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jueves, 24 de noviembre de 2011

EL SOCIALISMO O LA NUEVA "RELIGIÓN" (II)

¿Qué entiende el señor Zapatero por libertad?
La expresión, por él pronunciada: "La libertad os hará verdaderos" parece indicar que, según él, sólo hay una verdad; y que esta verdad es la libertad. El que es libre ése es el que se hace verdadero.

 ¿Libre? ¿Libre en qué sentido? ¿Libre para qué? ¿A qué se está refiriendo, en realidad, el señor Zapatero, si es que se refiere a algo, cuando hace uso de esa palabra tan hermosa como es la libertad? No nos lo dice de un modo expreso, pero podemos adivinar rápidamente lo que nos quiere transmitir; y, además, sin temor a equivocarnos. No tenemos más que analizar, aunque sea muy por encima, lo que ha ocurrido aquí en España, desde que él ha estado como Presidente del Gobierno. Y encontraremos la respuesta.

Puesto que sería una labor ingente el análisis riguroso, contrastado con la realidad, del enorme número de disparates, contrarios al sentido común, que han tenido lugar en estas dos legislaturas del señor Zapatero, me voy a limitar sólo a aquellos que considero más significativos, por su enorme trascendencia: las mal llamadas políticas sociales, consideradas por los socialistas como un gran progreso, como lo más importante que ha ocurrido durante su mandato.

Y por desgracia,  es verdad que ha sido lo más importante, pero no para bien, sino para hundir moralmente a la Nación española. Estos señores socialistas, con repetido cinismo, con un cinismo increíble, repiten una y otra vez, machacona e hipócritamente, que gracias a estos siete años y medio de mandato socialista, se han conseguido auténticos logros sociales, verdaderos avances en política social.

En honor a la verdad hay que reconocer su gran habilidad en este sentido. Lo primero de todo ha sido el creerse sus propias mentiras (convenciéndose a sí mismos de que son verdad). Una vez que han logrado engañarse a sí mismos (¡supuestamente!) viven en ese ambiente de mentira con toda naturalidad, hablan con tal "sinceridad" que engañan fácilmente a muchas personas; y se quedan más anchos que largos.

Porque, en efecto, todavía hay mucha gente que piensa que socialismo es sinónimo de progreso y de avance. Los hechos lo desmienten, pero ¿qué importan los hechos? En esto, como en tantísimas otras cosas, los socialistas son "fieles discípulos" de sus maestros, Lenin y Stalin, quienes aseguraban que si los hechos estaban en contra de sus teorías, peor para los hechos. Pero veamos algunos de lo que ellos consideran grandes logros sociales:

1. Se ha legalizado el aborto considerado ahora como un "derecho" de la mujer. Razonamiento: la mujer es dueña de su cuerpo y puede hacer con él lo que quiera. Ya está bien de tanta opresión y discriminación contra la mujer.

Este "razonamiento" no resiste un análisis científico acerca de aquello en lo que consiste realmente el aborto: el óvulo fecundado por el espermatozoide (o zigoto) es ya un ser humano, una persona, con toda la dotación genética que tiene cualquier ser humano adulto. 

Científicamente, no existe la menor duda de que esto es así. Se trata de un hecho verificable y fácilmente contrastable experimentalmente: un nuevo ser humano, en su primera fase de desarrollo, como embrión, ha comenzado a existir. Se trata de una vida humana diferente a la de la madre. NO es un apéndice del cuerpo de la madre. Es SU hijo que, si nadie lo impide, se irá desarrollando paulatinamente en su vientre, hasta que que su madre dé a luz.

¡Por supuesto que es dependiente de su madre! Eso ocurre también con los niños recién nacidos, con los niños pequeños en general, con personas con determinado tipo de enfermedad, con algunos ancianos que no se pueden valer por sí mismos, etc. ¡Pero ser dependiente no significa dejar de ser persona!  Nadie tiene derecho a disponer de la vida de otro ser humano y eliminarlo porque su existencia le es "molesta": en el caso del embrión humano, que anida en el vientre de su madre, su único "delito" (¿?) es el haber sido concebido, operación en la que él no ha tenido nada que ver, puesto que antes de eso no existía. Es imposible concebir una inocencia mayor que ésta. 


A mí me asombra que muchos de los que están en contra de la pena de muerte estén, en cambio, a favor del aborto. La vida es un don que se ha recibido de Dios y sólo Él, que la da, puede poner fin a esa vida, cuando y como quiera. Y, sin embargo, el hombre (el gobernante, que lo permite o incluso lo proclama como un derecho) se toma esa prerrogativa y, además, para más inri, lo hace sólo en el caso de los más débiles e indefensos, de aquellos que son completamente inocentes; respetando, por otra parte, en clarísima incoherencia, la vida de aquéllos que, éstos sí culpablemente, han asesinado a otras personas. Inaudito, pero cierto.

¿Cómo se puede proclamar el "derecho" al aborto, el "derecho" a matar impunemente a un ser humano inocente; y quedarse tan panchos? Es más, ¿cómo se puede llamar a ese "derecho" una "liberación" de la mujer? ¿Liberación? Tal vez, pensándolo "bien", (o mal) sí que lo es, pero en un sentido nefasto: la mujer "se libera" de su hijo, se "deshace" de él; por cierto, con el consejo de aquellos que debieran ayudarla a no abortar, enseñándole lo que tal acción significa, a saber, un auténtico crimen contra un ser indefenso que, además, es su propio hijo. Esto no se le dice. No se le habla de las consecuencias psicológicas graves que se van a derivar para ella, en el caso de que aborte. No se le advierte que va a ser una "desgraciada" si consiente en abortar; que tal acción no le va a reportar ningún bien. No se le comenta que va a vivir, en adelante, con la conciencia de culpabilidad por haber consentido en asesinar a su propio hijo ... Los que así la “aconsejan” son todavía más culpables que ella. Y tendrán que responder ante Dios (y también ante la justicia humana, si ésta existiera) por haber colaborado en la muerte de un ser humano inocente.

¿Cuáles son las razones ocultas de estos “consejos”? ¿Por qué proceden así? A mí sólo se me ocurre una cosa: y es que si se le dijera la verdad (pura y dura) a la mujer que, por las razones que fuere, ha decidido abortar, entonces –con bastante probabilidad- cambiaría de opinión y dejaría de abortar… ¡con lo que el negocio del aborto se iría a pique! ¡Y eso no les interesa! (intereses bastardos) ¿Qué deben hacer entonces? 

Pues lo que están haciendo: engañarla. Se le dice que, en realidad, lo que tiene en su vientre no es más que un conjunto de células que hay que extirpar, como cuando se extirpa un tumor; que, como no se ve al niño, ni siquiera en la ecografía, es que aún no existe... y así un montón de mentiras más.

Se trata, en definitiva,  de imponer la "libertad" del hombre sobre los hechos, no importa que éstos estén verificados de modo inequívoco: "Señora, usted no está matando a nadie; sólo está interrumpiendo un embarazo no deseado. Si sigue adelante, el niño que nazca será un desgraciado, porque es un niño no querido. Es mejor interrumpir el proceso y que éste no prosiga. Y quédese tranquila, que no pasa nada". 

Con "buenas" palabras se engaña a la mujer para que aborte, aprovechándose de su situación psicológica anormal. Según el señor Zapatero, y con él los socialistas convencidos, si la mujer ejerce "libremente" su "derecho" a matar a su hijo, se está haciendo verdadera. Su acción, "realizada con libertad", convierte la acción en buena (¡Qué disparate, Dios mío!).

Eso sí: debe querer abortar. Si así lo quiere, está en su derecho. Y este querer de la mujer justifica que aborte. Y debe quedarse tranquila, que lo que ha hecho está muy bien hecho, porque hay una causa que lo justifica: su libertad. Nadie le ha coaccionado a abortar. Por lo tanto, su decisión “libre” convierte en bueno el aborto. (A todo esto, y a más, es capaz de llegar el hombre cuando se aparta de Dios).

El razonamiento anterior, que parece perfecto, adolece de un error fundamental; y es que mi libertad no es causa de la verdad. Si lleváramos este razonamiento a cualquier campo de la existencia humana, ésta sería inviable. El disparate y el caos serían mayúsculos. 

Se pueden poner infinidad de ejemplos: supongamos que yo, libremente, decido robar, o pegar a alguien que me cae antipático, o insultar a cualquiera que se cruce en mi camino; incluso matar a los que me fastidian o se meten conmigo. Y, "en justicia", según el “razonamiento” anterior, habría actuado bien, porque mi acción ha sido realizada libremente. (¡Ojo!: MI libertad. ¿Y la libertad de los OTROS?) 

Por otra parte, no deja de ser bastante incoherente e ilógico, el modo de actuar de nuestro gobierno socialista, aquí en España. Si la libertad me hace verdadero, como pretende Zapatero, entonces, como se ha visto, siempre que haga uso de mi libre albedrío, sin coacciones, será verdad y será bueno lo que haga.

Pues bien: si eso es así, no entiendo a cuento de qué vienen toda esa cantidad ingente de prohibiciones, absurdas, por otra parte, la mayoría de ellas: no se puede fumar, no se puede circular a más de 110 km/h, no se pueden comer golosinas, etc... ¿Y por qué no? Si yo actúo libremente puedo hacer lo que quiera, según esta filosofía del señor Zapatero; es más: es que si no lo hiciera así, sería un mentiroso, no me haría "verdadero" (¡Qué majaderías, Dios mío!).

Y es que parece que hay un matiz que no hemos tenido en cuenta, un matiz que explicaría todas esas "aparentes" incoherencias: "esa libertad, que hace verdaderos", es solamente para unos cuantos; entre ellos, por supuesto, los políticos. Ellos, los políticos socialistas, son los que tienen que decidir, con SU libertad, lo que es bueno, bello y verdadero para el resto de los mortales.