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martes, 6 de mayo de 2014

La vía de los hechos: En la pastoral cristiana el dogma es necesario; ambos son inseparables (3 de 17)

NOTA: El índice de las 17 entradas sobre "La vía de los hechos" se ha introducido cuatro años después. Puede accederse a él, directamente, pinchando aquí.


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Se me podrá objetar en qué me apoyo para afirmar que se está produciendo una escisión entre teoría y praxis en el seno de la Iglesia católica. No tendría por qué haberla. Nunca la ha habido. La teoría hace referencia al Dogma y la praxis a la Pastoral. Una buena pastoral siempre tiene en cuenta el Dogma. Son inseparables. ¿Cómo voy a seguir a Jesucristo y vivir conforme a sus palabras, si desconozco estas palabras, que me han sido transmitidas a través del Magisterio de la Iglesia desde que ésta fue fundada por Jesucristo? Todo intento de pastoral sin considerar el dogma, está condenado al más rotundo fracaso.  

Dice Jesús: "Cuando me vaya y os haya preparado un lugar, de nuevo vendré y os llevaré conmigo, para que donde Yo estoy, estéis también vosotros" (Jn 14, 3). El Amor de Dios, manifestado en Jesucristo, aspira a ser un amor de intimidad con cada uno. Nos quiere junto a Él. Pero nosotros no podríamos amarlo si Él no nos hubiera amado primero (1 Jn 4,19) ¿Cómo se nos podía pasar por la imaginación que Dios nos quería ... y, además, de ese modo ... hasta dar su vida por nosotros, por cada uno de una manera exclusiva y única? Completamente imposible, si Dios mismo no se nos hubiera dado a conocer ... y de la manera en que lo hizo: haciéndose Él mismo hombre, haciéndose uno de nosotros, para que nosotros, a su vez, pudiéramos amarle y responder a sus requiebros amorosos: tal es nuestra naturaleza, que necesita de los sentidos ... para conocer y para amar.


Cuando Jesús dijo a sus discípulos"Vosotros sois mis amigos" (Jn 15,14), ellos lo estaban viendo con sus propios ojos; además, habían comido y bebido con Él, lo habían tocado, lo habían besado y abrazado ... habían besado y abrazado a Dios, porque si bien es verdad que "Dios mora en una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni tampoco puede ver" (1 Tim 6,16) y que, según San Juan "a Dios nadie lo ha visto jamás" (Jn 1, 18 a) hay que tener en cuenta que el mismo discípulo amado añade a continuación: "Dios Unigénito, que está en el seno del Padre,  Él mismo es quien lo ha dado a conocer" (Jn 1,18 b). Sólo podemos conocer y amar a Dios en Jesucristo. "Felipe -dijo Jesús- el que me ve a Mí ve al Padre". Y en otra ocasión: "Yo y el Padre somos uno" (Jn 10,30). Lo que ocurre es que no nos lo acabamos de creer


En la pastoral lo que se pretende es conseguir que un mayor número de personas conozcan y amen a Jesús. Ese es el objetivo y el sentido de una buena praxis. Pero no hay que inventar caminos nuevos, porque el único camino que existe ya está inventado. "Para ir a donde Yo voy, conocéis el camino" (Jn 14,4). "Tomás le dijo: 'Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos conocer el camino?'. Y Jesús le respondió"Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por Mí(Jn 14, 5-6). Es imposible hablar más claro. Se trata de tener sus mismos sentimientos, de pensar como Él, de actuar como Él, de hacer nuestra su Vida, conscientes de que no hay otro modo de llegar a Dios, si no es "por Cristo, con Cristo y en Cristo". "Todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre" (1 Jn 2,23a). En cambio, "quien confiesa al Hijo también posee al Padre" (1 Jn 2,23b)




Y para que no nos desviemos del Camino nos ha dejado a sus pastores: los sacerdotes, obispos y cardenales fieles al Magisterio de la Iglesia y a la Tradición multisecular, mediante el encargo de conservar y transmitir fielmente el depósito recibido, como escribía San Pablo a Timoteo: "Guarda el depósito" (1 Tim 6,20). " Manteneos firmes y guardad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de palabra o por carta" (2 Tes 2,15). "Aunque  nosotros o un ángel del cielo os anunciase un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema!" (Gal 1,8). 


Los cristianos conocen poco su fe. Ciertamente el conocimiento de la fe no es suficiente, pues como dice el apóstol Santiago "la fe sin obras está muerta" (Sant 2,26). Pero también es cierto que "sin fe es imposible agradar a Dios, pues es necesario que quien se acerca a Dios crea que existe y que es remunerador de los que le buscan" (Heb 11,6)


En la pastoral cristiana el dogma es necesario. ¿Cómo se puede amar a aquel a quien no se conoce? ¿Qué idea puede tener un cristiano de Dios si no conoce las verdades fundamentales de su fe que son las que darán sentido a su vida, pues en ellas está contenido todo lo que se refiere a Jesucristo, nuestro Amigo y nuestro único bien? "La justicia viene de la fe(Rom 10, 5) y "el justo vive de la fe" (Rom 1,17). "Si confiesas con tu boca -dice San Pablo- que 'Jesús es el Señor', y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás(Rom 10,9). 


"Todo el que invoque el nombre del Señor se salvará" (Rom 10,13) Pero, sigue diciendo San Pablo: "¿Cómo invocarán a Aquél en quien no han creído? Y ¿cómo creerán en Aquél a quien no han oído? ¿Y cómo oirán si nadie les predica? ¿Y cómo predicarán si no son enviados?, según está escrito: "¡Qué hermosos son los pies de los que anuncian el bien!" (Rom 10, 14-15). Por eso es tan importante la familia cristiana, en donde los hijos sean educados en la fe. Hoy hay una gran crisis de vocaciones sacerdotales, pero Dios sigue llamando y tomando la iniciativa, como siempre: "He aquí que estoy a la puerta y llamo. Si alguno escucha mi voz y abre la puerta, Yo entraré a él y cenaré con él y él cenará conmigo" (Ap 3,20): Él nunca deja de llamar. Nos llama porque está enamorado de nosotros (¡de cada uno!) y quiere que seamos felices, lo que sólo será posible si nosotros también lo amamos y somos sus amigos íntimos. 


Pero su voz no se oye. Hay demasiado ruido (sobre todo interior). Dios sigue llamando  Su llamada es siempre actual. Pero, ¿quién nos habla hoy de Él? ... no del Jesús inventado por los hombres, sino de Aquel que sigue viviendo hoy entre nosotros, con su presencia real en la Eucaristía, entre otras cosas, y nosotros ni nos enteramos ... Vivimos como si no pasara nada. Y, sin embargo, lo que ocurre es muy grave, pues los cristianos no conocen al Señor, cuyas palabras se ocultan o se tergiversan, en el mejor de los casos, por muchos malos pastores. 


[Gracias a Dios siguen habiendo también buenos pastores, pero cada vez en menor número, máxime teniendo en cuenta la disminución tan grande que se viene produciendo en el número de sacerdotes desde los años sesenta] 

Y si no se conoce al Señor y, en consecuencia, no se le ama, ¿qué sentido tiene la vida? Ha llegado ya la "hora de despertar del sueño"  (Rom 13,11) y de jugarnos la vida por nuestro Maestro, si fuera preciso, pues el Diablo no duerme y "ronda como león rugiente buscando a quien devorar" (1 Pet 5,8). Y para colmo de males los enemigos de Jesucristo están infiltrados en el seno de la misma Iglesia, y hablan, pero (como malos pastores que son) hablan para mayor confusión y desgracia de los católicos que ya no oyen en ellos la voz del buen Pastor ... y no pueden, por lo tanto, seguirlo.


(Continuará)