BIENVENIDO A ESTE BLOG, QUIENQUIERA QUE SEAS



lunes, 21 de diciembre de 2015

Los misericordiosos: el regreso de una herejía (Hirpinus)


Artículo tomado de Adelante la fe


En sus tiempos, San Agustín, tuvo que combatir, entre otras, una herejía difundida en el seno de la Iglesia por algunos autores, que para nosotros son anónimos, llamados los misericordiosos por sus opiniones (V. Bartman, Manuale di teologia dogmatica, Vol. I, pág. 230 y Vol. III, págs. 403 y ss).

Fundándose en las Sagradas Escrituras, que exaltan la misericordia de Dios inmensa y universal, los misericordiosos llegaron a negar la existencia del infierno.

A San Agustín no le fue difícil hacer notar que los puntos de las Escrituras alegados por aquellos heréticos, se refieren todos a la vida presente y ninguno al más allá; y que, por consiguiente, no son absolutos al excluir el juicio final, personal y universal, a partir de las diferentes suertes de salvación y de perdición que, en la Eternidad, les aguardan a los buenos y a los reprobados.

Es indudable que Moisés, los profetas y los salmos proclaman, continuamente, la misericordia de Dios; y que nuestro señor Jesucristo, Verbo Encarnado, la ha ilustrado con conmovedoras parábolas (el hijo prodigo, la oveja perdida, etc.); y la ha practicado personalmente con los pecadores (Mateo, la Magdalena, Zaqueo, el buen ladrón, etc.). Sin embargo, la misericordia de la que hablan el Antiguo y el Nuevo Testamento, no es una misericordia incondicional: presupone siempre la conversión del pecador (“se hace más fiesta en el cielo por un pecador que se arrepiente…”). Por tanto, Dios no es un Deus dimidiatus: su misericordia no excluye su justicia.

«¿Dios es amigo de los hombres? ,– escribe san Juan Crisóstomo-, Sí, pero es también un juez justo. ¿Perdona los pecados? Sí, pero da a cada uno según sus obras. ¿Olvida la iniquidad? Sí, pero también la castiga. ¿No hay en estas cosas una contradicción? No, si distanciamos estos hechos en el tiempo».

«Aquí abajo Él borra las culpas por el bautismo y la penitencia, pero las castiga en el otro mundo con el fuego y los tormentos» (Homilía en la Epístola a los efesios, 4, 10). Por eso, San Agustín, puede oponerse a las tesis escriturales citadas por los misericordiosos; aquellas tesis que amenazan con castigos eternos a los pecadores que no se arrepientan. Y Santo Tomas explica (S. TH., Suppl. Q. 99 a. 2, ad 1) que: «Dios, por cuanto está en Él, tiene misericordia para todo, [pero] su misericordia, porque esta ordenada de su sabiduría, no se extiende a aquéllos que se han hecho indignos de misericordia».

¿Qué dirían los Padres y los Doctores de la Iglesia, de la actual e insípida “misericordia” que se quiere extender, también, a los impenitentes?

Hirpinus

20-D. ¿España ha dejado de ser católica? (Eulogio López)

Unas consideraciones de Eulogio López, el director de Hispanidad, acerca de la votación del 20-D. Añado también un video del mismo autor en esta entrada, relacionado con la misma idea; y es que España ha dejado de ser católica: Esta afirmación fue realizada por Hazaña en 1931 pero ahora se está haciendo realidad, desgraciadamente, a la vista de los resultados obtenidos.

Duración 3:07 minutos

  • El voto en blanco falló.
  • El catolicismo expulsado de la vida pública española… en un país en el que se confiesa católico más de un 70% de la población.
  • Pero el catolicismo no puede dejar de ser lo que es así que habrá que concluir que España, en efecto, ha dejado de ser católica.

¿Cómo es posible que más de un 70% de los españoles se declaren católicos y que, al mismo tiempo, los partidos afines al voto católico hayan obtenido unos resultados residuales? Por ejemplo, el derechista VOX se ha quedado en los 58.000 votos, un 0,2% de los sufragios emitidos, mientras el izquierdista SAIN se quedó en menos de 5.000 votos, un 0,02% de los sufragios emitidos. Dos partidos fieles a los principios no negociables (vida, familia, libertad de enseñanza y bien común), pero taponados.
El voto en blanco, otra opción del cristiano desencantado con la Banda de los Cuatro (PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos) se quedó en el 0,75%, lejos del 1,37% de los anteriores comicios. Y era, en verdad, otra opción para un católico coherente. Fue la escogida por el abajo firmante.
En definitiva, el voto católico no existe y hay que preguntarse que pasa por la cabeza de 10 millones de españoles que, sólo es un ejemplo, acuden a misa cada domingo.
Y como el catolicismo no puede dejar de ser lo que es, habrá que concluir algo mucho más grave: que España, en efecto, ha dejado de ser católica.
Eulogio López