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sábado, 18 de julio de 2015

¿Pedir perdón por algo que no se ha cometido?


Me llama enormemente la atención que los Papas anteriores [y posteriores al Concilio Vaticano II] así como el actual papa Francisco, hayan dedicado y estén dedicando tanto tiempo a pedir perdón, siendo así que todo el progreso de la humanidad, en cualquier sentido que se considere, ha tenido siempre, como telón de fondo, una matriz cristiana (unas raíces cristianas de las que Europa, por cierto, se ha avergonzado y ha renunciado a ellas). Son inmensamente mayores los logros que los errores que la Iglesia, como institución humana, ha cometido a lo largo de su Historia ... 

Y por cierto: la Iglesia Católica es la única que pide perdón (más del que debiera, en mi opinión), cuando los demás, el resto del mundo, tanto si se trata de confesiones religiosas como de partidos políticos: islamistas, judíos, protestantes, anglicanos, comunistas, etc... no sólo no piden perdón por el grave daño que han hecho sino que, además, se vanaglorían de sus "hazañas" como si de obras buenas se tratase. ¡Hay una gran hipocresía en este mundillo en el que nos ha tocado vivir! Y en el que, como no podía ser menos, la ley del embudo, por todos conocida, sigue teniendo perenne actualidad: la doble vara de medir es la que se sigue utilizando, en un mundo que se dice progresista; de manera que una misma acción, se considera "mala" o "buena" según quién sea el que la realiza.



Y no es necesario que retrocedamos demasiado en el tiempo para demostrar la veracidad de lo que digo: la última y reciente noticia la tenemos en la petición de perdón del papa Francisco [en su viaje por Sudamérica] por las ofensas de la Iglesia a los indígenas durante la conquista de América

Ante los movimientos populares en Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, Francisco pidió «humildemente perdón», «no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América». 


No hubo tales crímenes, no por parte de los católicos, como lo ha demostrado muy bien Antonio Caponnetto. Siento que estas palabras hayan sido pronunciadas por el Papa, pero la verdad es la verdad, y la entidad de la verdad es superior a todo, incluyendo también al papa Francisco, por supuesto.  Los conocimientos de Historia que posee nuestro Papa, por lo que se deduce de lo que dice, son muy deficientes pues no son conformes con la realidad de los hechos. Y la Iglesia no tiene por qué pedir perdón por algo que no ha cometido. Eso es una tremenda injusticia que se comete contra aquéllos cristianos que evangelizaron América, usando para ello la mentira basada en la Leyenda Negra.

Aunque se conoce que la intervención de España en América fue grandemente provechosa para los indígenas, en todos los sentidos (a excepción de algunas tropelías que algunos marineros cometieron y que fueron castigadas luego por los Reyes Católicos), sin embargo se ha fraguado una leyenda que, como corresponde a las leyendas, es completamente falsa, la llamada Leyenda Negra. 


Se ha demostrado por activa y por pasiva la falsedad de la misma, pero parece ser que aquí la verdad de los hechos es lo de menos. Por razones difíciles de entender se ha extendido dicha leyenda y ya prácticamente todo el mundo piensa que fue eso lo que sucedió. Es ésta una realidad que estamos viviendo ahora mismo, con la Ley de Mentira Histórica. Y tanto Stalin como Hitler supieron aplicar muy bien esta idea, pues aunque estaban locos y eran unos asesinos en masa, no eran tontos. Ésta era la máxima de Stalin: Miente fuertemente que cuanto más grande sea la mentira más se la creerá la gente. O dicho de otro modo, aún más claro, por Hitler: Una mentira repetida cien veces se transforma en una verdad. 


Ni fueron los primeros ni tampoco los últimos en aplicar esas máximas. Los políticos (los malos políticos que, por desgracia, son también mayoría) saben esto muy bien. Conocen perfectamente que la mentira, cuando se extiende, a base de repeticiones, una generación tras otra ... adquiere visos de verdad. Una gran mayoría acaba creyendo en verdad que las cosas sucedieron tal y como se las cuentan. De esas mentiras tendrán que dar cuenta ante Dios, aun cuando no crean en Él.


El mismo papa Francisco, según se deduce de sus palabras, ha caído en la misma mentira que miles y miles de personas. Sobre la leyenda negra hay una entrada en este blog de un artículo de Eduardo García Serrano, que es bastante instructivo. 


Deberíamos de tener las ideas más claras, aunque somos un poco bastante "esclavos" de los mass media y del Estado de turno. Para que nos enteremos y para que no se nos olvide: el proyecto y la idea de partida de los Reyes Católicos fue la Evangelización de América; y no, contra lo que algunos piensan, el enriquecimiento personal o la explotación de los indígenas [de hecho quienes así procedieron tuvieron que rendir cuentas por ello ante los Reyes Católicos; y fueron castigados].


Además, el genocidio de los indios, atribuido a los católicos, está en las antípodas de la verdad histórica tal y como fue:  La leyenda negra, referente a los hechos de los primeros españoles que descubrieron el continente americano,  siendo, como es, falsa de toda falsedad, al mantenerse, maliciosamente, a lo largo del tiempo, ha hecho mella en mucha gente (papa Francisco incluído), que han acabado, todos ellos, creyéndosela como si fuera verdad.

Hay muchos testimonios y documentos históricos que acreditan la falsedad de esta leyenda, pero no se quiere que salgan a la luz. Interesa que la gente siga "creyendo" en la famosa leyenda negra que habla de lo malos que fueron los españoles que conquistaron América. Por ejemplo, se puede pinchar aquí. Desconozco cuáles son las razones de estas mentiras. 
Sinceramente, se me escapan ... aunque intuyo que la lucha no es tanto contra los españoles (¡que lo es!) cuanto contra los católicos. 


... Y, sin embargo, pese a todas las calumnias que contra la Iglesia han habido -y siguen habiendo-, calumnias de todo tipo, es preciso que nos atengamos a la Palabra de Dios, pues ésta nunca engaña. Y según esta Palabra, la IglesiaCuerpo Místico de Cristo, es "santa e inmaculada, resplandeciente, sin mancha ni arruga o cosa semejante" (Ef 5, 27). La Iglesia ni ofendió nunca a nadie, ni podría hacerlo, aunque quisiera: esto sería imposible, pues estamos hablando, nada más y nada menos, que del mismo Jesucristo viviente en la Tierra, que es todo Amor y que se manifiesta cada día en sus santos, los auténticos y genuinos miembros de la Iglesia, nuestros hermanos en la fe, a quienes debemos de conocer e imitar.


No obstante lo cual, hay que decir que en toda leyenda suele haber algo de verdad, por aquello de que "cuando el río suena, agua lleva";  aunque los enemigos de la Iglesia retuercen esa verdad, identificando la parte con el todo y confundiendo a mucha gente. 

Ciertamente ha habido errores: la Iglesia, en cuanto Institución Divina, no puede errar pero, formada por hombres como está, sí es posible que algunos de sus miembros no hayan actuado conforme a las Palabras del Maestro. De manera que los errores que, a lo largo de la Historia de la Iglesia, se hayan podido cometer (y que, de hecho, se han cometido) no se encuentran en la propia Iglesia que, como tal, ya sabemos que es Santa e Inmaculada, sino en aquellos miembros de la misma que, llamándose cristianos, no actuaban -o no actúan- conforme a la fe de la Iglesia, sino conforme al sentir del mundo, que es enemigo de Dios.


La conclusión es evidente: En aquellos casos -mínimos, por otra parte- en que, efectivamente, se cometieron errores atribuíbles a la Iglesia, ésta tendría que pedir perdón por no haber actuado como tal Iglesia, por no haber vivido en conformidad con la Doctrina católica enseñada por Jesucristo ... en algunos de sus miembros, llamados falsamente "cristianos" ... Si la Iglesia pide perdón debería de hacerlo por no haber sido más exigente con aquellos que, representándola, no han estado a la altura de lo que se pedía de ellos ... y han actuado mundanamente.

Ahora bien y esto debería de quedar muy claro: la Iglesia nunca puede ni debe pedir perdón por ser lo que es, por actuar conforme a las enseñanzas de Jesucristo. Eso no puede hacerlo jamás, porque "es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres" (Heb 5, 29). 


Si la Iglesia se mundaniza y adopta el sentir del mundo, entonces, ciertamente, debería de pedir perdón por no ser ella misma, por no estar cumpliendo con su Misión de evangelizar a las gentes ... y ésto, por desgracia, es lo que está ocurriendo hoy en esta nuestra querida Iglesia, que se está impregnando, con énfasis creciente, de las corrientes modernistas del mundo, cada vez más en boga, olvidando la recomendación explícita del papa san Pío X de que "el modernismo es la suma de todas las herejías" . Sí, de esto sí que tendría que pedir perdón la Iglesia, la Esposa de Cristo, por no ser fiel a su Esposo.


En tanto en cuanto el modernismo, adoptando aires de credibilidad, vaya invadiendo a la Iglesia ... en esa misma medida, la Iglesia dejaría de estar actuando como tal Iglesia y estaría engañando a sus fieles ... Eso sí que es motivo para pedir perdón ... ¡pero no al mundo, sino a los propios cristianos, a quienes se les ha estado escamoteando el Mensaje de Jesucristo! Si la Iglesia llegara a darse cuenta de ésto, pienso que ese podría ser el comienzo de una posible regeneración y recuperación de la auténtica Iglesia de Cristo, pues ésta dejaría de regirse por criterios mundanos y volvería a sus orígenes. 


La Iglesia no tiene que hacerse al mundo, sino que es el mundo el que tiene que cambiar su pensamiento. Sólo así el Progreso, del que tanto se habla, sería un verdadero progreso, en todos los sentidos. Si la Iglesia cumple, de verdad, su misión, entonces Jesucristo ocuparía el centro de todas las predicaciones y el centro de la vida de todos los hombres, que de eso se trata.