jugamos la vida eterna o la condenación eterna, según hayamos sido fieles o no a la voluntad de Dios manifestada en Cristo Jesús, Señor nuestro y Vida nuestra.
José Martí