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sábado, 23 de enero de 2016

¿Es posible que tengamos un Papa hereje? (7 de 7)(Juan Andrés de Jorge)



Después de todo lo que venimos diciendo es evidente que nos encontramos ante un Papa conflictivo que, por las razones que sean, odia lo Tradicional, como lo ha venido manifestando reiteradamente, un día sí y otro también, tanto en sus dichos y homilías de santa Marta como en sus hechos. Muy ilustrativo es, a este respecto, el artículo de Fray Gerundio de la anterior entrada.  

No sin razón ha sido llamado "el Papa de todos" (título de un voluminoso libro) pues, por lo que parece, en la Iglesia caben todos los hombres: protestantes, anglicanos, judíos, musulmanes ... e incluso los que no creen en nada. El secreto es el "amor", tal como se ve reflejado en el vídeo de intenciones de oración del Papa Francisco para enero de 2016. Eso sí: lo importante no es la verdad "verdadera" sino "lo que cada uno sienta". Se ha desplazado "el ser" por "el sentir". Ése es el auténtico problema. Se ha perdido la fe.

¿Dónde quedan las palabras de Jesús cuando dijo de Sí mismo: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por Mí" (Jn 14, 6)?. ¿Por qué tenemos que avergonzarnos de ser lo que somos, es decir, de ser cristianos, cuando esa es la gracia más grande que hemos recibido? Es mucho lo que nos estamos jugando si somos cobardes, pues Jesús, que es rico en misericordia, dijo, sin embargo, y con toda claridad: "El que se avergüence de Mí y de mis Palabras, de él se avergonzará el Hijo del hombre cuando venga en su Gloria, en la del Padre y en la de los santos ángeles?"(Lc 9, 26) 

En el famoso vídeo no se afirma de modo explícito que todas las religiones son iguales, pero una imagen (un vídeo en este caso) vale más que mil palabras. Lo que entra por los ojos es lo que más cala. Y aunque se diga que formalmente no hay herejía, tal afirmación habría que ponerla en entredicho. Cierto que tales palabras de "igualdad de religiones" no han sido dichas; sin embargo esa es la idea que queda en la mente una vez visto el vídeo, que es lo que importa. Y tal idea es claramente herética. 

Equiparar a la Religión católica con las demás, como una "religión" más, equivale a decir que lo mismo da tener una religión que otra o incluso no tener ninguna, como en el caso de los budistas, que son ateos. Esto me recuerda el Panteón de los dioses; unos dioses "inventados" por los hombres: el dios Marte o dios de la guerra, la diosa Venus o diosa de la belleza, etc ... como si se quisiera que Jesús pasara a ser un dios más de ese panteón.

Si los primeros cristianos no hubieran creído que su Religión era la única verdadera, puesto que no fue un invento humano, sino una manifestación de Dios al hombre, si no hubieran estado convencidos de que Jesucristo era verdaderamente Dios, el único Dios, Aquel del que se dice: "Adorarás al Señor tu Dios y a Él solo servirás" (Lc 4, 8; Dt 6, 13). "No seguiréis a otros dioses, de los dioses de los pueblos que os rodeen" (Dt 6, 14) ... si hubieran "apostado" por el "diálogo" entre religiones, como hoy se está haciendo, ... , ello les habría librado de la muerte, pero habrían sido infieles a Dios. ¿Qué sentido podría tener, entonces, su vida? Ellos amaban a su Maestro, porque sabían muy bien que eran amados por Él con un amor único. Y así como Cristo dio su vida por ellos por Amor, ahora ellos tenían la oportunidad de responderle de la misma manera ... y prefirieron morir antes que renegar de su Amigo y Señor. Por eso ahora los veneramos como mártires y gracias a ellos el Cristianismo, surgiendo de la nada, se extendió por todo el mundo. 

Y actuaron así porque estaban seguros de que no existe "ningún otro Nombre bajo el cielo, dado a los hombres, [y no inventado por ellos] por el que éstos se puedan salvar"  (Hech 4, 12) y de que "en esta vida no tenemos morada permanente" (2 Cor 5, 1). Ellos no consideraron, en ningún momento, que Cristo era tan solo un dios más dentro del conjunto de dioses de las distintas culturas. Ello les valió la muerte. Pero lo tenían muy claro: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hech 5, 29). Y es más: cuando del Sanedrín "llamaron a los Apóstoles y les azotaron y les ordenaron que no hablaran más en el Nombre de Jesús ... ellos salieron de allí dichosos, porque habían sido dignos de ser ultrajados a causa de ese Nombre" (Hech 5, 40-41).

Teniendo en cuenta que "el que ama la verdad, viene a la Luz" (Jn 3, 21). Y que Jesús dijo: "Yo soy la Luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8, 12) ... si amamos la verdad, tenemos que acudir a la Luz, que es Jesucristo. No tenemos otra alternativa. Él es la piedra angular contra la que se estrellarán todos los que quieran destronarlo de su vida: "Quien caiga sobre esta piedra se destrozará y al que le caiga encima lo aplastará" (Mt 21, 44).

Dicho todo lo cual y volviendo sobre el tema que nos ocupa, y si amamos la verdad "de verdad", tenemos que concluir que el vídeo, tantas veces aludido, es una gran mentira presentada, además, con aires de verdad y haciendo un uso blasfemo de la palabra amor. El verdadero amor lo es sólo hacia Jesucristo y de Jesucristo hacia nosotros, porque sólo Él dio su vida para salvarnos: ni Allah, ni Buda, ni ningún otro Dios abstracto hizo tal cosa.

Esto dijo Jesucristo a los judíos: "Vosotros tenéis por padre al Diablo y queréis cumplir los deseos de vuestro padre. Él era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad, porque en él no hay verdad. Cuando dice la mentira, habla de lo suyo, porque es mentiroso y padre de la mentira. Pero a Mí, que os digo la verdad, no me creéis" (Jn 8, 44-45). 

Si aplicamos la lógica y toda mentira procede del padre de la mentira, dicho vídeo que, en el mejor de los casos, genera confusión y que está, por lo tanto, lleno de mentiras, no puede venir ni estar inspirado por Aquél que es la verdad ... y sólo Él es la Verdad.


En mi modesta opinión -y con los argumentos que he aportado- debo concluir que nos encontramos ante un vídeo que o es herético, claramente [yo apostaría por esto] y, si no lo es, roza la herejía y produce escándalo en el pueblo cristiano: va en contra de todo lo que ha enseñado la Iglesia durante veinte siglos; y se avergüenza de Jesucristo. No hay una verdad absoluta. No se puede tener seguridades. Cada uno tiene su verdad. Lo que importa es vivir y dejar vivir. Y si se vive conforme a lo que uno ha recibido de sus padres actúa bien. El proselitismo es una solemne tontería. Y así podriamos continuar y no acabaríamos nunca. 

Desde luego, todas estas cosas no tienen nada que ver que lo que es la verdadera Iglesia de Cristo, la que Él fundó. Se pretende construir una "nueva Iglesia". Y lo más grave de todo es que todas estas iniciativas están partiendo de aquél que es el Vicario de Cristo en la Tierra. Ante lo cual, ¿qué se puede hacer? ¿Cómo actuar? Porque, ¿quién puede juzgar a Francisco? Según la Constitución dogmática "Pastor Aeternus" (18 de julio de 1870) el Romano Pontífice, que preside la Iglesia universal, es el juez supremo de los fieles, no existiendo autoridad mayor que la suya, de modo que a nadie es lícito juzgarle. Es bien conocido el famoso principio de que "la primera Sede por nadie puede ser juzgada" (CIC de 1917, canon 1556).

Sobre la posible deposición de un Papa hereje ya se habló en las tres primeras entradas. La tercera viene a ser un resumen de las dos primeras. Y aquí, antes de seguir adelante, conviene ser prudente. Tal y como están las cosas, independientemente de que el Papa sea o no hereje, una cosa sí que es cierta. Y es que ni los simples fieles, ni los sacerdotes, ni los obispos, ni siquiera los cardenales, pueden formar una Iglesia por su cuenta. De manera que podríamos decir que estamos en manos de Dios y, en cierto modo, eso es lo mejor. Ahora todo depende de Él. Anoto aquí una parte de una cita de mi tercera entrada:

Es Dios quien elige directamente al Papa y es Dios también el único que puede deponerlo directamente. Pero Dios, aunque actúa directamente en ese proceso de concesión y de remoción de la autoridad papal (...) de la misma manera que deja a su Iglesia la determinación del candidato sobre el que Él mismo otorgará la potestad papal (que la recibe mediante su aceptación libre y su consagración episcopal), también puede decretar directamente su deposición, sirviéndose, lógicamente de la Jerarquía ... mediante un acto de una autoridad competente que formal y oficialmente declare la realidad de la herejía formal y externa del Papa.

En otras palabras: sería necesario que hubiese un grupo de cardenales (desconozco cuál habría de ser el número de ellos; imagino que con seis u ocho sería suficiente) que le plantaran cara al santo Padre e intentaran hacerle ver que está incurriendo en herejía. Y que, de seguir así, si no se arrepiente, sería destituido. 

Cito de nuevo parte de lo que escribí:

No cabe duda de que el Papa no puede ser juzgado por autoridad alguna de la Iglesia. Y actuando así, nadie estaría juzgando ni condenando al Papa, pues La AUTORIDAD COMPETENTE se limitaría a DECLARAR acerca de la existencia o no de UN HECHO: el hecho de si el Papa ha incurrido en herejía o no ha incurrido en herejía.  Y entonces, y sólo en el caso de declaración formal de herejía y contumacia por parte del Papa, Dios es el que sustraería la potestad al Papa y éste volvería a ser un simple obispo, con pérdida de su oficio eclesiástico. Y ahora sí; una vez depuesto según Derecho, el Papa -que ya no lo sería - podría ser juzgado y condenado como cualquier otro obispo que hubiese incurrido en esos mismos delitos.

Tengamos en cuenta las palabras del anterior Papa Benedicto XVI cuando dijo: "El Papa no es un monarca absoluto cuya voluntad es ley, sino que es es el custodio de la antigua Tradición. No puede hacer lo que quiere" (ver imagen). Y San Roberto Berlarmino: «Tal como es lícito resistir al Pontífice que agrede el Cuerpo, también es lícito resistir a quien agrede las almas o a quien altera el orden civil o, sobre todo, a quien intenta destruir la Iglesia. Digo que es lícito resistirlo, no haciendo lo que él ordena y evitando que se ejecute»

La cuestión es: ¿Existe ese conjunto mínimo de cardenales? Porque con la reforma de la Curia los nuevos Cardenales que se van incorporando han sido elegidos por el Papa y, como es de suponer, mediante razonamientos meramente humanos, habrá elegido aquellos que estén en su misma línea de pensamiento. Ha hecho ya dos reformas de la Curia y le queda la última, que tendrá lugar este mismo año (desconozco la fecha). De manera que es realmente improbable y difícil que tal circunstancia se dé, aunque no es del todo descartable. 

Por supuesto que si tal hecho se produjese traería consigo, casi con total seguridad, la destitución inmediata de esos cardenales y su salida del Vaticano, por lo que nadie se atreve a hacerle frente. Pero si, aun así, se la jugaran, entonces, una vez depuestos por el Papa, podrían elegir entre ellos un nuevo Papa, que actuase en conformidad con el sentir de la Iglesia de siempre. De seguro que encontraría entre los seglares y entre bastantes sacerdotes y obispos, un gran número de fieles dispuestos a prestarle fidelidad, como al verdadero Papa de la verdadera Iglesia de Cristo. 

Cierto que esta Iglesia tradicionalista y fiel al mensaje de Jesucristo se encontraría en unas condiciones "catacumbales", como ocurría con los primeros cristianos, y sería más perseguida que nunca, pero eso sería motivo de alegría, porque supondría la vuelta a Jesucristo, la vuelta a su verdadero Rostro; no el Jesucristo que nos están presentando desde hace ya cincuenta años, sino el de siempre, Aquel que dijo: "He aquí que hago nuevas todas las cosas" (Ap 21, 5).

Se habría producido entonces un cisma en la Iglesia; pero, en mi opinión, es lo mejor que podría ocurrir porque entonces se cumpliría la profecía del anciano Simeón a la Virgen María: "Mira, este niño ha sido destinado para ser ruina y resurrección de muchos en Israel, y como signo de contradicción -y a tí misma una espada te atravesará el alma-, para que se descubran los pensamientos de muchos corazones" (Lc 2, 34-35).

La gente sencilla sabría a qué atenerse. Y todo el que amase la verdad sabría descubrir dónde se encuentra la verdadera Iglesia. Tendría que elegir entre la moderna "Iglesia progresista" que se ha arrodillado ante el mundo y ha olvidado sus raíces o bien, aquella Iglesia que permanece fiel a Aquel que "es el mismo ayer y hoy y lo será siempre" (Heb 13, 8), Jesucristo, nuestro Señor, nuestro Maestro y nuestro Amigo: aquél que nunca defrauda.

Dios no consentirá que su Iglesia desaparezca y hará surgir santos aunque sea de las piedras. De eso podemos estar seguros. Pero mientras tanto, sólo nos quedar rezar hasta que las aguas vuelvan a su cauce, que lo harán, pero no será sino a costa de grandes sufrimientos: Estamos completamente en las manos de Dios. Y Él no abandonará a su Iglesia; nos quiere mucho como para dejarnos solos: "No os dejaré huérfanos, volveré a vosotros" (Jn 14, 18). "Ahora tenéis tristeza, pero os volveré a ver y se alegrará vuestro corazón, y nadie podrá quitaros vuestra alegría" (Jn 16, 22). Esa es la esperanza que tenemos; y sabemos que no quedaremos defraudados. Tenemos su Palabra.


José Martí

Serenidad y paz en el sufrimiento y respeto a la Jerarquía eclesiástica (P. Alfonso Gálvez)


Este es el resumen de una homilía pronunciada por el padre Alfonso Gálvez hace dos semanas. En la parte de abajo de este post se encuentra en vídeo la parte final de dicha homilía
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Nos encontramos en una situación en la que, como miembros de la Iglesia a la que pertenecemos, muchos cristianos sufren escándalo y sienten tambalear su fe, como consecuencia de la grave crisis que ella está sufriendo. Estamos en tiempos de persecución a los cristianos, persecución que es mayor que la de los primeros tiempos. El ambiente que nos rodea es claramente pagano y anticristiano. Pero la persecución actual tiene unas peculiaridades propias, pues viene también desde dentro de la misma Iglesia. Ello está haciendo tambalear la fe de muchos; pero queridos hermanos, no tenemos razón para ello. Tenemos suficiente doctrina y medios dados por el mismo Jesucristo para que nuestra fe no se tambalee. Todo es cuestión de serenarse y de poner las cosas en su sitio.

Cristo ya había previsto toda esta persecución; es más, también nos había dicho que en los últimos tiempos esta persecución se acrecentaría. En la Iglesia siempre hubo buenos y malos pastores. El Nuevo Testamento nos da muchos avisos y consejos para protegernos de los malos pastores y falsos profetas: “Porque hay muchos que sólo hablan de las cosas del mundo, por eso el mundo les oye” (San Juan). Y San Pablo nos dice: “Llegará un momentos en el que surgirán falsos profetas que seducirán a muchos, y en lugar de sana doctrina, enseñarán fábulas”.

La Iglesia siempre ha sido zarandeada. Recordemos lo que ocurrió el s. IV con el arrianismo, y como el defensor de la Iglesia, San Atanasio, fue echado, encarcelado…, pero a pesar de todo, la Iglesia siguió adelante. Nunca podrán hundir la barca de Pedro, pues tenemos la promesa de Cristo.

Abusos de poder siempre hubo en la Iglesia. Recordemos el caso de Pablo VI cuando “eliminó” la Misa de siempre para instaurar la Misa del Novus Ordo. Recordemos también, cómo Benedicto XVI dijo que esa Misa nunca podía ser eliminada. El papa Benedicto XVI en el Motu proprio de todos conocido, dio libertad a los sacerdotes para celebrar esa Misa sin necesidad de tener ningún permiso especial de su obispo. Aunque también conocemos la oposición frontal de la gran mayoría de los obispos para que esa Misa se celebre en sus diócesis. A éstos, tenemos que recordarles lo que dijo Trento: “Si alguno dice que la Misa solamente se debe celebrar en lengua vernácula, sea anatema”. Es por ello, que si un obispo se opone a que esa Misa se celebre cae en el anatema de Trento. Esto es un abuso de autoridad de los obispos sobre los fieles.

¿Cuál ha de ser pues, la reacción del fiel cuando los pastores enseñan doctrinas falsas ajenas al Magisterio de la Iglesia de siempre? Primero, no están obligados a seguirlas. Y segundo, y muy importante, han de mantener el respeto a las autoridades. Malos papas, e incluso papas herejes, ya los hubo en la Iglesia; pero no corresponde al simple fiel, ni a un grupo de fieles o institución, condenar al papa como hereje o decir que la sede está vacante. Es la misma Iglesia Oficial la que los tiene que juzgar. Nosotros hemos de mantener al mismo tiempo nuestra fe y el respeto a la Jerarquía. Tu fe no se fundamenta en lo que pueda decir este papa, obispo, párroco o visionario de turno. Tu fe se fundamenta en Cristo, en lo que el Magisterio de la siempre nos ha enseñado. Nuestra fe es un don que viene de arriba.

Recordemos las quejas de Cristo, cuando los apóstoles se atemorizan y dudan cuando la barca es zarandeada por la tempestad. ¿Por qué habéis dudado? ¿Acaso yo no estaba con vosotros? ¿Acaso no tenemos la promesa de Cristo? La Esposa de Cristo es santa y no puede ser destruida por el mal. Entonces, ¿por qué vacilamos? Hermanos, ¡esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe! Nuestra fe vencerá al mundo a pesar del poder del mal.

Recordemos también las palabras de Cristo que nos dan plena confianza en nuestro triunfo: “Tened confianza, porque yo he vencido al mundo”. O estas otras de San Pablo: “¿Quién nos podrá separar del amor de Cristo…? Así pues, seamos conscientes de que estamos en una época muy difícil, pero tengamos al mismo tiempo la convicción de que tenemos armas más que suficientes para mantener la paz del corazón. Y recordemos siempre que “Cristo es nuestra paz” o esta otra frase: “Yo estaré con vosotros para siempre hasta el fin del mundo”. O esta otra: “Yo os daré una alegría que nadie os podrá quitar”.

Confiemos pues en Jesús, Él no cambia; pues Él es el mismo ayer, hoy y siempre. Si amamos de verdad a Jesús confiaremos en Él, y nada nos podrá hacer tambalear o perder nuestra fe. “En este mundo sufriremos tribulación, pero recordad, yo he vencido al mundo”.

Padre Alfonso Gálvez

Duración 22:19 minutos

Obstinados idólatras frente a las sorpresas de Dios (Fray Gerundio)

Como siempre, Fray Gerundio, con su típica ironia, nos ilustra acerca de la realidad eclesial.

Original aqui


Temo los tiempos de recreación que tenemos los frailes las tardes de los miércoles. Aunque -siendo sincero-, en realidad me encantan. Es cierto que me canso en explicar cosas a mis novicios de todas las tendencias, pero también reconozco que disfruto haciendo ver a los más modernistas sus contradicciones y desvaríos. Los pobres, tan acostumbrados a tragar los cuentos de viejas (aquellos a los que se refería San Pablo cuando escribía su primera carta a Timoteo en 4,7: evita los cuentos de viejas y ejercítate en la piedad). San Pablo sabía lo que se decía, aunque aún no había escuchado las homilías de Santa Marta. Pero era muy listo y sabía lo que iba a pasar.

[Se puede leer, a este respecto, el anterior artículo de Francisco I el insuperable en donde se afirma que Francisco expropia la ley de Dios a su antojo, ignorando de un plumazo dos milenios de historia y transformando los fundamentos de la Tradición, de la Fe, del Dogma y hasta las interpretaciones bíblicas según su peculiar punto de vista. Pero continuemos ...]

La pregunta estrella de esta semana, venía dirigida a mí como un torpedo o un misil modernista. Francisco ha hablado de la obstinación de los que se aferran y empecinan en no abrirse a las novedades del Espíritu y las sorpresas de Dios: 


Los cristianos obstinados en el ‘siempre se ha hecho así’, ‘éste es el camino’, ‘ésta es la senda’, pecan: pecan de adivinación. Es como si fueran a ver a una adivina: ‘Es más importante lo que se ha dicho y que no cambia; lo que siento yo – por mi parte y de mi corazón cerrado – que la Palabra del Señor’. También es un pecado de idolatría la obstinación: el cristiano que se obstina, ¡peca! Peca de idolatría. ‘¿Y cuál es el camino, Padre?’: abrir el corazón al Espíritu Santo, discernir cuál es la voluntad de Dios.

-¿Qué piensa usted de esto, Fray Gerundio? ¿Cree su reverencia que tienen razón estas palabras? (risitas de fondo…).

-Pues claro que tiene razón. Es un análisis muy certero y razonable. Y me parece muy adecuada la utilización del calificativo obstinado. Precisamente lo utilicé yo hace pocos meses en una de nuestras charlas de los miércoles.

Y he comenzado a explicarles con toda paciencia el sentido de una obstinación que acaba ciertamente en idolatría. Mi perorata, junto al claustro que mira al mediodía, ha sido precisamente sobre los obstinados e idólatras del Vaticano II y de la Iglesia Postconciliar.

Estamos en una época en la que se ha idolatrado completamente la doctrina, los textos y el infinitamente cacareado espíritu del Concilio Vaticano II. En su nombre se ha dirigido y sustentado cualquier género de desmanes y fechorías.

Hemos afrontado los últimos cincuenta años de la Iglesia sin pensar en otra cosa. O mejor, dicho, solamente pensando en destruir todo lo que fuera anterior a 1963. El deterioro ha sido descomunal. Se puede consultar fácilmente el desastre y el cataclismo producido por las secularizaciones y posteriores casamientos de los sacerdotes, la disminución agresiva y exponencial del número de miembros de las Ordenes Religiosas (ellos y ellas), el descenso en la asistencia a Misa dominical, el terremoto catequético gracias al cual nadie sabe catecismo (a pesar de las publicaciones de Catecismos y Compendios) ni le preocupa lo más mínimo, el debacle de la Teología con legión de teólogos oficiales poniendo en duda y/o negando los dogmas fundamentales de la Iglesia, la eliminación de la fe en la Sagrada Escritura, el vaciado sistemático de los Seminarios… y así podríamos continuar. Nadie puede negar estos hechos puramente estadísticos. De ahí el consabido post hoc, sed non propter hoc con el que los fulanos han agredido las mentes de los católicos ingenuos durante 50 años.

Parece que lo lógico hubiera sido que al menos alguno de los jerifaltes reconociera el desastre, aunque sólo fuera para hacer un análisis y a la vista de ello recomenzar, cambiar el rumbo, restaurar lo perdido, eliminar lo erróneo, reconocer los errores, recuperar el catolicismo de siempre y mandar al exilio teológico a los responsables.

Pues bien, a pesar de eso, estos idólatras siguen erre que erre reivindicando el éxito de la doctrina conciliar y postconciliar. Tiene razón Francisco. Yo creo que se refiere a ellos. Son idólatras del Vaticano II y no se abren a las sorpresas de Dios. Siguen insistiendo: Desde el Concilio las cosas son así, y no aceptamos ningún cambio.

- Que el Espíritu permite que se pueda recuperar la Santa Misa de la Iglesia de todos los tiempos y se ve que hay bastante número de fieles que la valoran y asisten a ella… pues los Obispos se cierran a tal posibilidad de cambio. Prohiben la Misa y persiguen a los seglares como tradicionalistas recalcitrantes. Porque desde el Concilio las cosas son así, y no aceptamos ningún cambio.

- Que el Espíritu hace ver el fracaso del Ecumenismo y de cincuenta años de conversaciones ecuménicas, así como de los Encuentros de Asís… pues los idólatras encerrados en sus costumbres siguen conversando con las otras religiones -más que conversar se han metido en la misma cama-, mientras la católica se vacía de fieles. Porque desde el Concilio las cosas son así, y no aceptamos ningún cambio.

- Que se abre la posibilidad de Seminarios con muchas vocaciones jóvenes a la vivencia de un sacerdocio piadoso, menos mundano y más sobrenatural… pues se destituye al Obispo, se cierra el portón y se manda a los seminaristas a su casita. Es que no son seminaristas que viven el espíritu del Concilio, no van a bares gays, no salen con chicas y no van a Taizé. Porque desde el Concilio las cosas son así, y no aceptamos ningún cambio.

- Que se percibe que hay muchos fieles católicos que consideran la Santa Misa como un verdadero Sacrificio, pues se les señala con el dedo como exagerados y tridentinos, porque la Misa es un Banquete. Prohibido hablar de Sacrificio. Porque desde el Concilio las cosas son así y no aceptamos ningún cambio.

- Que hay alguien que quiere cambiar esta deriva de la Iglesia y de sus Pastores y estar abiertos a lo que el Espíritu nos quiere decir de que esto es un verdadero desastre, que ha desaparecido Dios del horizonte de la predicación y la Iglesia se ha convertido en algo menos que una ONG, colaboradora de la pagana ONU, colaboradora de todas las religiones (incluso de las que están matando cristianos a base de bien)… pues se impide hacer proselitismo, y se visita un domingo una sinagoga y otro domingo una mezquita. Porque desde el Concilio las cosas son así, y no aceptamos ningún cambio.

- Que hay una disposición del Papa anterior para cambiar las palabras de la consagración y decir Pro Multis, en lugar de lo que estableció villanamente el espíritu del Concilio… pues se obstinan en su cabezonería y no llevan a cabo el cambio. Ya hablé aquí de la Conferencia Episcopal Española. Lo mismo que el propio Francisco, que sigue sin hacer el cambio cuando dice las misas en italiano (o sea, siempre). Porque desde el Concilio las cosas son así, y no aceptamos ningún cambio.

Podríamos seguir. Son reacios al cambio. Son enemigos del cambio. Son idólatras de la estabilidad de la doctrina conciliar. Son obstinados. Me encanta que Francisco, por fin se haya dado cuenta de ello. Digo yo….

Los ojos de los novicios más perspicaces echaban fuego y gruesas gotas de sudor caían por sus mejillas. Pero yo me reafirmo en lo dicho. Gracias, Santo Padre, por abrirnos los ojos y las mentes. Me niego al inmovilismo postconciliar y me uno fervientemente al cambio hacia las doctrinas de siempre. Eso sí que sería un verdadero cambio. Estoy abierto a estas insinuaciones del Espíritu.

Por cierto, aquí les dejo una de las insinuaciones del Espíritu que gustan ahora en los ambientes vaticanos, episcopales, congregacionales y parroquiales: un reality de novicias que tienen que vivir la castidad durante unos días ante las cámaras. Insólita sorpresa. Ya no saben qué inventar y qué profanar. La auténtica sorpresa sería que el/los Obispos y Superiores correspondientes dijeran que NO a esta apertura al Espíritu Santo.

Fray Gerundio