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viernes, 18 de marzo de 2016

Anoche tuve un sueño (1)



Anoche tuve un sueño. Corría el año 2029. Yo me encontraba en una isla desconocida. Las únicas personas que conocía en ese lugar, además de mi esposa y de parte de mi familia, que también residían allí, eran unos viejos amigos, algunos de ellos sacerdotes.

La razón de nuestra estancia en esa isla incomunicada con el resto del mundo estaba relacionada con nuestras creencias religiosas. En el año 2024 se produjo una revolución "especial" a nivel planetario, organizada y dirigida desde las más altas instancias del Nuevo Orden Mundial, que acababa de establecerse como tal de manera oficial y cuya sede principal radicaba en Roma, en el Vaticano.


Me dejaba estupefacto el hecho de que la Jerarquía Católica, en cuanto tal, había desaparecido ... ¡en un intervalo de tiempo tan breve! Ya no existía la figura del Papa como tal desde que, merced a la influencia de Francisco, el último Papa, se había introducido la sinodalidad o colegialidad, primero, y la democracia, después, como la forma de Gobierno Eclesial más adecuada a los tiempos actuales, dando así al traste con la figura del Papado tal y como se había conocido desde hacía ya más de veinte siglos.


Pero lo que me dejaba más desconcertado aún era el hecho de que convivían (o mejor, coexistían) allí mismo en el Vaticano, en aparente "armonía", diferentes personajes representativos de las religiones más importantes, es decir, ortodoxos, judíos, musulmanes y budistas. Existía también, por supuesto, el grupo de los llamados cristianos, que eran mayoría, y que englobaba -en un todo- a los protestantes de las sectas más influyentes, a los anglicanos y a todos aquellos que, en su momento, se denominaban a sí mismos católicos, pero cuyo pensamiento se correspondía con el de las corrientes modernistas y con el progresismo imperante en el mundo. 


El Vaticano había sido ampliado para dar cabida a los diferentes grupos religiosos que, poco a poco, fueron introduciéndose allí. Cada uno de ellos rezaba a su "dios", pero todos estaban juntos, consecuencia lógica y práctica que se adivinaba ya, en cierto modo, al leer determinados documentos del Concilio Vaticano II, cuya apertura tuvo lugar el 11 de octubre de 1962, a iniciativa del papa Juan XXIII, siendo clausurado el 8 de diciembre de 1965, bajo el pontificado de Pablo VI. 

Este llamado "espíritu del Concilio" fue practicado por todos los Papas post-conciliares: Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI y, arrolladoramente, por Francisco quien, haciendo uso de todas las tecnologías más avanzadas de aquella época, llevó a su zénit dicho "espíritu", pasando a la historia como "el Papa de los Gestos", fiel a la consigna de que "más vale una imagen que cien palabras" ... aunque a las imágenes unía también las palabras, reforzando así más lo que se denominó "efecto Francisco" que culminó en la situación lamentable actual

Todo ocurrió de modo vertiginoso. El 8 de Septiembre de 2017, por orden expresa de Francisco, comenzaron a entrar los protestantes en el Vaticano, ocupando cargos de alta responsabilidad, con una categoría equivalente a la de los cardenales. Una vez dado este paso, lo que vendría después era perfectamente predecible. En muy poco tiempo, el Vaticano fue ocupado también, progresivamente, por los ortodoxos, los anglicanos y los judíos. Justamente el día posterior a la entrada de los judíos, Francisco anunció su retirada como Pontífice, aduciendo problemas de salud. Era el 13 de marzo de 2018, el mismo día en que fue elegido Pontífice, hacía ya cinco años, ...; y pasó a la condición de papa emérito junto a Benedicto XVI, que todavía vivía.

Tras su renuncia se produjo una situación de gran inestabilidad en el seno de la Iglesia, quedando vacante la sede papal durante más de siete meses, pues eran muchos los que se disputaban el cargo sucesorio; no sólo los católicos, sino también el resto de religiones que ya estaban introducidas en el Vaticano. Se pensó, en buena lógica que, puesto que "todas las religiones eran iguales" y que "si tienes buena voluntad" te salvas igualmente, ¿por qué el sucesor de Francisco no podía ser de otra religión? Es más: si así ocurriera eso sería una demostración palpable y evidente para todo el mundo de que el proyecto ecuménico, tan deseado desde hacía más de sesenta años, se hacía realidad y no se quedaba sólo en palabras, lo que contribuiría, sin lugar a dudas, a que se instaurase la paz en el mundo.

Luego de muchas deliberaciones y tras un largo debate que mantuvo a la Iglesia sin Papa durante siete largos meses, fue elegido como sucesor de Francisco el patriarca ortodoxo ruso Alexis III. Era el 27 de octubre de 2018. Éstas fueron sus primeras palabras: "Ahora comienza una nueva etapa en la historia de la humanidad. La situación actual ha cambiado radicalmente respecto a épocas anteriores; de manera que, dadas las circunstancias, y a fuer de ser realistas, los sucesores de Francisco ya no pueden seguir llamándose Papas. No obstante, seguiremos manteniendo este nombre durante algún tiempo, mientras pensamos en el más adecuado a la nueva situación; y también para evitar escándalos entre la gente". Siguió hablando, pero sus palabras quedaron perdidas en mi memoria.

El patriarca Alexis III sólo desempeñó su cargo durante unos dieciséis meses, pues falleció el 11 de febrero de 2020. A lo largo de este periodo, como era de prever, se fueron incorporando al "Cardenalato" (que aún mantenía ese nombre) miembros de otras religiones: hindúes, budistas, etc ... Los últimos en hacerlo fueron los musulmanes. El nuevo "Papa" fue nombrado rápidamente, por unanimidad total de todos los altos miembros del Vaticano: el rabino Jeshuá I. Era el 23 de febrero de 2020. Lo recuerdo perfectamente porque era la fecha de mi cumpleaños.

De lo que ocurrió en los siguientes cuatro años sólo recuerdo "persecuciones" contra los católicos tradicionalistas, entre los que yo me contaba. Sí sé, a ciencia cierta, que hubo todo un proceso de cambio sustancial en el Vaticano que se transformó en la organización más poderosa del mundo. Formaban parte importante del Comité (que así pasó a llamarse el Cardenalato) los presidentes de Rusia y Estados Unidos. Y tuvieron también cabida los representantes de los mayores "lobby" de poder, es decir, masones y homosexuales.

En el año 2024 tuvo lugar la culminación de este proceso, que marcó un punto de inflexión en la historia de la humanidad. El Vaticano se había convertido en el máximo centro de Poder. En él se había instaurado, por fin, el tan anhelado Nuevo Orden Mundial (en adelante NOM) en el que tantas esperanzas habían puesto inmensidad de personas (hábilmente engañadas por los medios de comunicación); y cuya consecución parecía imposible. 

Ahora, desde el 31 de Octubre de 2024, bajo el "Pontificado" de Jeshuá I, el NOM pasó a destruir, con sus normas "humanísticas", todo lo que la Iglesia católica había ido construyendo a lo largo de dos mil años de Historia. La Iglesia -al menos, en apariencia- había sido devastada. Éste fue el gran logro perseguido desde la época de la Ilustración por todos los amigos del Príncipe de este mundo. Lo que estaba sucediendo me recordaba aquello que se dice en el Apocalipsis: "Se le concedió [a la Bestia, que representa al Diablo] hacer la guerra contra los santos y vencerlos" (Ap 13, 7). El hombre había destronado a Dios y se había colocado en su lugar, teniendo, además, como sede, la antigua sede Papal, el Vaticano.

Hablar de sincretismo religioso o hablar de ateísmo es, en el fondo, lo mismo; puesto que si cada uno tiene "su dios", es que, en realidad, no hay tal Dios. Dios no existe. Las riendas del Poder las tiene ahora el hombre. En aquel momento concreto de la historia el Presidente rabino Jeshuá I (que así pasó a llamarse la figura papal) tenía el supremo Poder del NOM.

El NOM se regía por unas reglas que eran bastante parecidas a las de la antigua ONU, que tampoco existía ya en aquel entonces, por haberse quedado obsoleta. El cargo de Presidente no era de por vida, sino que se renovaba cada cuatro años, no pudiendo estar con dicha titularidad más de ocho años, en que pasaba a ser Presidente emérito. Y así, el 23 de febrero de 2028, Jeshuá I cesaba en su mandato, dando paso a su sustituto, que era también judío, Su mandato concluiría -en principio- el 23 de febrero de 2036. Pero recordemos que la época en la que se situaba mi sueño era el año 2029. En aquel momento ocupaba la Presidencia del NOM el gran Rabino Jeshuá II.


(Continuará)