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viernes, 22 de julio de 2016

El escándalo de los necios: el aborto como solución (Jordi Gutiérrez Bassa)

Artículo original aquí

Delante del sufrimiento no nos quedamos impasibles: nos afecta, y muchas veces nos provoca reacciones que no son propias de un cristiano. Las noticias, como es natural por su propio interés, nos hablan continuamente de situaciones dolorosas. Muchas personas, cristianos de nuestras parroquias, lamentablemente dedican mucho tiempo a mirar la televisión cada día y con ello miran las noticias incluso tres veces al día. Las imágenes nos llegan más que las palabras. Ver a una persona sufrir por enfermedad, pobreza, injusticias humanas, etc,… nos llega más que sólo escuchar la noticia. También tenemos en cuenta que la manera en que se cuenta la noticia tiene su importancia. Por lo general se presentan las noticias de tal manera que todo lo que nos dicen nos parezca bueno, por aberrante que sea, y nos las traguemos como cosas necesarias, actuales, adaptaciones a los nuevos tiempos, etc… 


Una de las doctrinas que nos están colando, es la referente al lobby gay que se va haciendo presente cada vez más en todos los ámbitos y estamentos. De ahí que algunos cristianos, debido a este lavado de cerebro, van aceptando las relaciones homosexuales como algo bueno por sí mismo, cuando la Palabra de Dios dice claramente que no heredarán el Reino de los Cielos aquellos que practican estas relaciones:¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No os engañéis! Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales,.ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios..Y tales fuisteis algunos de vosotros. Pero habéis sido lavados, habéis sido santificados, habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios. (1 Co 6, 9b-11). Ciertamente está este pecado numerado junto con otros; pero no por eso dejará de serlo.

Dicho esto como ejemplo, es otro el motivo de este artículo. Hay otro pecado, más grave si cabe, que es el aborto. En este caso quisiera tratar esta reflexión desde la certeza de que se está metiendo en la conciencia de nuestros cristianos que el aborto es, muchas veces, una solución inevitable al sufrimiento. Ciertamente se realiza o se empuja a que chicas aborten muchísimas veces so capa de caridad. Quisiera sacar a la luz algunos de los motivos por los cuales personas incluso cristianas de las que van a Misa los domingos, aceptan que en determinadas circunstancias es lícito que se mate a la persona que se está gestando en el vientre de su madre. Los argumentos son los de siempre: si se ve una posible malformación del feto, si la madre es muy joven, si no tienen una economía suficientemente segura para afrontar el hijo que viene, o que sencillamente no quiere afrontar la responsabilidad de criar otro hijo. Todos los motivos son porque no queremos sufrir, lo cual es bien natural en el hombre. A nadie le gusta sufrir.


Muchas de las mujeres que abortan se ven empujadas por unos terceros que no sólo no quieren sufrir sino que se escandalizan del sufrimiento del otro y quieren evitárselo a toda costa. La solución para que no sufra ni la madre ni nadie es matar al niño que está por nacer. Esta reflexión muestra de manera clara lo aberrante de este raciocinio. El cual es motivado, a su vez, por los medios de comunicación que se someten a los intereses millonarios que proporcionan los abortos. En el fondo es un interés económico, se corrobora una vez más la palabra de San Pablo: Porque la raíz de todos los males es el afán de dinero, y algunos, por dejarse llevar de él, se extraviaron en la fe y se atormentaron con muchos sufrimientos (1 Tm 6,10)

Nos damos cuenta de las graves consecuencias que provoca el escándalo del sufrimiento del otro: la consecuencia es la muerte del ser más inocente de la tierra, el “nasciturus” el niño que está por nacer. Con apariencias de buenas personas y de hacer el bien se sigue aconsejando y consintiendo el aborto como si fuera un mal necesario o el mal menor. Lo más aberrante es que personas religiosas, incluso sacerdotes y monjas, que están en contacto asiduamente con la pobreza, han facilitado que mujeres aborten, han sido cómplices del tal asesinato. Más aún, en charlas que dan lo defienden descaradamente argumentando que pobre chica, mejor que vaya a abortar a un sitio adecuado, que no que lo haga arriesgando aún su vida. Y así van desgranando sus argumentos.

Y todo por una especie de buenismo que no acepta que el otro sufra. Nos dice el Señor:“Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” (Mt 6, 15). Estos falsos profetas se autoproclaman más buenos que Dios mismo; y disfrazados de ovejas inducen al asesinato del aborto y se hacen cómplices de él. Según el código canónico están excomunicados de la Iglesia.

Pero eso no ocurre sólo en el mundo de la marginación. En general se piensa que si el niño no va a tener posibilidades de llevar una vida digna, sea por posible enfermedad o por dificultades económicas, no se merece vivir: y se le mata. Estamos tristemente acostumbrados a oír hablar del aborto, incluso con las palabras embaucadoras que lo definen como interrupción voluntaria del embarazo.

Estas reacciones pro-abortistas a causa del escándalo del sufrimiento, de algunos de nuestros cristianos me refiero ahora, viene dado por una gran falta de fe. La Encarnación de Jesucristo nuestro Señor, Dios y hombre verdadero, que pasó por las tierras de Judea experimentando en su cuerpo santo el dolor y el sufrimiento y muriendo en la Cruz por nosotros, cargando con nuestros pecados y resucitando el tercer día; ha dado sentido al sufrimiento. De tal manera que a partir de ese momento, para los cristianos el sufrimiento ya no es algo que merezca ser considerado como fruto de la mala suerte o como una maldición. Para nosotros, a partir de Jesucristo, el sufrimiento entra en la dimensión del misterio.

Como dice San Pablo: “Por lo demás, sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman”. (Rm 8,28) Incluso en el sufrimiento causado por una enfermedad, una injusticia u otro motivo tenemos la esperanza de que Dios nos ayudará y que no nos abandonará nunca. Desde la fe vemos el sufrimiento como una oportunidad en la que uno se puede encontrar con Dios de una manera nueva. No vemos sólo el mal y el sufrimiento, sino el amor de Jesucristo que acompaña a aquel que sufre y da sentido a su sufrimiento. El cristiano no se escandaliza del sufrimiento del otro, sino que reza y le acompaña siempre dentro del marco de la Ley divina, humilde y obediente, nunca autoproclamándose salvador. Porque Salvador sólo hay uno, y éste es Jesucristo.

El motivo del título de este artículo: “El escándalo de los necios (el aborto como solución)”. Es porque como dice el salmo 14: “Dice el necio en su interior: ¡Dios no existe!” Y por su necedad y falta de fe en Dios se escandaliza del sufrimiento del otro; y como lobo rapaz, disfrazado de oveja, dice: “el aborto no es un mal”, y promueve la cultura de la muerte, lo cual es propio del necio. ¿Cuál es la barrera entre el enfermo -¡o el pobre!- no nacido y el que ya ha nacido? Los argumentos que se emplean hoy para matar al uno, servirán mañana para matar al otro. Como ocurrió ya ayer y anteayer. ¿No es tremenda necedad persistir en esa cultura de la muerte? Se empieza por los más débiles de todos; pero luego seguirán otros débiles. La película siempre es la misma: el abuso del fuerte contra el débil. 


Aprovecho para recordar la Marcha por la Vida que se realiza los días 25 de cada mes. En Barcelona nos encontramos como siempre al principio de la Avenida Gaudí tocando con una de las entradas del Hospital de Sant Pau a las 20:30h. Animaos a venir a rezar y a dar testimonio de que la vida del que ha de nacer es un don de Dios que no puede ser arrebatado por intereses de nadie y de que el sufrimiento ha sido iluminado por la Cruz de Cristo.

Mn. Jordi Gutiérrez Bassa