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martes, 21 de julio de 2015

"Caso Francisco" versus "Caso Galileo" (1 de 2)



Aunque sobre lo de pedir perdón he hablado en la entrada anterior, debemos recordar que la Iglesia ya pidió perdón por cómo actuó entonces, en lo concerniente al famoso caso Galileo. Y sin embargo, se trata también de un caso en el que se pide perdón por algo que no se ha producido, puesto que la Iglesia tenía razón, en el aspecto científico, cuando acusó a Galileo: éste quería presentar su trabajo como una tesis demostrada, siendo así que sólo era una hipótesis de trabajo. Y no deja de ser curioso, por otra parte, el hecho de que Galileo tenía razón en el aspecto teológico, pues efectivamente, tal como señaló Galileo, la Biblia no nos dice cómo es el cielo sino qué se debe hacer para llegar a él.

Galileo presentó como si se tratase de una teoría -demostrada- lo que, con los datos de que disponía en aquel momento, esa idea de que es la Tierra la que gira alrededor del Sol y no el Sol el que gira alrededor de la Tierra, sólo podía ser presentada como una hipótesis. No fue el caso. Es cierto que dicha hipótesis se confirmó, pero no en ese momento, cuando fue enunciada, sino posteriormente, cuando se dispuso de los aparatos adecuados. Ese fue el error de Galileo, quien erró en lo científico, en lo cual la Iglesia tenía razón; y, en cambio, acertó en lo teológico, en lo cual la Iglesia se equivocaba. 

A día de hoy nos encontramos con un caso análogo, en cierto sentido, al que, por analogía, podríamos llamar el caso Francisco; con la agravante de que ahora Francisco (que no la Iglesia) se equivoca tanto en lo teológico como en lo científico, porque estos errores (puestos de manifiesto en la eco-encíclica Laudatus Si) no se pueden atribuir a la Iglesia, Santa e Inmaculada, sino al papa Francisco, en la mezcla explosiva que hace para confusión de gente sin formación que son la mayoría.

A día de hoy son muchísimos de los que se dicen católicos que son incapaces de pensar por cuenta propia y practican, más o menos conscientemente, lo que podríamos denominar papolatría: "si lo ha dicho el Papa es que es así": ¡Craso error! Las cosas son así siempre que sea verdad lo que se afirma de ellas, no importando quién lo diga. Si el mismísimo Diablo se nos apareciera, diciendo que la suma de dos y dos son cuatro, habría que darle la razón, porque estaría diciendo la verdad (si es que eso fuera posible). Y si quien se nos apareciera fuese el propio Einstein diciéndonos que dos y dos son cinco, habría que contestarle que estaba equivocado, que durmiera mejor y que estuviese tranquilo y relajado antes de responder. 


Es así de sencillo: Lo que es verdad es verdad y lo que es mentira es mentira. Sin esta base de sentido común es imposible dar un paso en nuestro avance hacia el conocimiento de la realidad de las cosas; es imposible el verdadero Progreso, así como es imposible también el conocimiento de Dios ... pues si lo natural no funciona como debe, entonces Dios no actúa: Lo sobrenatural - decía Santo Tomás de Aquino- supone lo natural y lo perfecciona.


La Iglesia, en tiempos de Galileo, al oponerse a los científicos, (a Galileo en concreto) tenía razón, porque éstos querían dar como teoría científica lo que era sólo una hipótesis. En el nuevo caso Galileo, al que hemos denominado caso Franciscoel papa Francisco da la razón a científicos de pacotilla o "pseudocientíficos", movidos por intereses políticos y se inclina ante ellos, como si verdaderamente fuese real aquello que no son sino elucubraciones, cayendo -ahora sí- en un grave error (en este caso, aplaudido por el mundo. No así en tiempos de Galileo). 


Pero fijémonos: no es la Iglesia, sino el Papa Francisco, quien debería pedir perdón por actuar así: la Historia se encargará de poner las cosas en su sitio, como ha hecho en el caso Galileo, si bien es cierto que, dada la mentira histórica a la que estamos sometidos, son muchos lo que aún no se han enterado de la verdad sobre el caso Galileo: por no saber, no saben ni quién fue Galileo ni en qué siglo vivió.  


En lo que al plano científico se refiere, sería necesario que la comunidad científica actual fuese más honesta y más seria, pues -por desgracia- está politizada: de hecho, no tiene en cuenta todas las investigaciones que se han llevado a cabo sobre el tema del calentamiento global. Realiza una selección entre las investigaciones realizadas y elige sólo aquéllas que, por las razones que sean, le convienen; todas en el mismo sentido

El calentamiento global SE IMPONE como una realidad cuando lo cierto es que se trata de una mera hipótesis de trabajo, no contrastada por la experiencia, pero esto último se omite

Lo peor del caso es que el papa Francisco, no siendo ésa su misión, le dedica a este asunto toda una encíclica, LAUDATUS SI, una larga encíclica en la que concede a la hipótesis del calentamiento global una veracidad tal que para sí quisieran la existencia de Dios y la fe en Jesucristo como verdadero Dios y verdadero hombre ... dando, en la Encíclica (¡nada menos!) como algo indiscutible cuestiones que son más que discutibles, como es la "teoría del calentamiento global". Esto es realmente asombroso e increíble, pero cierto. Lo estamos viendo.

Y este hecho adquiere, además, una especial relevancia si se tiene en cuenta que existen temas que non, en absoluto, discutibles, pues afectan a la Esencia del Cristianismo, como tal ... Y mira por dónde, en este caso (¡que es intocable!)  se propone -y luego a luego, se impone- el "diálogo" [por llamarle de algún modo]: que si diálogo "ecuménico" (donde la palabra ecumenismo ha perdido su sentido inicial de Evangelización), que si diálogo "interreligioso", etc..., cuando se sabe que tales "diálogos" son inviables


Estos "diálogos" atentan contra el principio de contradicción, según el cual una cosa no puede ser y no ser, al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto: No se puede creer en Jesucristo como verdadero Dios y al mismo tiempo, negar que Jesucristo sea Dios ... ¡por poner un ejemplo! (que es lo que hacen judíos y musulmanes, de los que se dice que tienen el mismo Dios que nosotros: eso es sencillamente mentira, porque "todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre. Quien confiesa al Hijo también posee al Padre" (1 Jn 2, 23).


... A menos -eso sí- que la Iglesia dejara de ser lo que siempre ha sido, de manera que la Palabra de Dios, que es Jesucristo, pasaría a ser una palabra más; todo quedaría reducido a sólo este mundo y a la convivencia y a las relaciones humanas que ya sabemos, por la historia, adónde conducen cuando el hombre se aparta de Dios y lo rechazaEn este "nuevo y diferente contexto" el Papa (¡o a saber quién!) pasaría a ser el Papa de "todos", no sólo de los cristianos católicos, como siempre ha sido. De hecho ya hay, al menos, un libro con ese título: Francisco, el Papa de todos. [Y si alguno no lo acepta como su Papa, ¿entonces qué?]

(Continuará)