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sábado, 19 de diciembre de 2015

¿Qué hago con mi voto? (Jesús Ortiz López)

(Un buen artículo que merece la pena leer antes de votar)



Votar es algo serio y por eso cada uno sopesa a quién votar. Dentro del abanico de partidos e ideologías el voto no es resolver un crucigrama o un sudoku, pues no hay una solución exacta, y por eso no encuentro un partido que me convenza; y ellos lo saben: por eso apelan al voto útil o simplemente a impedir que gobierne el contrario. Con más razón ningún partido político puede encarnar la doctrina católica sobre las cuestiones sociales. Sin embargo, me parece que hay grados de acercamiento o al menos de no rechazo expreso a esos valores en el respeto de la persona humana.

Ahora los obispos españoles no se pronuncian, pues consideran que los documentos publicados en los últimos años son suficientes para orientar la decisión de los católicos. Quizá esto implica un frío distanciamiento de partidos que decían inspirarse en ideas cristianas y que han demostrado lo contrario, como el Partido Popular, el PNV vasco o la CiU catalana.

Necesariamente hay que aterrizar a la hora de votar conociendo las propuestas de los partidos sobre la vida, la educación y la familia como temas capitales. Y tendré que informarme de su programa no en los platós de televisión sino leyéndolos con espíritu crítico mientras recuerdo las experiencias recientes. 


Aquí un católico responsable se encuentra con serias dificultades y con la tentación de no votar a ninguno, que también es un modo de participar en estas elecciones. Además, una cosa es el incumplimiento de los compromisos, otra la ambigüedad y otra las propuestas contrarias a la ley natural, de la que todos se olvidan, pues su ideología no parce admitir la existencia de supuestos prejurídicos, es decir, morales o de naturaleza y condición humana. Añadamos a esto que el laicismo agresivo o el de guante blanco ignora la ley natural y lucha frontalmente contra todo lo católico.

A la vista están los embates a las creencias jibarizando los Belenes, como la alcaldesa Carmena de Ahora Madrid; la supresión de imágenes en los tanatorios, como en la Valencia de Ribó; la eliminación de los conciertos con escuelas de inspiración cristiana, como la Junta de Andalucía de Susana; o el acoso a la clase de religión libremente elegida en la escuela. No digamos el mantra de acabar con los Acuerdos con la Santa Sede y modificar el artículo 16 de la Constitución, o la demagógica propuesta de no suprimir el IBI para las instituciones eclesiásticas, ocultando que no es un favor, sino la legislación vigente aplicada también a las fundaciones de los partidos políticos y los sindicatos.

Todo el populismo participa de esa asechanza a lo católico,  intentando construir una sociedad post-cristiana en la que Dios sea irrelevante en la vida pública y en la educación, confiando en que eso ayudará a eliminar a Dios de las conciencias

Parece que no han cambiado desde aquella propuesta marxista de eliminar la “alienación religiosa” como condición para acabar con las demás alienaciones, a fin de instaurar el paraíso comunista, ya experimentado, por cierto, en la URSS durante setenta años, en la China de Mao o en el Vietnam de Pol Pot. De todo ello dan testimonio silencioso las calaveras apiladas en interminables galerías. 

Y porque cuando los hombres quieren establecer el paraíso en la tierra suelen traer el infierno que, al decir de Sartre, “son los otros”. Y ahora la versión podémica actual quiere tomar el cielo al asalto, corrigiéndose después diciendo que llamarán al timbre, para no asustar al votante ingenuo. Un esperpento.

A la vista de todo esto, un católico coherente no buscará una perla política sino aplicará los principios para votar, hoy y ahora, aquella opción que más se acerque al bien común integral de la persona humana y tenga menos rechazo de la ley natural expresada en la defensa de la vida, la libertad de educación y el fortalecimiento de la familia. Desde luego no conviene votar mirando la televisión y menos con las tripas, sino con la cabeza despejada y con mucho corazón.

Jesús Ortiz López

NOTA DE RECTIFICACIÓN CON RELACIÓN A LA EXCOMUNIÓN "LATAE SENTENTIAE"


Con relación al tema de la excomunión debo hacer aquí una rectificación, después de haber consultado con un especialista en Derecho Canónico. Copio aquí lo que dice textualmente el punto 1398 del Código de Derecho Canónica: Quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión "latae sententiae" ...

Y, a fuer de ser sincero, debo de reconocer que, propiamente hablando, quien vota - incluso - a un partido abortista no se puede decir de él, sin más, que esté "procurando" el aborto, por el mero hecho de haber votado de esa manera. No se puede hablar de colaboración directa -y ni siquiera indirecta- con el aborto. De modo que no se le podría aplicar, en este caso, la excomunión "latae sententiae". De ser así, toda la Conferencia Episcopal estaría, entonces, excomulgada ...

Yo pensaba que tal votación suponía una complicidad y que tal complicidad equivalía a una colaboración con el aborto. No hay tal. En esto reconozco que me he equivocado. Mi consulta con el experto en Derecho Canónico debería de haber sido previa a todo cuanto he escrito sobre el asunto de la excomunión ... asunto que incluso aparece en mi carta abierta al santo Padre.

Rectifico, pues. Y lamento el error en el que he incurrido y, sobre todo, en el que pueda haber hecho incurrir a otros ...

Eso sí: lo que sigue siendo cierto, aun cuando no estuviese excomulgado, es que aquel que vote a un partido claramente abortista tiene -o debería de tener- un problema de conciencia. Y no quiero ir mucho más allá en mis afirmaciones.

No obstante, sí es conveniente aclarar a aquellos que vayan a votar al PP (pensando que es un partido de valores) que sería conveniente que conociesen las disposiciones vigentes en la actualidad en lo que se refiere al aborto, que se reflejan en el BOE de 4 de marzo de 2010, la llamada "Ley Aido" ( Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de lainterrupción voluntaria del embarazo). En el artículo 18 se habla con toda claridad del derecho al aborto por parte de la mujer.

Cierto que tales disposiciones fueron dadas por el gobierno del PSOE ... pero cierto igualmente que ninguna de ellas ha sido modificada en absoluto, pudiéndolo haber sido, dada la mayoría absoluta de la que ha disfrutado el PP desde que comenzó a gobernar (20 de Noviembre de 2011) en esta última legislatura, incumpliendo así sus promesas en este sentido. 

En el programa electoral actual del PP (página 90) se dice que "el Partido Popular está comprometido con el derecho a la vida y pondrá en marcha un Plan de apoyo a la maternidad para ayudar a aquellas mujeres que quieran ser madres y se encuentren en una situación de especial dificultad" ... todo lo cual no deja de ser sino una declaración de intenciones, sin ningún tipo de concreción. Además, dado el panorama actual, le sería muy difícil el cumplirlas incluso aun cuando las hubiera hecho -que no es el caso- ... puesto que no lo hizo cuando ha tenido mayoría absoluta y sí ha podido hacerlo.

De manera que aunque el PP, en su programa electoral, no se declara abortista abiertamente ... los hechos son los que cantan. Y estos hechos ya los conocemos: inoperancia total en asuntos de valores, manteniéndose los mismos del PSOE, como se ha puesto de manifiesto en esta legislatura.

Y visto lo visto ... pues que cada cual actúe en conciencia, a la hora de emitir su voto. Esto es lo que hay, de momento.

José Martí

El voto de los católicos (por Francisco Vázquez)

(Artículo publicado en ABC el 13 de diciembre y posteriormente por Religión en libertad). Francisco Vázquez es uno de los más populares líderes socialistas de los últimos años. Se definió a sí mismo como "socialdemócrata, católico y españolista"

Francisco Vázquez

Llegan a España tiempos de urnas, que mientras las haya, siempre podremos decir que son mejores que aquellos en los que brillan por su ausencia, permitiendo que otros decidan por nosotros. Son muy diversos los motivos que inducen a los ciudadanos a elegir entre la amplia oferta de candidaturas que se presentan en cada convocatoria electoral. Parece lógico que las razones ideológicas o las de adscripción partidaria sean las determinantes a la hora de emitir el voto, pero lo cierto es que ni son las únicas, ni siquiera las más frecuentes. 

En el elector pesan muchas otras motivaciones, tales como la confianza que le inspire un candidato, la aprobación o repulsa de la acción del gobierno, su personal apreciación de si la situación general ha mejorado o empeorado, e incluso la valoración de su propia coyuntura, votando a quien considere mejor atienda sus necesidades o defienda sus intereses.

La experiencia incluso nos enseña que el sufragio puede variar según sea la naturaleza de los comicios: local, autonómica, generales o europeas, llegando al extremo de ser distinto el resultado obtenido por el mismo partido en el escrutinio final de dos citas electorales celebradas el mismo día, como sucedió en La Coruña con ocasión de unas elecciones municipales y europeas, realizadas simultáneamente y que prácticamente con los mismos votos uno y otro, ganó Manuel Fraga para el PP en las europeas y yo para el PSOE en las municipales.

Parafraseando a un insigne dirigente socialista, el histórico Indalecio Prieto, podíamos resumir el sentido último del voto diciendo que el común de los mortales selecciona su papeleta o bien con la cabeza, o bien con el corazón, o bien con el estómago, pues muchas y muy distintas son las causas de nuestra opción, siempre legítima y democrática, porque es la expresión de un acto de libertad. En la obligada recapacitación que nos sirve para decidir nuestro voto, me gustaría introducir un elemento más para la reflexión, que no es otro que cuál debe ser el sentido del voto de los católicos españoles y ello por diversas razones.

La primera y nada baladí por cierto es que si entendemos por católicos, no el número de bautizados, sino solamente el de practicantes nos encontramos ante una minoría significativa de la población, ya que su número supera los diez millones de personas. La segunda y muy novedosa, es que por vez primera desde la instauración de la democracia, los católicos españoles inexplicablemente no cuentan con la orientación pastoral de sus obispos, que han hecho mutis por el foro, como si todo el monte electoral fuera orégano y el resultado final, fuese cual fuese la opción ganadora, en nada afectase al futuro de la Iglesia.

Cierto es que gracias a una sabia decisión de la Conferencia Episcopal que encabezaba el llorado cardenal Tarancón, en nuestro país afortunadamente no han ningún partido confesional. Cierto es también que conforme a las resoluciones del Concilio Vaticano II y a lo establecido en la vigente Constitución, en España existe una total separación y autonomía entre la Iglesia y el Estado, estando consagrado en nuestro ordenamiento jurídico el principio de libertad religiosa.

Y cierto es que la propia doctrina de la Iglesia en materia social y política tiene una lectura tan amplia que permite acogerse bajo su ideario a múltiples ideologías, incluso contradictorias entre sí, siempre que cumplan un denominador común mínimo en cuestiones de ética, moral, libertad y democracia. Todo ello nos lleva a los católicos, e incluso a los no católicos respetuosos con el principio de libertad religiosa, a examinar con atención los programas electorales y los mensajes políticos lanzados por los diferentes partidos, compromisos que en muchos casos son ya realidad, vistas las conductas y decisiones tomadas en relación con el hecho religioso, por muchos de los responsables de gobiernos municipales y autonómicos, que en este caso sí han cumplido a rajatabla sus previos anuncios electorales.

En estos años últimos, los católicos nos hemos visto engañados por unos y amenazados por otros, y siempre ninguneados por todos, carentes del más mínimo gesto de atención o de cariño, como el que reciben otras minorías (más minoritarias) por razones de género, inclinación sexual, confesión religiosa o sencillamente por presuntos derechos históricos. Se ha llegado incluso a expulsar o marginar a los parlamentarios que en ejercicio de la libertad de conciencia han defendido el derecho a la vida, mientras que «a sensu contrario» la indisciplina en favor de la muerte del nasciturus se ha saldado simplemente con una sanción económica. 


Los programas de gobierno nos anuncian como «prioridad generacional» la laicización de la sociedad española, a través de una batería de propuestas que rompiendo el espíritu conciliador de la Transición, busca seducir el hecho religioso al ámbito exclusivo de lo privado, atentando contra el derecho de libertad religiosa y teniendo como enemigo a batir a la Iglesia Católica. Para ello se anuncia en la pretendida reforma de la Constitución, la derogación en el artículo 16 de toda referencia a la Iglesia y la sustitución del término aconfesional para definir al Estado, por el más agresivo de laico. Se establece la derogación de los Acuerdos con la Santa Sede, suprimiendo así los derechos jurídicos, económicos, institucionales y educativos que regulan el estatus de la Iglesia española y sus instituciones.

Se propone derogar la vigente ley de Libertad Religiosa para así suprimir la presencia pública de símbolos religiosos y prohibir cualquier manifestación religiosa por parte de las autoridades e instituciones del Estado.

Se denuncia la financiación de la enseñanza pública concertada, fundamentalmente religiosa, dejando sin amparo a dos millones de alumnos, y olvidando que este sistema fue una creación del PSOE de Felipe González. Se considera como un privilegio las exenciones fiscales que en materia de IBI goza la Iglesia, al igual por cierto que todas las instituciones de igual naturaleza, anunciando su modificación, así como en lo referido a las inmatriculaciones patrimoniales de la Iglesia. Nada queda salvo proponer quemar conventos. Pero no nos confundamos, lo propuesto no es una improvisación anticlericalista para arañar unos votos. Es un capítulo más de un planificado y coordinado ataque contra la Iglesia y los valores que representa.

Cuando en estas fiestas de Navidad los ayuntamientos boicotean la condición cristiana de estos días, no prohíben las fiestas, simplemente sustituyen los símbolos y referencias cristianas por un modelo festivo que responde a sus criterios ideológicos, imponiendo un prototipo paganizado en adornos y celebraciones, convirtiendo la Navidad en un remedo de los arcanos solsticios de invierno. Abetos y no belenes.

Hoy los católicos de España ni debemos guardar silencio ni mucho menos experimentar un temor vergonzante. ¡Cuánto damos, sin decir ni pedir! Quienes tienen a gala para nada relacionarse con la Iglesia, en justa reciprocidad reciban en las urnas su mismo trato por parte de los católicos.

 Francisco Vázquez

Te Invitamos a reflexionar: Las propuestas de todos los partidos políticos. VOX como alternativa real





Este artículo está dedicado al día de reflexión antes de las votaciones del 20-D. Está sacado de un enlace de VOX. Y aparecen en él enlaces a los programas de los principales partidos en los distintos temás de crucial importancia para el futuro de España. 


Merece la pena dedicarle un rato de nuestro tiempo para realizar comparaciones entre las propuestas de los diferentes partidos en aquellos temas que no los tengamos suficientemente claros. Nos jugamos mucho en estas elecciones. 

Tengamos criterio y actuemos con responsabilidad, conscientes de lo que votamos y a quién votamos.


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Hay dos días especialmente importantes en este período electoral. El obvio es el 20 de Diciembre, el único día en el que la voz que se escucha es la de las personas y no la de los políticos.

El menos obvio es el sábado 19 de Diciembre, conocido como el de la Jornada de Reflexión. Y es un día importante porque durante 24 horas, los partidos políticos están obligados a dejar de lado sus campañas electorales y los votantes pueden pararse a reflexionar sobre la España y la sociedad que desean.

Es además un día importante porque este sábado, el 60% de los que aún están indecisos decidirán su voto. Sin embargo, la gran mayoría de los votantes votarán sin haber tenido tiempo de leer el programa de ningún partido político.

Pero en VOX hemos pensado en todos los votantes y vamos a ayudarles a reflexionar de la mejor manera posible: dándoles las propuestas de los principales partidos políticos. Para que con las propuestas en la mano puedan ver y decidir quién les representará mejor en el Congreso en la próxima legislatura.

Sí, has leído bien, las propuestas de todos los principales partidos políticos.

Lo que otros no se atreven a hacer, en VOX lo hacemos posible. Porque estamos convencidos de tener las mejores propuestas para España, para su sociedad, para tu familia y para ti. Y porque con las propuestas en tu mano, estamos seguros de que verás que quien mejor te representará en el Congreso será VOX.

Y si no te lo crees, compáralo…y reflexiona.


PODEMOS (http://podemos.info/propuestas/)

PP (http://www.pp.es/)

CIUDADANOS (https://www.ciudadanos-cs.org/)

PSOE (http://www.psoe.es/)

UPyD (http://upyd2015.es/)

DEMOCRÀCIA i LLIBERTAT (http://www.democraciaillibertat.cat/)

UNIDAD POPULAR (http://unidadpopular.es/)

PARTIDO NACIONALISTA VASCO (http://www.eaj-pnv.eus/esp/)

ESQUERRA REPUBLICANA (http://www.esquerra.cat/)

VOX (https://www.voxespana.es/programa-electoral/)




Si VOX no está en el Congreso, nadie te representará.