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sábado, 26 de abril de 2014

Casarse con un divorciado [José Martí]


La noticia ha corrido por los cinco continentes. Se trata de una "supuesta" llamada telefónica que hizo el Papa Francisco el lunes, 21 de abril de 2014, a Jacqueline Lisbona, una mujer de 47 años que vive en San Lorenzo, 300 km al norte de Buenos Aires, como respuesta a un e-mail que ésta le dirigió en septiembre del pasado año. En dicho e-mail, ella le contaba al Papa su situación: que era soltera, que se casó por lo civil, hace 19 años, con Julio Sabetta, un hombre divorciado por lo civil y por la Iglesia y con quien había tenido dos hijas. Y que dejó de ir a la Iglesia hace 10 años porque cuando se confesó con un cura éste le dijo que no podía recibir la comunión. Según sus propias palabras: "Ese cura lo supo (que estaba casada con un divorciado) porque me fui a confesar. Si no, no se hubiera enterado y no habría pasado nada", señaló ."A lo mejor muchas personas comulgan sin confesarse porque no sienten que vivan en pecado", indicó la mujer. Por lo que parece el Papa le dijo que fuera a confesarse a otra parroquia con otro sacerdote y que volviera a la Iglesia ... (puede escucharse en el audio, más abajo). Pues bien:

¡Esto no ha sido desmentido ni confirmado por el Vaticano, de una manera explícita que no dé lugar a dudas! Y si no, leamos el siguiente comunicado que efectuó en la mañana del 23 de abril de este año el director de la oficina de Prensa de la Santa Sede, P. Federico Lombardi .


''En el ámbito de las relaciones personales pastorales del Papa Francisco ha habido diversas llamadas de teléfonoComo no se trata absolutamente de la actividad pública del Papa no hay que esperar informaciones o comentarios por parte de la Oficina de Prensa. Las noticias difundidas sobre esa materia -ya que están fuera del ámbito propio de las relaciones personales- y su amplificación mediática no tienen, por lo tanto, confirmación alguna de fiabilidad y son fuente de malentendidos y confusión.
Por lo tanto hay que evitar deducir de esta circunstancia consecuencias relativas a la enseñanza de la Iglesia''. 


Todo eso está muy bien, pero no niega que el Papa haya dicho lo que se supone que ha dicho, por aquello de que se trata de actividades pastorales de tipo personal y no de la actividad pública del Papa... Bueno, vamos a ver: si quien ha hablado con Jacqueline Lisbona no era el Papa Francisco sino otra persona que se ha hecho pasar por él, es muy fácil desmentirlo. Y problema resuelto. Luego, si no hay tal desmentido es que es, efectivamente, el Papa el que ha hablado por teléfono (lo que, por otra parte, es ya algo habitual en él). ¡Y entonces lo que ha dicho lo ha dicho!... Bueno, siempre cabría la duda de pensar que la mujer ha interpretado mal las palabras del Papa y que éste no quería decir realmente lo que ella ha dicho que él dijo. Pero de ser así, también es muy fácil desmentirlo por el Vaticano. Y eso no ha sucedido. Luego debemos suponer que sí lo ha dicho ... en cuyo caso, la situación sería aún más grave, pues entonces indicaría que el Papa apoya que se pueda comulgar en estado de pecado mortal... ¡lo que es muy fuerte y difícil de asimilar! Yo no pienso que sea ese el caso, pero lo parece. Y la gente se queda con lo que parece. Ahí están los hechos mediáticos para demostrarlo. Conclusión: La confusión está sembrada.

Una confusión de la que sería fácil salir mediante un comunicado claro por parte del Vaticano y del propio Papa. Pero eso no ha ocurrido. No ha habido tal desmentido de modo tajante en el comunicado del padre Lombardi. Su respuesta viene a ser como un salirse por la tangente para que cada cual saque las conclusiones que quiera. Dice que "no se trata de la actividad pública del Papa". Seamos claros: el Papa es lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de que esa conversación telefónica "personal" iba a tener grandes repercusiones mediáticas a nivel mundial, como así ha ocurrido. De modo que, en ese sentido (y no veo otro) su actividad siempre es pública ... así que no entiendo nada.


Todo lo que dice el Papa va a ser examinado con lupa y él lo sabe muy bien.  El Papa se debe a su Iglesia y su misión, entre otras, (y esto no es ninguna opinión personal) es la de guiar a SU rebaño por el buen camino, y dar ideas claras a sus fieles (a los fieles católicos, no al mundo). En cambio, su proceder (en este caso, como en tantos otros) está produciendo mucha confusión entres sus verdaderos fieles, a los que tiene la obligación de iluminar. Las palabras de Jesús son de una claridad meridiana: "¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!" (Lc 6,26). "Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no sois del mundo, sino que Yo os escogí del mundo, por eso el mundo os odia" (Jn 15,19). Ésta es la condición normal de un cristiano, como lo fue la de Jesús: el odio del mundo (y no es eso lo que ahora está ocurriendo)


Esto me hace pensar que sería bueno (¡y necesario!) que el Papa se replanteara su "estilo pastoral", porque lo que aquí está en juego es la salvación eterna de una persona, al menos (¡que serán muchos más!); se me podrá objetar que soy más papista que el Papa y, tal vez, con toda la razón del mundo. Pero tengo que tomar una decisión; y dado que no se ha desmentido, de manera oficial y rotundamente, lo que el Papa ha dicho a esta señora, a saber, que puede volver a comulgar (lo que aparece en el audio desde el minuto 3:40 al minuto 4:00); dado también que el Papa, en estas situaciones, no es infalible (ver el artículo anterior de este blog) ... yo me quedo con la postura oficial de la Iglesia, que es muy clara: no se puede comulgar si uno se encuentra en situación de pecado mortal, objetivamente hablando


Conviene recordar, o aprender, si no se sabe, que la fidelidad de un cristiano no es a un Papa concreto, sino al papado, instituido como tal por Jesucristo;  y también a los dogmas que se han ido definiendo a lo largo de la historia de la Iglesia, verdades que son inalterables por voluntad de su mismo fundador: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del Reino de los Cielos; y todo lo que ates sobre la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desates sobre la tierra quedará desatado en los cielos" (Mt 16, 18-19)


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Recordemos que la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de Obispos, convocada por el papa Francisco bajo el lema "Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización", se desarrollará en la Ciudad del Vaticano entre el 5 y el 19 de octubre de 2014. Se la conoce popularmente como el Sínodo extraordinario de Obispos sobre la familia

Como preparación para ese encuentro, el papa argentino envió un cuestionario de 38 preguntas a todos los episcopados del mundo con una serie de preguntas referidas a las situaciones actuales que viven las familias; entre ellas, cómo trata la iglesia a los divorciados que concurren a las iglesias. Sobre esto he hablado ya en este mismo blog

En febrero, en un consistorio extraordinario sobre familia que se realizó en la Santa Sede, el papa Francisco ya adelantó su posición al respecto, al elogiar públicamente una propuesta del cardenal alemán Walter Kasper, quien propone permitir la comunión a los divorciados si las parejas cumplen determinados requisitos. También he tocado este tema en el blog.


En cualquier caso, salga lo que salga del Sínodo nunca podrá contradecir la enseñanza de la Iglesia de siempre, y ésta es muy clara: "Todo el que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada de su marido, adultera" (Lc 16,18). Si por un casual eso ocurriera, y Dios lo permitiera, debe quedar claro para todo fiel católico que el dogma no se puede alterar, ni siquiera por el Papa. No es la Iglesia la que debe acomodarse al mundo, sino que es el mundo quien debe cambiar su mentalidad, si quiere progresar de un modo efectivo; un progreso que tendrá lugar en la medida en que la gente conozca a Jesucristo como a su Dios y a su amigo que es (ambas cosas) y no olvide que el mensaje de Jesucristo es siempre actual: "Jesucristo es el mismo ayer y hoy y lo será siempre" (Heb 13,8)



José Martí