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sábado, 26 de octubre de 2013

Acerca de la Iglesia Católica y su historia (7)


El gran Cisma de Occidente (1378 a 1417), cuya raíz se encuentra en Aviñón. En la historia de la Iglesia Católica, el llamado Papado de Aviñón fue el periodo comprendido entre 1309 y 1377, durante el cual siete Papas residieron en Aviñón. 

[La ciudad de Aviñón eran un enclave del condado Venaissin. Durante el siglo XIII, el condado perteneció a Alfonso, conde de Poitiers quien lo donó en herencia a la Santa Sede tras su muerte en 1274, convirtiéndose en un Territorio papal. Aviñón fue vendida al Papado por la condesa Jeanne de Provenza en 1348, con lo cual los dos condados se unieron para formar un enclave papal unificado.  (El condado Venaissin se conoce en la actualidad como condado de Venasque, anexionado a Francia en 1791, aunque no fue reconocida tal adhesión por el Papado hasta el año 1814)]

Estos fueron los siete Papas de Aviñon:

- Clemente V (5 junio 1305- 20 abril 1314)
- Juan XXII (7 agosto 1316-4 diciembre 1334)
- Benedicto XII (20 diciembre 1334-25 abril 1342)
- Clemente VI (7 mayo 1342- 6 diciembre 1352)
- Inocencio VI (18 diciembre 1352 - 12 septiembre 1362)
- Urbano V, beato ( 28 septiembre 1362 - 19 diciembre 1370)
- Gregorio XI (30 diciembre 1370 - 27 marzo 1378).



Ya en Roma fue proclamado como Papa legítimo Urbano VI (8 abril 1378 - 15 octubre 1389). Sin embargo, como los cardenales franceses estaban descontentos con el Papa (por motivos egoístas, la mayoría de ellos), aunque éste había  sido reconocido por ellos mismos durante más de tres meses, declararon nula su elección y en el mismo desdichado año de 1378 nombraron antipapa a Clemente VII (1378-1394), emparentado con la casa real francesa. Nombró nuevos cardenales y algunos cardenales más se separaron de Roma y se pusieron a su lado, surgiendo así la nueva curia de Aviñón. 

A su muerte ambos Papas tuvieron sucesoresLa cristiandad se dividió en dos obediencias papales, prácticamente iguales, una de Roma y otra de Aviñón. La confusión fue indescriptible y hubo no pocas dudas de conciencia, porque al final apenas nadie sabía quién era el Papa legítimo. La Iglesia parecía que iba a partirse en dos. Jamás había tenido que soportar tan pesada carga, pues la unidad es la vida de la Iglesia.

Urbano VI le sucedió Bonifacio IX (2 noviembre 1389- 1 octubre 1404), aunque los franceses ya había elegido como sucesor de Clemente VII a Benedicto XIII (el llamado papa Luna (1394-1417). Después de Bonifacio IX vinieron Inocencio VII (17 octubre 1404 - 6 noviembre 1406) y Gregorio XII (30 noviembre 1406-4 julio 1415). 

Cuando la situación se hizo insoportable y la obstinación de los dos papas era cada vez mayor (especialmente con Benedicto XIII), se reunieron los dos partidos de los cardenales y decretaron un Concilio General en Pisa (1409). En este concilio deponen como cismáticos y herejes a los dos papas reinantes, Gregorio XII y Benedicto XIII, y eligen a un nuevo papa: Alejandro V (26 junio 1409-3 mayo 1410). 

Si nos detenemos un momento a pensar, nos daremos cuenta de la monstruosidad que supone este hecho: un concilio que depone al papa y al antipapa y que elige un tercer papa. Pues bien: ninguno de los papas cedió, y en vez de dos papas hubo tres (residentes en Roma, Aviñon y Bolonia). 

Muerto el papa Alejandro V, por recomendación de Luis II, los cardenales eligieron a Baldassare Cossa, que tomó el nombre de Juan XXIII: obligado por las circunstancias políticas, Juan XXIII entabló negociaciones con Segismundo, rey de Alemania quien logró arrancar al papa el consentimiento para un concilio general en la ciudad de Constanza. A Segismundo corresponde el mérito de que la Iglesia recuperase la unidad

El Concilio de Constanza (1414-1418) depuso a Juan XXIII (de la serie de Pisa) y a Benedicto XIII (de Aviñón). Gregorio XII (de Roma) se retiró voluntariamente, después de que el concilio accediese a ser convocado nuevamente en su nombre. Tenía ya noventa años. Abdicó y vivió dos años más como cardenal-obispo de Porto. Murió el 18 de octubre de 1417. Fue elegido nuevo Papa el cardenal Otón Colonna, que tomó el nombre de Martín V (1417-1431)

Por cierto, pese a haber sido depuesto, Benedicto XIII se empeño en seguir siendo papa. La deposición de Benedicto XIII como culpable de perjurio (al haber incumplido la promesa de abdicar), de cisma y de herejía contra la Unam Sanctam tuvo lugar el 26 de julio de 1417. 

Benedicto XIII mantuvo su condición de papa, sin ser molestado, en la pequeña villa de Peñíscola, rodeado por un minúsculo grupo de fieles seguidores hasta su muerte en 1423, cuando contaba 95 años de edad. Tres cardenales le sobrevivieron y eligieron entonces a Gil Sánchez Muñoz, arcipreste de Teruel, que tomó el nombre de Clemente VIII. Éste abdicó en una solemne ceremonia el 28 de julio de 1429, haciendo que los cardenales que dependían de él proclamasen también a Martín V como legítimo Papa. Gil Sánchez murió  en 1446, siendo obispo de Mallorca.
(Continuará)