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martes, 12 de noviembre de 2013

Encuesta universal (2)

Lo dicho en el post anterior se refiere al contenido de la encuesta. Pero es que el mero hecho de la encuesta, en sí mismo, no me cabe en la cabeza. La Iglesia tiene una constitución Jerárquica y no democrática; y esto es de institución divina. Jesucristo es Rey del Universo "Yo soy Rey. Para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad; todo el que es de la verdad escucha mi voz" (Jn 18,17) y dio el primado a Pedro"Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas" (Jn 21,17), primado que antes le había prometido:  "Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del Reino de los Cielos; y todo lo que ates sobre la Tierra quedará atado en los Cielos; y todo lo que desates sobre la Tierra quedará desatado en los Cielos" (Mt 16, 18-19).



Siendo esto así, como lo es, ¿qué sentido tiene para la Iglesia conocer lo que piensa el mundo? Esto se debe, en buena parte,  a la influencia de las filosofías modernas, según las cuales la Iglesia tiene que acomodarse al mundo para no quedarse obsoleta. Es algo que ya se veía venir cuando se hablaba, en el Concilio Vaticano II, del aggiornamiento o puesta al día de la Iglesia, para abrirse a las nuevas corrientes de pensamiento. Maritain hablaba, en su libro El campesino del Garona, de "arrodillamiento ante el mundo" por parte de la Iglesia. Esto es un grave error, pues no es la Iglesia la que se debe adaptar al mundo, sino al revés: son los hombres los que tienen que acomodarse al Evangelio. ¿O es que valen más las "verdades" de los hombres que las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo?  "Yo soy la luz del mundo-decía Jesús-. El que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8,12). Estas palabras de Jesucristo son palabras de Dios pues "Yo y el Padre somos uno" (Jn 10,30) y "todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre" pero "quien confiesa al Hijo también posee al Padre" (1 Jn 2, 23). "Todo el que se extralimita y no permanece en la doctrina de Cristo no tiene a Dios" (2 Jn, 9). Dios nos lo ha dicho todo en su Hijo, en Jesucristo. Y es su Palabra la que tenemos que escuchar y la única que nos puede dar la vida: "Mis palabras son Espíritu y Vida" (Jn 6,63). En cambio, "vino la luz al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas" (Jn 3,19).

  
Si esto es así, ¿a cuento de qué viene el preparar un cuestionario para todo el mundo mundial sobre temas que no le competen? Porque un católico que "piense" según el mundo, es del mundo y no es católico. En la Biblia viene claramente recogida esta idea, tanto en el Antiguo Testamento: "Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos- oráculo del Señor" (Is 55,8), como, sobre todo, en el Nuevo Testamento, y de una manera tajante: "¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemiga de Dios? Por tanto, quien desee hacerse amigo del mundo se convierte en enemigo de Dios" (Sant 4,4). Son éstas palabras muy fuertes...¡y verdaderas! El Evangelio es incompatible con el mundo. Decía el Señor, en la oración sacerdotal dirigida a su Padre, hablándole de sus discípulos: "Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como Yo no soy del mundo(Jn 17, 14). Por eso les decía Jesús a sus discípulos: "Si el mundo os odia, sabe que me ha odiado a Mí antes que a vosotros. Si fueseis del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no sois del mundo, sino que Yo os escogí del mundo, por eso el mundo os odia" (Jn 15,18-19).



De modo que el cristiano tiene que contar con el odio del mundo como una condición esencial a su ser propio de cristiano, hasta el punto de que si no fuera así sería mala señal:"¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!" (Lc 6,26). Y advierte: "Ellos son del mundo: por eso hablan cosas mundanas, y el mundo los escucha" (1 Jn 4,5). El apóstol, los pastores tienen la obligación de predicar la Palabra con integridad y de no callar nada, aunque eso conlleve el odio y la persecución. De no hacerlo así, según dice Jesús, no estarían cumpliendo con la misión que de Él han recibido. Y de ello tendrán que dar cuenta ante Dios.


Debemos de tener las ideas bien claras y no llamarnos a engaño. Escuchemos lo que nos dice san Pablo: "todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús sufrirán persecución" (2 Tim 2,12). Esto es una realidad que podemos ver hoy con toda claridad, si no nos tapamos los ojos: el mundo se ha vuelto de espaldas a Dios; no sólo eso sino que odia a Dios abiertamente y se atreve a blasfemar y a mofarse de Él, no consintiendo que nadie viva conforme a las enseñanzas del Señor. 

San Juan se expresa con palabras tan clarividentes a este respecto, que no dejan lugar a dudas, con respecto a la relación del cristiano con el mundo"No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él". Y, a continuación explica el porqué de esa afirmación: "Porque todo lo que hay el mundo, la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida, no proceden del Padre, sino del mundo" (1 Jn 2, 15-16). Por eso, "no os extrañe si el mundo os aborrece" (1 Jn 3,13). 

(continuará)