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sábado, 23 de abril de 2016

Amoris Laetitia: la consagración de la ética casuística (2 de 2)



- ¿Qué hace esto con la Teología Moral católica?
En efecto, esto destruye la teología moral católica. La ética casuística no puede ser admitida en una instancia y en las otras no. Una vez que la ética de la situación es aceptada en un área, esto socava la realidad de la moral absoluta en cada área, y toda la moralidad es lanzada a un subjetivismo continuo.
De igual manera, en el caso de una apertura a los sacramentos a aquellos que viven en pecado, si es permitida a los divorciados y re-casados civilmente por la variedad de “circunstancias concretas”, una vez más la situación determina la acción moral. Podemos esperar que las parejas que conviven e incluso los homosexuales reclamen el derecho a recibir la Eucaristía a la luz de las variadas circunstancias.
- ¿Qué ocurre con la Ley Natural?
La Ley Natural, la cual determina la moralidad basada en la naturaleza intrínseca del acto y en la misma naturaleza del hombre, es la genuina ética de la Iglesia y del sentido común. Esto se enseña en el probado y verdadero realismo de la filosofía y teología escolástica, (y tal como San Pío X lo advirtió en la Pascendi, los modernistas desprecian la Escolástica).
Igualmente, la Ley Natural siempre ha sido una enemiga jurada de la ética casuística, e insiste en que existen ciertos actos que son intrínsecamente desordenados y no existe un conjunto de circunstancias que puedan justificar cometerlos.
No sorprende que la Amoris Laetitia de Francisco socave la Ley Natural, pretendiendo que “La ley natural no debería ser presentada como un conjunto ya constituido de reglas que se imponen a priori al sujeto moral, sino que es más bien una fuente de inspiración objetiva para su proceso, eminentemente personal, de toma de decisiones”. (N° 305)
En otras palabras, la ley natural está solamente a nivel de “inspiración” que uno puede tomar o dejar, tal como un individuo resuelve su “profundo proceso personal” al decidir su propio comportamiento moral.
La orientación de la Amoris Laetitia de Francisco está en su totalidad en contra de la Ley Natural, está en contra del “blanco y negro” de la moral absoluta. Es pro-subjetivista y pro-casuística. Es la sentencia de muerte de la verdadera teología moral católica.
- ¿Afectará esto la enseñanza de la teología moral?
Sí, Francisco solicita que esta propuesta, que se encuentra en Amoris Laetitia, sea asimilada dentro de la misma enseñanza de la teología moral.
Leemos en el N° 311: “La enseñanza de la teología moral no debería dejar de incorporar estas consideraciones porque, si bien es verdad que hay que cuidar la integridad de la enseñanza moral de la Iglesia, siempre se debe poner especial cuidado en destacar y alentar los valores más altos y centrales del Evangelio, particularmente el primado de la caridad como respuesta a la iniciativa gratuita del amor de Dios.” 
Esta noción del “primado de la caridad” no es correcta.
- ¿Qué no es correcta?
La verdad siempre debe ser lo primero. La verdad es “la adecuación del intelecto con la realidad” (esto es, la correspondencia del intelecto con la realidad objetiva que está fuera de nuestra mente) tal como lo han enseñado la Escolástica y el sentido común. Hablando y salvaguardando la verdad, especialmente en materias morales, está la máxima caridad, el máximo deseo de “bien” para el otro.
La “primacía de la caridad” de Francisco en teología moral, confunde el ejercicio del intelecto con el ejercicio de la voluntad. La verdad es al intelecto, mientras que la caridad es llevada a cabo por la voluntad. La voluntad es una facultad ciega que depende del intelecto para que le presente el objeto que es bueno. Porque la voluntad para que sea ordenada convenientemente, el intelecto debe poseer y adherir a la verdad. La verdad siempre es soberana.
La defensa de la “primacía de la caridad” en teología moral nos ha acompañado por décadas, pero tal propuesta es desordenada. Si la caridad es, de alguna manera, separada de la doctrina (verdad objetiva), o elevada por sobre la doctrina, entonces cualquier aberración es posible, incluyendo el falso sentimentalismo disfrazado de misericordia y compasión.
En más, Francisco da la impresión que considera a la primacía de la verdad en teología moral como una “concepción teológica inadecuada” que “pone en duda la omnipotencia de Dios, especialmente, su misericordia” (N° 311-312) y espera que su nueva propuesta sea “incorporada en la enseñanza de la teología moral”.
- ¿Es ésto todo lo que está errado en Amoris Laetitia?
Sí, el libro entero. Incluso se podrían discutir en un largo seminario los miles de problemas, deficiencias y peligros contenidos en Amoris LaetitiaEstas cortas preguntas y respuestas meramente destacan el problema de la ética casuística del documento, una clave errónea en la cual están basados los muchos errores del texto.
- ¿Por qué entonces tantos católicos alaban el documento, o afirman que no hay nada sustancialmente erróneo en él?
Podemos dar cinco rápidas razones:
1) Muchos católicos, incluidos sacerdotes y obispos, no han recibido una apropiada y sistemática formación escolástica en filosofía y teología. Mucha de su formación está fragmentada y es deficiente, debido a la descomposición de los seminarios y de la educación universitaria como consecuencia del Vaticano II. No están preparados para ver los evidentes problemas que están frente a sus ojos.
2) Otros católicos creen que tienen la obligación de defender y de aceptar cualquier cosa que venga del Papa. Pienso – tal como lo ha notado el cardenal Burke – que el documento es una “opinión personal” de Francisco y que no “hay que confundir con la fe vinculante que se debe al ejercicio del magisterio”. Sin embargo, sabemos desde el papa Inocencio III, de San Roberto Bellarmino, de Suarez y otros que es posible a un papa desviarse de la verdad, y si él hace eso, los católicos pueden resistir y evitar que su voluntad sea aprobada.
3) Muchos católicos son inconscientes que la Amoris Laetitia es el pleno florecimiento de una crisis en la teología moral, que devasta la Iglesia desde hace más de 50 años. Desde el tiempo del Vaticano II, perversos teólogos como los padres Joseph Fuchs, Charles Curran, Richard McBrien, Richard McCormick e innumerables otros, avanzaron con la casuística, el consecuencialismo, y con las propuestas no absolutistas en la teología moral. 

Excepto Charles Curran que fue silenciado, los demás teólogos delincuentes corrieron rampantes, expandiendo su veneno a través de la Iglesia por décadas (especialmente durante el reinado de Juan Pablo II, el cual no tomó una acción efectiva contra ellos). La voz de una fuerte oposición fue la de Msgr. William Smith, profesor de Teología Moral en el Seminario de Dunwoodie, el cual impartió innumerables conferencias en los años ’70, ’80 y ’90 en contra de aquellos perversos teólogos y sus errores casuísticos. (Tal como un irlandés podría decir, es una gran cosa que Msgr. Smith esté muerto, porque si estuviera vivo, la Amoris Laetitialo hubiera matado).
4) Muchos católicos sucumben al afirmar que el documento no cambia la doctrina y, por lo tanto, es seguro. Aquellos que dicen esto se equivocan al entender cómo opera el modernismo.

Advirtió San Pio X que los modernistas están “llenos de engaños”, y usualmente no anuncian cambios evidentes en la doctrina (aunque Francisco efectúa una heterodoxa afirmación en el número 297: “Nadie puede ser condenado para siempre, porque esa no es la lógica del Evangelio.”, lo cual parece descartar la verdad católica y bíblica acerca de la existencia de almas condenadas en el infierno). 

Es más, el modernismo mediante el uso de un nuevo lenguaje, de un nuevo énfasis, presenta una nueva atmósfera (“Misericordia y compasión”), enfatizando ciertos aspectos e ignorando otros; pretendiendo mostrar que el Magisterio no ha hablado sobre determinados aspectos; errando al afirmar puntos clave de la doctrina que contradicen su trayectoria general, e introduciendo una nueva praxis contraria a la doctrina, causando una revolución en la actitud y en el comportamiento católico. Exactamente es así como opera la Amoris Laetitia. Incluso el conservador Philip Lawler se refiere al documento de Francisco como un texto “subversivo”.
5) Después nos encontramos con católicos liberales que están emocionados con la nueva propuesta. El radical cardenal Kasper celebró que la Amoris Laetitia efectivamente “cambia todo”.
- ¿No se convierte esto en una compuerta abierta al sacrilegio?
A través de la canonización la propuesta de una ética casuística, un sistema que el Santo Oficio de Pio XII condenó explícitamente, Francisco abre la puerta para que los divorciados y re-casados civilmente reciban la Eucaristía. Él es personalmente responsable por abrir las compuertas a las comuniones sacrílegas que necesariamente se efectuarán. ¡Cada sacrilegio eucarístico que se efectúe como consecuencia de este documento tendrá su nombre escrito en él! ¡Qué Dios lo ayude!
- ¿No hay nada que podamos hacer?
Públicamente nos resistimos a esta última subversión, enseñando la verdad a aquellos que están en nuestra esfera de influencia, y trabajamos para prevenir que la voluntad de Francisco sea promovida a partir de esta consideración. 
También hacemos actos de reparación por las comuniones sacrílegas que se harán como consecuencia de la Amoris Laetitia

Una buena manera de partir es repitiendo frecuentemente la oración de reparación que el Ángel de Fátima le enseñó a los niños en 1916: “¡Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo!, Os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparo a los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido; y, por los méritos de su Sacratísimo Corazón y del Inmaculado Corazón de María, os ruego por la conversión de los pobres pecadores.”
John Vennari